Un día, un niño llamado Juan se lesionó la rodilla mientras jugaba futbol con sus amigos. Su mamá, preocupada porque la herida no paraba de sangrar decidió llevarlo al médico de la localidad. Pero Juanito estaba renuente porque pensaba que su mamá se preocuparía más por los gastos médicos del tratamiento.
Transcurrieron varios días hasta que, una mañana mientras se preparaba para ir a la escuela, se asustó cuando un líquido blanquecino salió de su rodilla. Se asustó tanto que llamo a gritos a su mamá para que lo llevara al doctor.
Cuando finalmente el doctor estaba revisando a Juanito lo regañó por no permitir que se le diera la atención médica antes, ya que al no hacerlo había empeorado su rodilla y ahora tardaría mucho tiempo más para recuperarse. Éste le explicó que la atención a la salud es un derecho humano y que puede tener la atención médica que requiere de forma gratuita y sin preocuparse de la economía de sus padres. Pero también le advirtió de los problemas que podría llegar a causar a su salud si no continua con los cuidados que él le indica hasta su recuperación.