Savannah
— ¿Estas seguras de esto? —Vuelve a preguntar Nicolás y ojalá yo tuviera la respuesta a ello
Pero la promesa que hice no la puedo romper jamás
Sé que esto es algo demasiado vergonzoso para él, para mi es algo demasiado delicado porque se de antemano que soy una mala mentirosa y si quiero que esta farsa funcione tengo que poner todo de mí.
Quiero que Nicolás no tenga que bajar la cabeza
¿Por qué te preocupas tanto por él? —Pregunta mi conciencia y aunque le deseo responder yo tampoco se la respuesta
—la pregunta no es esa sino ¿por qué no quieres que vaya? —Parece totalmente asombrado con mi pregunta,
Trato de aguantarme la ansiedad, no me agrada estar en un lugar cerrada cerca de un hombre y aunque di mi palabra esto es más fuerte de lo que pensaba, mis manos tiemblan y mi cabeza crea miles de escenarios posibles
—A veces me pregunto por qué los hombres no pueden aceptar la ayuda de una mujer, digo sabes que estas en problemas y no puedes solo pero aun así tu orgullo no te permite ceder ante lo lógico. —Guardo las maletas y evito a toda costa el contacto.
No entiendo de donde viene este miedo, pero no me agrada que nadie me toque, o este demasiado cerca, siento que me asfixio y tengo que salir corriendo de allí
Sé que mi rostro refleja palidez, pero al igual que el yo estoy también usándolo para afrontar mis propios problemas y el trato es beneficioso para ambas artes.
Antes de que pueda subir al coche él me toma del brazo y me acerca a él.
La distancia es casi nula, mi pulso se dispara y no puedo evitar apretar mis manos en puños
—Mírame —Me dice y sé que al igual que yo está librando miles de batallas
Sus grandes ojos almendrados me miran. Por una vez, la ansiedad deja ser tan fuerte y me permito ver lo que antes no pude ver. Los detalles del rostro de alguien, como sus pómulos marcados, sus labios finos y sus abundantes cejas.
—Te estoy mirando, pero la pregunta aquí no es esa sino ¿porque la duda? digo soy tu jefa y amiga ¿Por qué no puedo ayudarte en esto?
—Sé que lo haces con buena intención, pero...
No sé qué parte de su monologo de excusas me perdí, pero solo sé que sus rasgos me tienen totalmente cautiva es algo extraño y nuevo para mí; me asusta por partes iguales, es como si mis miedos comenzaran a reflejar la respuesta de los mismo. Al parecer el siente algo igual que yo por lo que se aparta rápidamente. Me siento en el puesto de copiloto totalmente callada. Este no es momento para hablar o bueno mi lengua es rápida que la lógica de socialización
—Nicolás ya la decisión está tomada. Esto es algo incómodo para ambos, pero tomémoslo como un reto y te cuento que no eres el único beneficiado de esto —Digo tratando de hacerlo sentir menos ansioso.
Sin verlo venir él se agarra con su mano mi nuca y nos acerca; nuestros labios se tocan, el mundo deja de existir en el momento en que el comienza a besar y se siente tan bien. No puedo resistirlo me acerco más, me preocupa tanto que el estuviera lastimado que jamás pensé en lo que conllevaba en aceptar esta oferta
El terror me invade, pero simplemente no me puedo apartar, exactamente no sé cuánto tiempo ha pasado, pero me pierdo entre sus besos y por un momento mi vida no es fingida. No quería que la cosa entre los dos se perdiera el control, pero creo que esto está lleno por el camino equivocado.
Después de un tiempo él se apartamento, pero si dejar de sostenerme cerca
—No estás solo, ves que si puedo actuar y no alguien mejor que pueda ayudarte en esto; tú lo sabes ¿cierto?
El me mira fijamente sin decir palabra alguna. Esta vez es la primera vez que el no refuta algo que yo haya dicho. Inclino mi rostro hacia un lado y no puedo evitar levantar mi mano para limpiar sus labios
Pero él lo impide volviéndome a besar
Lo que parece un sueño él se aleja lentamente guiñándome un ojo, enciende el auto y el aire acondicionado. Pero yo siento que el calor que hay en el vehículo no se ha ido
— ¿Estas bien? —Me pregunta el a lo que yo solo no puedo evitar sonreír como una tonta
Respiro hondo para poder controlar mis emociones en este momento y no creo que me haya dado cuenta de lo sonrojada que estaba. Mi cabello está hecho un desastre y por primera vez en mi vida me importa muy poco no estar perfecta
—Háblame por favor, creo que estas enfundada
Cierro los ojos mientras trato de calmar los millones de emociones que se están revelando en este momento en mí ser
—Nos ira bien
Él sonríe cuando se da cuenta que yo también estoy sonriendo. Esto es algo nuevo y espero que no se salga de control. Mi vida siempre ha sido organizada, planeada y objetiva. Pero por primera vez en mi vida no tengo guio ni cronograma y me encuentro totalmente asustada
—Yo también creo lo mismo —Me dice guiñándome un ojo, a lo que yo solo puedo sonreír —Ahora vamos al aeropuerto
—Exactamente ¿dónde vive tu familia?
Sé que es lo primero que debí preguntar, pero debido a todos los giros que ha dado nuestras conversaciones se me había olvidado
—Un pequeño municipio llamado Saravena. Es muy bonito y te va a encantar.
Después de eso decidimos no seguir hablando, al llegar al aeropuerto él toma mi mano y me ayuda en todo momento
Cuando estamos en el avión ya acomodados el decide seguir con la continuación o bueno soy yo la que comienza con los millones de preguntas que se deben hacer en este caso
¿Qué? debo conocer el campo de guerra al que voy
—Entonces ¿Cómo es tu familia? ¿Quiénes van a estar allí?
El aprieta mi mano, pero yo no me arriesgo a mirarlo. Aun me da vergüenza de verlo.
—Necesito que me compartas toda la información posible para hacer de esto algo bien planificado. —El asiente rápidamente pero su mirada está perdida
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Editado: 22.12.2021