Cuando te Encuentre

Capítulo 15

Brianna-

—Voy para allá, llegaré en 5 minutos. 

—¿Él sigue ahí?.

Me asomo por la ventana, observó fijamente a esa figura masculina al otro lado de la calle.

—Si, sigue aquí. Ya estoy asustada hasta los huesos —me coloco los zapatos deportivos.

No eres la única. No he dejado de sentir que me observan —suspira —Necesitamos encontrar una solución para esto, y rápido.

—Opino igual. No se cuento tiempo podré soportar tanta presión —me coloco de pie.

Hablamos de eso en casa. Ya estoy en el lugar acordado. No tardes

—Tranquila, no dejaré que me atrapé —cuelgo.

Miro mi reflejo. He tenido que reemplazar la ropa con la que llegue por otra más causal, para poder pasar inadvertida ante él. 

Esta es una de las medidas que hemos tomado para que no descubra los recientes cambios que hemos hecho. Para lograr unos minutos de paz, o quizás intentamos hacer un poco más difícil su objetivo.

Me coloco la gorra, y me dispongo a salir del baño del instituto. Respiro profundo llenándome de valor y abro la puerta.

Camino por los pasillos como cualquier estudiante, llegando en mi morral la ropa que usaba antes, el calzado y los artículos de trabajo.

Salgo del instituto mirando de reojo a su dirección. Sigue en la misma posición con la mirada fija hacia la salida. 

Debe estar esperando encontrarme entre la multitud. Hace días que sospecha que cambió mi apariencia a la hora de salida para mezclarme entre los estudiantes.

Actuó lo más normal que puedo. Miro las tiendas, me detengo ocasionalmente, tratando de parecer una adolescente más.

Sin embargo, me mantengo atenta a los sonidos, observó en los vidrios de las tiendas si alguien me sigue o si divisó su presencia. Cuando estoy lo suficientemente segura, o nerviosa, me adentro al centro comercial para continuar con mi recorrido.

Hago una parada en un local que vende roles de canela.

Así podría endulzar un poco a Estrella. Debe de encontrarse tan nerviosa, que estará tentada a comer sus uñas, esto bajará su ansiedad. Al menos por unas horas.

Compro un par, el chico se encarga de envolverlo, aprovecho estos segundos para tomar mi teléfono y fingir una llamada.

—¡Hola amiga! —hablo un poco más chillón —Si ya estoy aquí —miro disimuladamente a mí alrededor. Detengo la vista en una tienda a unos centímetros de distancia. ¡Es él!—¿En la feria de comida? Si, nos vemos allá —digo lo suficientemente alto para que escuche, colocando la mano sobre mis labios.

Así creerá que no quiero que escuche.

—Señorita —capta mi atención el chico de antes —Aquí tiene —me extiende mi pedido.

—Gracias —le sonrió fingiendo que no estoy nerviosa.

Reanudó mi camino, pero esta vez me desvió por la feria de comida. 

Noto en el reflejo de los vidrios su presencia. Lo suficientemente lejos para que no ser muy evidente, pero es fácil reconocerlo. Ha estado siguiéndonos desde hace más de una semana, podría reconocerlo a kilómetros de distancia.

Respiro lentamente tratando de no entrar en pánico. Sigo caminando con naturalidad hasta que cruzó por una esquina y salgo corriendo.

Entró en una de las puertas de "solo acceso autorizado". Continuó corriendo sin detenerme por los pasillos.

Llegó a la puerta ya familiar y salgo por ella. 

Busco con la mirada el auto. Los nervios no me dejan procesar bien mis pensamientos.

¿El auto era azul o rojo? No, había cambiado el color a negro ¿Eso fue está vez o era el que teníamos hace unos días?.

El sonido de un claxon capta mi atención. Corro hacia allá y abro la puerta rápidamente.

Estrella baja los seguros de las puertas apenas entro y se pone en marcha.

—Tardaste más de 5 minutos —regaña —Comence a ponerme nerviosa, y no podía llamarte porque podría exponer tu seguridad.

—Se dio cuenta —digo sin más. Ella me mira estupefacta —Se dio cuenta que cambié mi ropa al salir.

—¿Estás segura?.

—Me estuvo siguiendo. Se mantuvo a una distancia aceptable para que no lo notará, pero estoy tan alarmada que podría haberlo distinguido a kilómetros.

 —¿Qué vamos hacer ahora? —golpea el volante —Hemos sacrificado y hecho tantas cosas para desaparecer de su radar y aún así nos descubrió.

—Creo que ya no podemos seguir ocultando lo que ha pasado a los chicos. Quizás ellos puedan ayudarnos a salir del agujero en que entramos —suspiro rendida.

—¿En serio crees que podamos salir?.

—Tengo fe de que sí —saco el teléfono de mi bolsillo. Y marcó su número.

 

 

 

 

—Tenemos algo que contarles —confiesa Estrella.

—Les hemos ocultando un secreto que ya no podemos mantener escondido —suspiro cansada.

Los chicos nos mira en silencio esperando lo que tenemos que decir.

—Desde hace una semana, más o menos, Carlos nos ha acosado.

—¿Acosado? —pregunta Taylor.

—Nos ha mantenido vigilada, ha seguido cada paso que hemos dado en los últimos días —digo.

—No sabíamos cómo reaccionar. Teníamos miedo pero creíamos que podríamos manejarlo, pero se salio de nuestro alcance.

—Por ello han cambiado la pintura del auto 3 veces —dice Chris. Asentimos —. También explica porque Estrella se cambia de ropa en el trabajo, y cuando está en la calle actúa como si estuviera siendo vigilada. 

—Yo también me cambio de ropa en mi trabajo. Además que no me van a recoger a la entrada del instituto sino que me recogen en otro lugar que acordamos con anterioridad. Es un lugar conocido para nosotras. Por ejemplo hoy, Estrella me recogió en el centro comercial, trabaje ahí un tiempo y se cómo llegar a cualquier parte utilizando los pasillos del personal administrativo.



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En el texto hay: reencuentro, comediaromantica, amistad

Editado: 26.01.2021

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