Admirando desde lejos.
¿Qué color pega con el tono azul? Escojo un color al azar y empiezo a decorar la hoja de mi libreta; cuando termino de decorar la primera hoja paso a la siguiente poniéndole una hoja abajo de ésta para que no se marque la de abajo. Tomo el plumón morado y empiezo a ponerle unas ondas lindas como decoración, cuando las termino elijo un color rojo para ponerle puntitos alrededor de ellas; en el momento que hago el último punto escucho sonar el silbato del profesor de educación física para luego darles un gran discurso a sus chicos —como él los llama—.
—Escuchen chicos, en cinco semanas es el enfrentamiento con el equipo Los Tigres de la preparatoria Santa Mónica. Tenemos que ganar este partido y los otros tres que siguen para poder pasar a la Semi-Final y después de eso... tenemos que ganar ese gran y pesado trofeo ¡¿Entendido?! —grita, y casi al instante se escucha un coro de Sí, señor—. Así que dejen sus tonterías y practiquen de verdad, que por algo fueron elegidos —concluye, los jugadores se dispersan y se van a sus lugares correspondientes para continuar practicando.
Mientras tanto, prosigo con mi decoración unos diez minutos más hasta la última hoja de mi libreta nueva, cuando finalmente me siento satisfecha con lo realizado, alzo mi mirada y lo admiro. Su cabello alborotado y sudado lo hace ver muy sexy… no puedo creer que algo que debería parecerme asqueroso me hace verlo más atractivo, pero ese es el efecto que causa David Chalé.
Miro como toma una botella de agua y la empieza a beber, es tan sexy la vista que tengo en ese preciso momento que decido abrir mi libreta nueva a la mitad, agarrar mi lápiz y empezar a realizar un boceto de David; primero empiezo hacer el contorno con un tono bajo y cuando creo que está bien empiezo a trazar su expresión que ahora tiene: la de concentración. Al parecer él ya ha acabo de practicar por lo cual ahora está sentado en la banca mirando hacia la cancha, tiene una pequeña arruga en su entrecejo como prueba de lo concentrado que está sus pensamientos.
Llevo muchos meses sin dibujar algo tan detallado, mayormente lo hago cuando algo realmente me fascina o estoy demasiado aburrida, pero debo decir que este es uno de mis favoritos.
Dibujar es una de mis aficiones, sobre todo los retratos realistas, es por eso que desde que me di cuenta de que el dibujar era más que un pasatiempo para mí, decidí entrar a clases de dibujo donde podría potenciar mi habilidad. Tampoco es algo que me apasionara como para dedicarme a ello, es más una forma de desahogo y antiestrés, disfruto poder ponerlo en práctica durante mis tareas y durante momentos o personas importantes para mí, para tener un recuerdo privado y más íntimo de ellas.
Le doy una mirada a mi trabajo y borro algunas cosas que no me gustaron o salieron mal, dando algunos últimos toques me doy cuenta de que él se levanta de la banca en el que se encontraba sentado, haciéndome ver que ya han terminado su práctica. Unos escasos segundos después escucho la voz de mi amiga Janeth gritando mi nombre. Sobresaltada, cierro mi libreta rápidamente y guardo mis plumones en el lapicero junto con el borrador y lápiz, busco mi liga y cuando por fin la encuentro tomo mi cabello negro y lo amarro de una extraña manera; aliso mi falda azul fuerte y la estiro hacia bajo tratando de bajarla un poco.
—Hey, Alicia —me volteo hacía mi amiga— Apúrate, tienes que cambiarte en los vestidores para que practiquemos. Los chicos ya terminaron —me hace una seña con la cabeza señalando al campo deportivo—, así que mueve ese hermoso y delgado cuerpo que tienes y ve a cambiarte, antes que te asesine la entrenadora Ramírez.
Asiento rápidamente. —Sí, no te preocupes Janethi, ahora voy rápidamente.
Ella me ve unos escasos segundos y después me sonríe, niega un poco con la cabeza y tan rápido como vino, se va.
Desde el año pasado pertenezco al equipo de gimnasia, es algo que me encanta y aunque la mayoría de las personas nos vean materialistas, algunas no lo son —o al Janeth y yo, no— y definitivamente es una de mis actividades favoritas ya que esto me brinda más tiempo para observar a David, y animarlo en el juego sin que nadie sospechara algo más, pues al no haber un grupo de porristas como se hace en otros países, nosotras somos las encargadas de animar en bastantes juegos.
Tomo mis cosas y las guardo en mi mochila y maletín —donde tengo mis cosas de gimnasia— y voy prácticamente volando hacia los vestidores.
Al llegar veo que los cubículos están vacíos y suspiro. Al menos no tengo que soportar a mis amigas no tan amigas. Dejo mi mochila en una de las sillas que están a la mano y voy hasta donde están los lavabos, mojo mi cara con agua y tomo un poco de papel para secarme, agarro mi maletín y voy hasta un cubículo que cuenta con una regadera muy elegante; dejo mi maletín en el suelo tratando de ponerlo en algún lugar donde no se moje, procedo a quitarme la blusa y falda junto con mis zapatos, me pongo un maillot muy bonito que siempre uso cuando voy a entrenar y unas sandalias para poder quitármelas rápidamente una vez que esté en el gimnasio.
Al salir veo a Janeth esperándome a unos metros del vestíbulo, me acerco a ella y le digo que ya nos podemos ir a practicar.
La práctica es muy cansada, ya que como había dicho el entrenador de futbol, la competencia con Los Tigres sería en poco tiempo, por lo cual, también nos quedaba poco tiempo a nosotros para hacer la coreografía que la maestra nos indica. Después de una hora suena el timbre para la finalización de la jornada escolar, un suspiro general se escucha, las chicas están alegres de saber que ya podrán descansar, sin embargo, yo sigo empeñada en practicar una acrobacia que no me sale.