¿Han escuchado hablar de los duendes? Esas pequeñas criaturas que gustan de lo brillante, oro, plata monedas, diamantes. Y quien no ha visto una caricatura de lo que suelen representar a los duendes, verdes con grandes orejas y con sombrero puntiagudo con cabello rojizo o naranja, ojos grandes.
Soy de oaxaca México, vivo en una comunidad que está en plena selva, el pueblo con Internet más cerca queda a dos horas en autobús, apenas y contamos con los servicios básicos luz y sistema de drenaje. En realidad es un pueblo muy hermoso conectado con toda su alma a la madre naturaleza, las noches son mágicas se puede ver las estrellas del cielo, escuchar los sonidos de la selva de noche, y de ves en cuando a los duendes hacer de las suyas. Si, escucharon bien a los duendes, de niño siempre me contaron la leyenda que los duendes se llevan a los niños, me contaron la leyenda de el duende flautista que con su flauta atraía a los niños que caían al barranco o entraban a las aguas feroces del río. Nunca vi nada raro ni extraño a excepción de la pequeña curva que tenía el árbol de la casa de mi tía, ella tenía un enorme árbol con tronco grueso y ancho que media poco más de 4 metros me atrevo a decir, justo abajo había lo que parecía ser una cueva. El árbol parecía ya muy viejo me gustaba jugar a echar piedras ahí dentro de la cueva que estaba justo abajo y que parecía que el árbol ya estaba hueco por dentro.
Me acuerdo la primera ves que lo vi, vi a un pequeño ser de no más de 20, 30 centímetros con su sombrero como el de Robin hood, fue muy fugaz por que de pronto ya no estaba corrió de la esquina del jardín a otra en un parpadeo, no le tome Mucho atención por que quizá pudo ser mi imaginación. Pero cada ves se acercaba más a mi y se dejaba ver más y más hasta que un día dijo mi nombre, parecía que me llamaba desde su cueva, sentía que algo me jalaba hacia ese lugar cada ves más y más hasta que no pude evitar acercarme y con una lámpara quise alusar en el fondo de la cueva pero solo había ramas como si alguien hubiera metido un montón de ramas adentro.
Una noche justo antes de dormir vi a alguien brincando en el jardín y se quedó ahí parado viendo, hacia mi habitación y el saludo pero en un parpadeo se desapareció, desde esa noche mis juguetes y cosas empezaron a desaparecer, primero mis calcetines, gorras, dulces, hasta mi ropa interior. Mi tía decía que era el duende y que pronto me llevaría a mi pero mi mama decía que eran inventos míos y de mi tía, un día cuando salí a pescar al río que estaba atrás de la casa escuché un silbido... Como una melodía que retumbaba en mis oídos seguí ciegamente el sonido cuando reaccione estaba en la cama de la clínica del pueblo, al parecer me encontraron flotando en el río pero a mi mama le dijeron que yo simplemente me adentre al río caminando. Después mi mama me llevó con un chaman a que me limpiara de toda mala energía o que me curará de lo que tuviera por que decía que comía menos y que parecía que no escuchaba a nada ni a nadie solo me quedaba mirando el árbol del patio.
El chaman dijo que un duende estaba robando mi espíritu y mi energía que debía enterrar al duende en el cementerio de los duendes. O me llevaría con el ya que se alimentaba de mi espíritu y mi energía de niña, que iba a ser muy difícil que el se separara de mí. Le dio un par de instrucciones a mi mama para llevar al cementerio al duende y que ahí quede atrapado. Nos mudamos de casa de mi tía a casa de mi abuelo, pero el seguía molestandome ahora de manera física, despertaba arañado, con moretones y casualmente siempre caían cosas cerca de mi como si alguien intentará que me hiciera daño. El famoso cementerio de duendes era un simple campo despejado con pequeñas ofrendas, la gente solía llevarles ofrendas a cambio de que les ayudarán con dinero y a encontrar oro o metales en los campos, mi mama fue con varios chamanes y todos le recomendaron enterrar al duende o el duende me enteraría a mi.
Tengo vagos recuerdos de esa tarde cuando fuimos al cementerio de duendes, donde el chaman hacia todo un ritual para enterrar al duende, yo tenía que dejar una parte mía... Me cortaron el dedo pequeño de mi pie derecho. Grite y me desmaye varias veces cada que volvía en si, veía a mi mama llorando sosteniendome, y cuando por fin terminó sentí que mi cuerpo estaba tan ligero y ahora cuando viajo a mi pueblo voy a visitar el cementerio, y ahí esta conservado mi pequeño dedo en un frasco lleno de yerbas. Aún escucho el silbido... Y que me llaman entre mis sueños.