Cuando te encuentre

Introducción

Con el tiempo aprendí que es mejor estar organizado, tener una rutina clara, establecer planes, ya que es la única manera de sentirse satisfecho, de realizar todo aquello que quiere ser realizado. No tenéis que decirme que "es un completo aburrimiento vivir así"; que no tengo vida o que no sé vivir. Lo cierto es que lo he escuchado en suficientes ocasiones y me importa más bien poco todo lo que el mundo tenga para decirme al respecto.

 

       Me llamo Lilia, tengo veintidós años; trabajo en una cafetería cercana a Notre Dame, en el corazón de París; soy dueña de una vespa, me gusta su estilo y diseño aunque nunca he estado en Italia; planeo cada minuto de mi vida porque es la única forma en la que todos los engranajes dan lugar a una máquina perfecta; y, sobre todo, no me gusta hablar demasiado con la gente.

 

       Seguramente os preguntéis a santo de qué elegí el sector de la hostelería cuando no me gusta relacionarme, la mejor respuesta es que no lo sé. Desde un principio solo encontraba trabajo detrás de la barra de un bar (esto era horrible ya que algunos borrachos tienen por costumbre contar su vida y pedir consejo), de camarera en algún restaurante o, como ahora, detrás de la barra de una bonita cafetería parisina. Lo cierto es que en este último puesto me siento a gusto. Mi trabajo no interfiere en mis planes ya que no tengo que improvisar demasiado. De hecho, yo diría que la refuerza puesto que la mayoría de los clientes son oficinistas que se pasan a horas determinadas por lo que solo me queda atenderles, entregarles su comanda y dar las gracias.

 

       Con respecto a mi vida fuera de horario laboral no tengo demasiado que decir. Me suelo levantar a las seis de la mañana para tomar mi té verde y ponerme a entrenar escuchando cualquier pieza de Bach, Satie o cualquier compositor genuino que se os pueda ocurrir. Cuando termino el entrenamiento, alrededor de las siete menos cuarto, me aseo y preparo el vestuario correspondiente para, después, coger mi vespa he ir al trabajo en el cual tengo que estar a las ocho en punto para recibir a los primeros clientes atareados y sedientos de cafeína para despertarse.

 

       En conclusión, mi vida se puede resumir a la perfección en un horario completamente fijo y estático y estoy muy orgullosa de ello.



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En el texto hay: peleas, guardianes, amorodio

Editado: 22.02.2018

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