Cuentos

La niña desobediente

 

Había una vez una niña que siempre desobedecía a sus padres, cuando le ordenaban algo rezongaba y se la pasaba maltratando a las plantas y animales.

Una tarde, como siempre lo hacía, salió corriendo al cafetal porque su madre le había ordenado deshojar mazorcas y desgranar.

Llegó al pie de un árbol en donde se encontraba un pajarillo. Ella tomó unas piedras y comenzó a arrojárselas. Para su sorpresa, cada vez que las piedras eran lanzadas solamente rebotaban en las ramas, ya que la avecilla saltaba de un lado a otro.

La niña seguía aventándole piedras, de repente vio como el ave crecía desmesuradamente, llegando a tener el doble del tamaño de ella.

Entonces sí se asustó mucho y todavía más, cuando vio que el pájaro abrió sus alas y en un movimiento rápido le agarró, llevándosela por el aire. Ella comenzó a gritar, y llorando le dijo:

- ¡Perdóname! ¡No volveré a molestarte!

El pájaro le contestó:

-Yo no puedo perdonarte, soy el mensajero de la madre tierra, ella te dirá si mereces el perdón.

El pájaro guardó silencio, mientras la niña seguía llorando.

La niña vio desde lo alto una cueva en la medianía de la montaña, donde entró el gigantesco pájaro junto a ella. En el fondo de la cueva, donde el ave la soltó, distinguió una lucecita roja y al momento la niña volvió a gritar.

- ¡Perdóname!, ¡No volveré a ofenderte!

En seguida se oyó una voz que en forma enérgica le dijo:

- ¡Silencio! Tú has sido una mala hija y una mala amiga. No has entendido que todo lo que haga mal en la vida, afecta a tus padres, hermanos y amigos; además, a mí también me lastimas porque yo doy todo lo necesario para que vivan tú y los demás seres del mundo.

La niña permaneció en silencio y la madre tierra le dijo:

-Te dejaré permanecer aquí en la tierra, si prometes cambiar tu forma de ser.

Ella contestó:

-Lo juro, déjame demostrarlo madre, de hoy en adelante seré respetuosa de toda la naturaleza y obediente ante mis padres.

Fue entonces cuando la madre tierra ordenó al pájaro:

-Llévala a casa.

El gigantesco pájaro emprendió el viaje de regreso y en pleno vuelo dijo la niña:

-Mira que bonito es el mundo, todo en la naturaleza está equilibrado, nada sobra y nada falta, pero el hombre no lo entiende así y poco poco destruye su propio hogar. Tu deber es cambiar tu forma de pensar de actuar, además convencer a otros para que cuiden a la madre tierra. Llegó hasta la cercanía de la casa de la niña y la bajó suavemente, ella corrió a su casa, vio a su mamá que lloraba y la abrazó diciéndole:

- ¡Perdóname! ¡Mamita! Te prometo que voy a cambiar, he recibido otra oportunidad de la madre tierra, ya verás que no los defraudaré.

Su mamá no comprendió al momento lo que su hija le dijo, pero a partir de ese día, todo cambió en ella.

 

 




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