Él estaba aterrado lo iban a quemar, su propia familia lo va hacer, en minutos que parecen segundos.
Su mente no podía detectar las emociones de aquel vil ser, solo se sintió mojado y es que el olor a gasolina era horrible, quién iba a pensar que una tradición de tantos años se volcó en su contra.
Se sentía perdido porque su familia no escuchaba sus suplicas, solo seguían aquel muñeco de año viejo que cambio con él cuerpo.