—Además, tienen fama de andar en cosas ilícitas, pero son rumores que bien podrían ser ciertos, también es sabido que gusta de jugar con los sentimientos de las mujeres.
Eso último no me sorprendió, dado que en mi concepto personal "todos los hombres son promiscuos e infieles".
—Ahora dime que te tiene con los ánimos caídos, llevas días distanciado de mi ¿tienes problemas conmigo?
Soltó un bufido que no supe si era de enojo o hastío. Y empezó por contarme que Evelyn llegó a contarle entre llanto que yo quería quitarle al narigón de Danilo. Hoy más que nunca le doy la razón a mi madre “los amigos no existen”.
Y es válida su molestia al estar también enamorado de Danilo.
—Y le creiste, no me molesta que lo hayas hecho, lo hace la forma en que llegó a hablarte mal de mi —y viéndole a los ojos le dije —¿Le contaste a ella que estás enamorado de su novio? O solo te dedicaste a darle la razón a lo que te decía de mi.
No sé explicar o describir el sentimiento que me embargó en ese instante cuando bajó la mirada, dándome las respuestas que me negué a aceptar en un inicio.
Dispuse alejarme para no soltar palabras de las cuales me fuese a arrepentir después pero, se levantó de manera veloz parándose frente a mí, intentó darme un abrazo pero rechacé la acción retrocediendo. Empezó a pedir perdón como lo hace un niño que ha sido pillado en la travesura.
—Déjame sola un rato, necesito calmarme o terminaré diciendo palabras hirientes que no siento y no quiero arrepentirme después.
Empiezo a caminar por la playa, buscando alejarme un poco del bullicio encuentro una roca que tiene la sombra de un almendro, donde puedo sentarme sin ser molestada o eso creí.
—Supongo que ya metió la pata contigo también Estuardo.
Quien habla es Dario, era quien menos esperaba que se acercara. No le respondo, creyendo que entenderá la indirecta de que se marche.
—No te extrañe que él termine en tu contra, siempre se enamora de sus amigas o de los novios de estas.
Lo veo con asombro, creía que nadie sabía del secreto de Estuardo.
--No entiendo a qué te refieres, explicate.
Empezó contándome que él sabe sobre la orientación sexual de Estuardo, así como las razones por las que la oculta, también que vive molestándole por el simple hecho de ser primos. Luego de decir todo eso añadió.
—Deja de sufrir por culpa de las malas acciones de otros.
—Al parecer, estar ebrio te hace ser más racional —le solté sintiéndome más calmada.
—No se lo digas a nadie —se burló de sí mismo.
Iba de regreso a donde se encuentra el grupo, que ha empezado a formar equipos de voleibol y quiero ser parte de ello, pero soy detenida de abrupto por alguien que toma mi brazo y me jala en dirección contraria, ¿Pueden imaginar de quién se trata? Si, es Samuel. Aunque forcejeo para safarme de su agarre no puedo.
—¡Suéltame! Parece que el alcohol te nubla la razón, te equivocaste de chica —y esto último parece despertarlo de su letargo.
—¿Crees que me equivoque? Pues no, ahora dime ¿QUE DEMONIOS LE HICISTE A MI HERMANO? Lleva rato llorando por tu culpa —¿pero que se piensa que es para gritarme a mi?
Intento no responder de la misma forma en la que me habló, pues aprendí que "la violencia genera violencia", pero también que "el valiente llega hasta donde el cobarde quiere".
Le aclaro que no le he hecho nada a su “hermanito” que justamente iba a buscarlo. Pero me interrumpe de nuevo con su siguiente reclamo, el cual me deja atontada, ya que es sobre Darío, empieza a prohibirme cosas que no tienen sentido para mi, lo que me hace soltar en carcajadas, y le recuerdo que no soy “nada” de él.
—Vamos, te ayudaré a buscar a tu novia, así le reclamas a ella, no a mí —le respondo divertida.
—No es por ella que me siento celoso, es por ti —acto seguido coloca mi mano sobre su pecho, justo donde se encuentra su corazón y añade —¿Sientes como late con fuerza mi corazón? Lo hace solo por y para ti.
Intento salir de la situación incómoda que se ha formado entre nosotros.
Pregunta seria: ¿Alguien tiene un buen recuerdo de su primer beso? Yo no, lo que vino a continuación me dejaría literalmente marcada para siempre… me besó y para mi fue tan asqueroso, una sensación nauseabunda que se convirtió en pánico cuando me apretó más a su cuerpo.
El tiempo se me hizo eterno, pero cuando aflojó el agarre sobre mí, no pude reaccionar, él lo tomó como “una buena señal” hasta que mi voz salió gélida y temblorosa…
—No te vuelvas a acercar a mi, no quiero volver a verte, si te cruzas conmigo en la calle solo haz de cuenta que no me conoces, ni siquiera intentes volver a dirigirme a mi de manera alguna —no le dejé responder porque me fui de allí como alma en pena.
Fui a lavarme la boca muchas veces, quería quitarme esa sensación horrible que sentía desde que me besó. Y me juré nunca dejarme besar por nadie, es más, jamás tendría pareja, sería la solterona eterna.
El resto de la tarde la pasé junto a la presidenta de la clase preparando la fogata que prenderemos como acto final y despedida. Repartimos pequeños trozos de papel y lápices para que cada uno escribiera sus planes y metas futuras, miedos o temores, y así quemarlos en el fuego de la fogata. Llegado el momento lanzamos nuestros papelitos, en el mío iba plasmado mi deseo de olvidar ese "asqueroso primer beso".
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Editado: 22.11.2024