Miro por la ventana asustada, el corazón le latía acelerado dentro de su pecho. Lo que había presenciado era horrible, tan solo estuvo a minutos de ser atrapada por su vecino, sus manos temblaban mientras se encerraba en su habitación, tenía la teoría de que el vecino había robado un auto, aunque esa no era la parte que más le preocupaba, sino con quien había estado dentro de este..
El timbre de la entrada de su casa resonó, su cuerpo se tenso y soltó un largo suspiro para intentar calmarse. Se acercó a la entrada y abrió la puerta lentamente.
—¡Hey! ¿Cómo estás muñeca? —habló el joven del otro lado, su cabello cobrizo le daba un aspecto encantador.
—Hola… Bien —sonrió ella incómoda, sus manos temblaban mientras abría del todo la puerta— ¿A que se debe la visita si puedo preguntar?
Las manos de la chica temblaban, hizo lo posible por disimularlo.
—Si… —el chico hizo una pausa—¿No viste nada extraño ayer en la noche? ¿Cierto?
Ella tragó saliva, cuando él enfatizó el ” cierto”, negó con la cabeza, en voz baja dijo.
—Escuche unos ruidos, nada más.
No quería recordar la grotesca escena que se ocultaba en lo profundo de su mente.
—¡Bueno me alegra! —Él alzó la voz—No queremos a nadie más dentro de la cajuela del auto ¿no? —mientras él reía, ella se tenso por los nervios correspondiendo con una risa incómoda.
El joven sacó unas galletas de su mochila, miro confundida la caja, se las ofreció con una sonrisa cínica. Sudo frío al ver la manga de su camisa algo manchada de un rojo espeso y seco.
—Gracias… —acepto inquieta.
Sus piernas temblaban, aquel hombre enfrente de ella, aparte de robar un auto, también había asesinado a alguien dentro.
Por otro lado al joven le divertia la situacion de la chica.