Hace mucho tiempo había unos niños traviesos que les gustaba jugar de noche; aunque sus padres lo prohibían, los niños no hacían caso.
Una noche, mientras jugaban, un hombre quiso asustarlos. Éste se disfrazó de un extraño animal, rugía, aullaba y hacía ruido al mover la maleza; los niños le lanzaron piedras, obligándolo a huir del lugar.
Desde luego esto, a los niños les causó mucha gracia y continuaron jugando. Aquel hombre no se dio por vencido y regresó convertido en una enorme bestia. En esta ocasión todos los niños querían subir al lomo del animal y como eran varios, no cupieron. De pronto uno de ellos dijo:
- ¡Colguémosle un palo para que todos podamos subir!
Así lo hicieron y durante largo rato anduvieron divirtiéndose sin percatarse del paso de las horas.
Llegada la media noche se escuchó el canto de un gallo y en ese instante el animal desapareció y todos los niños cayeron al suelo. Los niños se asustaron demasiado y todos se fueron a sus casas.