El ansia se apoderaba de sus sentidos, y cuando el amor llegó a su vida lo hizo de forma tórrida, golpeándolo sin compasión y envolviéndolo en un océano de fuego. La pasión terminó consumiendo todo a su paso y reduciéndolo a cenizas. Él intentaba, desesperado, buscar las cosas que había perdido en la hoguera, pero las ascuas de su cordura fulguraban débilmente. Tan pronto creyó haber encontrado su corazón casi intacto, este comenzó a desvanecerse en pavesas que el viento se llevó, dispersas hacia un destino incierto. En vano intentó atraparlo con sus manos, pero se había ido.
Y también ella.
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Editado: 15.09.2024