Hay luz en todo lo que me rodea, siento un leve movimiento que me mese, así como un susurro gentil que me hace sentir apapachada. Por momentos llega a mí una vocecita que me dice cuánto me quiere y entonces, me apachurra con emoción y más feliz me siento, aunque no sepa quién sea. Noto desde aquí que, quien me trata tan bien es una persona muy ocupada, porque se despierta temprano y hace mil malabares con sus manos antes de sentarse y llenarme de deliciosa comidita.
Después sale corriendo y es cuando me divierto porque las mecidas se vuelven más intensas y revoto por todo mi cuartito, creo que piensa que no me gusta porque lleva su mano encima de mí y me dice que ya pronto podré descansar y entonces, me sigue meciendo porque regresamos a su casa y mueve muchas cosas más aquí y allá; a veces noto que está fatigada porque creo que hace muchas cosas en un día, pero sigue adelante con todo, sin dejar de hablarme y hasta contarme cuentos.
Después de un tiempo me reveló la verdad, me dice que está ansiosa por conocerme, que me ama y que es ¡mi mamá!