Zac:
Nos deja pasar primero y luego acomoda la pintura a su posición original, deja escapar un suspiro ligero y se quita el abrigo negro que lleva puesto, lo deja en recargado en el respaldo de una silla, lo cual deberia ser un trabajo de una dama de compañia pero conociendo los rumores, ninguna de ellas se atreveria a acercarse a la habitación principal. Entonces por qué nos enseñaría sobre este lugar y mucho más por que nos enseñó los pasadizos secretos del palacio, que hasta ahora permanecían siendo un misterio para cualquiera ajeno a la familia Nitel. Esto me confunde y en verdad lo odio, pero cuando ella gira para vernos mejor el odio se disipa un poco, bien, puedo soportarlo un poco más.
-Esta es mi habitación, aún no han preparado las suyas por lo que pueden estar aquí si quieren, tengo que atender varios asuntos- En serio, nos está ofreciendo su habitación, no parece mentir pero aun así su proposición no es algo que una común princesa haría. Pero claro que no va a ser común, nadie en este reino lo es.
-No es necesario su majestad, además debemos de cuidarla- Se fuerza a hablar Leo, evitando ofender la cortesía de la princesa, pero ella no parece notarlo y si lo hace lo ignora.
-En mi propio hogar no creo que corra mucho peligro- Luego inclina la cabeza dudando o mas bien recordando algo, se muerde el labio mientras lo hace, luego nos mira inexpresivamente antes de hablar - si me van a seguir quiere decir que deben de ir a la cena
-si, su majestad- Respondemos lentamente, un mechon negro se desprende de su peinado y ella lo acomoda con rabia detras de su oreja, fue un cambio de actitud demasiado rapido, que se desvance de forma tan sutil a como llego, parece que algo la molesto.
-entonces pediré que ya tengan listas sus habitaciones, además tiene que vestirse de gala,la cena es importante y no pueden asistir si están bañados en escarcha- Escarchados,pero de quien fue la culpa, pienso con molestia, luego ella parece recordar algo más, sus ojos se vuelven a posar en nosotros pero ahora con una ligera angustia que lo quiera o no me afecta mas de lo esperado - es cierto, no tuvieron tiempo de empacar nada ¿verdad?
-no su majestad, tuvimos que ir tras de usted y no pudimos empacar- habla Zyan, todos empezamos a temer la reacción de la princesa y si es que sobrevivimos, empezaremos a educar a Zyan para que no diga todo lo que piensa
-lo siento no debí de hacer eso-Inclina su cabeza ligeramente como si en verdad se estuviera disculpando, pero no parece mentir y se me retuerce mi corazón, que terrible debe ser cargar con la reputación de ser mala cuando no lo eres en absoluto, seguir lo que otros quieren que seas debió de romperla en algún momento y estas son las piezas que quedan, deben de haber hecho de ella un mar de crsitales rotos- tengo una idea, ¿pueden acompañarme?
Lo dice a modo de pregunta sin ser una orden, de alguna forma es reconfortante tener la posibilidad de elegir, caminamos detrás de ella, los sirvientes se apartaban mientras la princesa nos guiaba, el miedo estaba presente en sus miradas. La princesa parecía ignorarlo muy bien pero el dolor no puede ser olvidado por completo, siempre seguirá ahí, como lo está presente en este momento en mi corazón.
Nos lleva a la plaza interna del palacio donde los nobles que se alojan en el palacio principal se diviertan sin necesidad de salir de este lugar,hay pocas personas pero cuando se corre la voz de que la princesa está aquí todo el lugar queda vacío, la única muestra que da la princesa de su dolor es que sus manos se aprietan constantemente e incluso se clavan en su piel dejando marcas con sangre que se cierran en segundos.
Llegamos a una tienda donde el aparador tenía vestidos de novia y algúno que otro traje, pero cuando entramos pudimos ver una extensa variedad de ropa, todas sin excepción eran de colores oscuros, y se parecían mucho a la ropa que vestía la princesa. Una mujer de la mediana edad salió de la parte de atrás de la tienda y se sorprendió cuando vio a la princesa
-Princesa- Grita la mujer mientras se acerca a la princesa - qué hace aquí, acaso no le quedó el vestido que envíe
-no vengo por eso Selia, necesito que me hagas un favor- nos señala con su mano abierta y la mujer llamada Selia solo nos mira- ¿puedes arreglar unos trajes?
La encargada nos mira con una mirada extraña, luego hace una mueca de aceptación, empieza a trazar líneas imaginarias en el aire y al final sonríe, es una sonrisa normal pero da miedo.
Luego, la encargada truena los dedos y varias jóvenes salen de alguna parte de la tienda, guían a la princesa aun sillón mullido donde ella se sienta , le sirven un té mientras nos miden, todos tenemos la mirada fija en la princesa por que desde esta tarde ella se volvió nuestra myor prioridad y debemos protegerla; incluso de sí misma.
Selia deja de medirnos al ver que su clienta más importante mira por momentos los vestidos de novia, nos encarga con su asistente de confianza y se acerca a nuestra “ama”, la palabra brota de mi mente de la nada, como yo podría ;la palabra es muy adecuada. “Ama”, y nosotros sus fieles sirvientes. Intento odiar la idea pero una parte enfermiza de mi lo desea, desea que ella se convierta en mi ama, por mucho que llegue a sufrir por ello
-su majestad no quiero ofenderla pero luce más delgada que de costumbre- la voz preocupada de la encargada nos pone alerta mucho más ya que está hablando de la constitución física de la princesa y ahora que la veo bien, en efecto esta mas delgada desde la última vez que la vi