La habitación en donde mis compañeros y yo vivíamos no era muy grande ni muy lujosa, pero sí que era elegante, estaba perfectamente acondicionada para nuestras necesidades, cada uno disfrutaba de su propio espacio y solo en la hora de la cena estábamos juntos.
El distanciamiento que se empezó a suscitar entre nosotros no nos sorprendió tanto como esperábamos, mientras que Zyan y yo pasábamos las noches en vela cuidando a la princesa, Leo y los demás la cuidaban de las amenazas que pudieran presentarse. Era un trabajo que por naturaleza se vuelve desgastante tanto físicamente como mentalmente.
Eso me hacía dudar si realmente quería esto, abandonar una vida para cuidar otra, los guardias de la realeza son temporales e incluso desechables, muy pocos se quedan por voluntad, la mayoría lo hace por necesidad igual que yo. Mi hermano puede regresar y luchar por el título de barón, pero no hay nada de eso para mí, no fuí el más inteligente ni el más habilidoso. Se puede ver en las miradas de mis compañeros la expectativa, siempre a la sombra de mi hermano pero nunca delante de él
Que se sentirá estar en la luz por un segundo.
Solo una vez.
El dolor está presente todo el tiempo, como una herida que nunca sana, que se pudre en mi interior e infecta todo, mi mente se contamina y muere todos los días. Cada noche y cada mañana me pregunto ¿por qué nací? Nunca hay respuesta, o eso era lo que creía.
Entre más miro más encuentro. Mi propietaria, por que en términos nobles los Nitel son los dueños de todo, es muy difícil de leer. En las mañanas, cuando los rayos del sol se deslizan por debajo de las cortinas de la habitación, la princesa se despierta de manera calmada y sumisa, hay ocasiones en las que no duerme y debemos observar pacientemente cualquier movimiento que delate su cansancio para sugerirle que descanse. Hasta el momento nunca hemos escuchado un bostezo de su parte.
Sacó la maleta de mi guardarropa que ahora se compone de prendas más finas y caras de lo que alguna vez pude llegar a tener, el sueldo que recibimos por cuidar a la princesa es superior al que los Meros recibimos al año. Podría comprar lo que quisiera con este dinero y me sobraria para gastar más, pero no tengo nada que desear; ni a nadie.
Todos los demás saben lo que quieren, ya escogieron su camino y están adentrándose en ellos, pero yo me quede varado a la espera de algo más, caigo en una espiral que me conduce al mismo lugar dejándome cada vez más solo. Las personas me subestiman y asumen que soy sumiso solo por que me muestro amable y en cierto punto adorable pero no es mi verdadera personalidad, es solo una medida de protección para evitar el rechazo, aunque al principio la utilizaba con todos después de estar al cuidado de la princesa replante si valía la pena ser así con todos.
La respuesta era no.
De todas las personas con las que pude haber encontrado simpatía fue con la princesa Eider con la que termine encontrando un poco de similitud ,ella quien es alabada y temida a su vez, es una persona calculadora y fría ; y hasta cierto punto cruel . Es imposible saber que piensa y cómo va actuar, desde que llegué a trabajar a su lado mi curiosidad aumenta, la ansiedad que me provoca no preguntarle porque me escogió a mi y solo a mi de manera personal. Cuando siento que puedo preguntarle ella solo me mira y parece saber qué es lo que quiero decir.
-¿y por que no?- fue lo que me respondió una vez que estuve cerca de decirle mi pregunta, fue tan corta la respuesta que a veces me pregunto si lo que dijo era real.
En ocasiones sueño que estoy en un salon de bailes vacío y de repente la música empieza a sonar, es triste y melancólica pero de alguna forma conmovedora, las luces se apagan y se escuchan unos pasos acercarse hasta que de las luces se vuelven a encender pero solo para alumbrar a una bailarina, esa bailarina es la princes. Sus pasos son delicados y elegantes y se mueve al ritmo de la música, pero a medida que el tiempo pasa la música se vuelve intensa y a la princesa le cuesta seguir la pieza, cae e intentó ayudarla pero un velo transparente me lo impide. Lo único que podía hacer era verla caer una y otra vez mientras bailaba.
La cancion nunca se detenia y aveces cambiaba a algo mas drastico, los vesidos que se le ponian a al princesa en esos sueños eran blancos al incio y terminaban manchados de color negro y en ocasiones escurrian sangre. Estos sueños parecian no tener fin y cuando creía que la musica iba a parar era por que la pincesa ya no podía levantarse del suelo y algo viscoso y negro se deslizaba por su cuerpo consumiendola. en ese momento despertaba asustado e iba a ver a mi hermano que estaba con la princesa solo para asegurarme de que mi pesadilla sólo era un producto de mi mente y nada de lo había pasado dentro de ella había sido real.
Solo una vez pude distinguir quienes eran los músicos que tocaban esas infernales canciones, parecía un chiste que los tres prometidos de la princesa fueran los que provocaron su caída. Cada noche se escuchaban las riñas entre estos individuos tan inusuales como incompletos, buscando piezas donde no les corresponde, su locura no tiene límites, creyendo que haciendo lo que hacen es lo suficiente para atrapar a la princesa entre sus manos y lograr así alguno de sus objetivos.
Son tres mentes muy poderosas, pero tan vacías que incluso pienso que aunque obtuvieran la corona de Tempert y se convirtieran en la persona escogida por Eider, no saciarán esa ambición que los carcome, puede que quieran más cuando alguno de ellos llegué a ganar.