Cuentos cortos para volver a casa

Mi mundo perfecto

5005 palabras

Lucy me despierta mojando mi rostro; a pesar de la situación, sigo teniendo el sueño pesado, así que ella encontró esa solución a mi falta de empatía con sus esfuerzos.

  • Ya estoy despierto, no tienes que mojarme más.

Lucy respira profundo y se detiene inmediatamente, pero siento que su mirada sigue sobre mí, un poco enojada, como si estuviera a punto de regañarme, pero solo la escucho suspirar, supongo que se ha dado por vencida.

  • Te recordaría que este es el onceavo día sin que te duches.
  • Yo lo llamo guardar suministros de agua.
  • La higiene es importante para la salud, en ese caso no estarías desperdiciando agua, solo estarías cuidando de ti mismo, lo cual es muy importante. Imagina cuánto gastaríamos en quitarte una infección.

Veo a Lucy a los ojos y muerdo mis labios, tiene razón.

  • Supongo que me bañaré hoy, pero luego de la expedición.

Ella suspira y, sin previo aviso, alza su mano como si fuera a golpearme; yo cierro los ojos y espero el impacto de la palma de su mano contra mi rostro, pero un sonido hace que mi miedo desaparezca.

  • Hermana, ya nos vamos.

Lucy contiene la respiración, al igual que sus ganas de desperezarme de una bofetada; en cambio, respira profundo y arregla su atuendo.

  • Apúrate, Jacob. Ponte algo cómodo, algo me dice que deberemos correr y no quiero que te quedes rezagado.

Abigail aclara su garganta fuertemente llamando la atención de Lucy, tal vez solo quería recordarle algo. Lucy cambia su mirada de lugar, suspira y luego vuelve a observarme.

  • Cuando estés listo, ven a mi cuarto un rato, tengo algo que mostrarte.
  • Está bien.

Ella siempre se ha preocupado por mí desde que me ayudo a escapar de una muerte segura, pareciera que siente la obligación de cuidarme, aunque tenga casi la misma edad que ella. Lucy sale de la habitación llevándose a Abigail con ella, su hermana menor. Me levanto de golpe y cambio mi polo, me pongo los pantalones más cómodos que tengo y tomo mi mochila. Salgo de mi habitación y veo a Ángelo jugando con un cuchillo, los grabados del mango blanco que tiene llaman mi atención; lo lleva de arriba abajo y, eventualmente, lo clava en la mesa de madera para luego retirarlo con fuerza y volver a empezar su jugueteo; lo saludo con la mirada, intentando no interferir en su actividad, pero parece ignorarme; de todas formas, no me he llevado bien con él desde que se unió a nosotros. Danna me saluda enérgicamente moviendo su brazo de lado a lado, obligándome a detenerme por un momento.

  • Jacob, te has levantado… no tan tarde hoy
  • Supongo que Lucy está haciendo un gran trabajo.
  • Supongo que sí…

Ella ríe incómodamente, observa hacia el techo y luego vuelve a centrar su mirada en mí; yo empiezo a impacientarme, pues me mata la curiosidad de saber qué es lo que Lucy quiere mostrarme.

  • ¿Recuerdas la guitarra que trajimos?
  • ¿A la que le faltaba un cuerda?

Río al recordar cómo fue que la conseguimos.

  • Pues la he arreglado y estuve practicando un poco, tal vez puedas…

Sé a dónde va esto, pero no quiero perder más tiempo, solo quiero saber qué es lo que Lucy me quiere mostrar porque… bueno, curiosidad.

  • Lucy me pidió que vaya a verla, ¿te parece si lo hacemos en otro momento?

La mirada de Danna ha cambiado, toda la energía que había en ella parece haber desaparecido de repente, pero, después de un momento, sonríe otra vez mientras me observa a los ojos, aunque no se ve del todo feliz.

  • No hay problema, será otro día.

Sonrío intentando animar a Danna y continúo mi camino hacia la habitación de Lucy, ingreso sin llamar a la puerta y la veo sentada en su cama, nerviosa, un poco tensa. Me acerco a ella intentando no hacer mucho ruido, pero ya sabe que estoy ahí.

  • Sería bueno que aprendas a tocar la puerta. Quién sabe que podría haber estado haciendo.

Sonrío un poco avergonzado.

  • Siéntate.

Obedezco sin perderla de vista. Ella hace contacto visual conmigo, traga saliva y toma aire. Parece estar decidida.

  • Abigail me dijo que sería buena idea decirlo porque…

Lucy se apresura en hablar, se traba un poco y pareciera que actúa más rápido de lo que piensa.

  • Porque nadie sabe qué es lo que podría pasar de un momento a otro y yo solo quería estar segura de que, al menos, tuve la oportunidad de hacerlo.

Sonrío y poso mi mano en el hombro de Lucy. Ella se queda callada y se sonroja.

  • Nunca te había visto tan nerviosa.
  • Cállate.

Sonrío una vez más intentando llenarla de confianza. Parece funcionar, pues ella suspira para calmarse.

  • ¿Quieres salir conmigo? Bueno, no salir a pasear, si no como una pareja… creo que sí me entendiste.

Me sorprendo, pero sonrío.

  • Si salgo vivo de la misión de hoy, estaré hasta que tenga que morir.

Lucy sonríe y me abraza, yo la correspondo. Luego de soltarnos, ella me guiña un ojo.

  • No mueras.

Río.

  • Tú tampoco.

Ella me observa a los ojos.

  • Lo prometo.

Lucy sonríe y suspira antes de volver a decirme algo.

  • Por cierto, hoy es el cumpleaños de Abigail. Cumple quince años, estaría genial que le regales algo, pues te tiene mucha estima.

Sonrío y asiento con la cabeza.

  • Cuenta con ello.

Ella me hace una señal para que abandone su habitación, así que la obedezco. Una vez en la sala, suspiro y veo como Casandra termina de arreglarse, aclara su garganta y mueve su cabeza para estirar su cuello. Me acerco a ella para preguntarle exactamente cuál es el plan, pero pareciera que lee mis intenciones.

  • Simple, llegamos al almacén, tomamos lo que necesitamos y nos largamos antes de que nos rodeen esas cosas, ya sabes que son rápidas.



#14090 en Otros

En el texto hay: cuentos cortos

Editado: 05.11.2021

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