Ruta 49

El viento de la noche golpeaba el parabrisas de mi carro de segunda, estaba en la carretera del Troncal del carbón (ruta 49), que pasaba por las minas de carbón.

La brisa acariciaba  mi barba y los crespos de mi corto cabello, el cielo estaba despejado y podía conducir fácilmente,  sin embargo en la distancia vi una gigante ráfaga de luz que me hizo detener  el viaje.

Al bajarme  en esa intrigante parada vislumbré un pequeño casino  que no tenía ningún letrero que me diera pistas de su nombre, que me dio un mal presentimiento quería continuar viajando, pero aquel lugar me llamaba, así que entré, vi que habían máquinas tragamonedas, blackjack y por último la ruleta  en la que fui perdiendo todo mi dinero, al quedar sin ninguna ficha quise salir de ahí e irme pero el hombre que atendía me sonrío cruelmente y al voltear vi que miles de sombras se abalanzaban sobre mí.

Ahora espero mi turno como los otros cada año bisiesto con la esperanza que mi alma sea libre.