La música te invitaba a no parar de bailar, cada sonido se complementaba perfecto con el momento, tenías el corazón, las emociones al límite, era aquí, era el ahora.
Danna saltaba eufórica llevada por la música electrónica que palpitaba en cada centímetro de su ser, sentía que el corazón le latía a mil por hora mientras su respiración se agitaba al bamboleo de su baile. Liam trataba de escapar del grandullón que lo había marcado como su presa, esquivaba a la gente que venía en contra de él en un fragor retumbante, la multitud tomaba forma de riada en su contra o de un tropel listos para detenerlo apilándose uno tras de otra intentando estar en el centro del espectáculo principal anunciado por el conteo regresivo del DJ.