Ahí quedó _____________ parada en medio del jardín tratando de que sus lágrimas no cayeran pero fue inútil, cuando menos acordó estaba llorando con tanto sentimiento que si alguien la hubiera visto correría a abrazarla para darle consuelo.
¡No llores ___________! Eres valiente, ¡Eres valiente! No dejes que los insultos te afecten… ¡No llores! Hay Luly ¿Por qué me odian tanto? – Se decía ella misma pero no funcionaba, estaba llorando amargamente, ¿Por qué la trataban así? –
Al día siguiente, como era de esperarse, la señora Castillo mandó a llamar a ____________ y no era para nada bueno.
¡Buenos días señora…!
¿Quién te crees que eres? – Interrumpió el saludo de __________ bruscamente y muy enojada –
¡Disculpe señora yo sólo…!
¡No me interrumpas! ¿Qué hacías con el novio de mi hija? – Le gritó intimidando a la pobre ___________ que no lloraba ahí mismo porque sus lágrimas se habían acabado la noche anterior –
¡No hacía nada! – Lograba decir apenas con un nudo en la garganta –
¿Qué hacías en el jardín? ¡Sabes que cuando hay fiestas debes permanecer en tu cuarto! – Le seguía gritando cruelmente –
¡Lo sé! disculpe…
¡Tu castigo será limpiar todo el salón de baile! Después de la fiesta de ayer necesita mantenimiento, ¡ahora vete! – Dijo secamente volviendo a sus asuntos –
¡Sí señora! – Susurró ___________ con la cabeza abajo y salió hacia la cocina a buscar todo lo que necesitaba para cumplir su castigo, ¡Le tomaría todo el día! –
¡Mamá! Siempre he tenido la curiosidad… ¿Por qué __________ debe quedarse obligadamente en su habitación cuando tenemos visitas? – Preguntó Azalea entrando en ese momento y por supuesto que había escuchado toda la conversación –
¿Has visto la cara que tiene? ¡No correré el riesgo de que alguno de nuestros amigos se fije en ella! Además… ¡no quiero que alguien la reconozca! – Eso último dejó en el limbo a Azalea que no entendió nada, pero al parecer la señora Castillo sabía muy bien de qué estaba hablando –
¡Hija! – Exclamó la mamá de __________ recibiéndola en la cocina –
¡Ya lo sé mamá! Lo siento… te prometo que no volverá a pasar – Contestó ____________ adivinando todo lo que su mamá quería decirle con una sola palabra –
¡No mi vida! Lo siento yo, por no ser más valiente para que tú seas la princesa que eres, pero te prometo que algún día…
¿Mamá de qué hablas? – En eso la señora María tragó saliva y tomó asiento –
¡Te ayudaré a limpiar! – Dijo tratando de cambiar el tema algo nerviosa –
¡No mamá es muy pesado para ti! Lo haré sola – Dijo tomando todo lo que necesitaba para comenzar su injusta labor –
En el gran salón todo estaba terriblemente sucio, estas personas ricas sí que eran desordenadas, comenzó quitando los manteles de la mesas y lavarlos fue una odisea, ¡tenían de todo! Después limpió las mesas, las sillas, las ventanas, y venía lo peor… ¡Limpiar el piso!
¿Qué rayos? ¡Se supone que los zapatos de los ricos son limpios! – Exclamaba _____________ con algo de temor al ver lo sucio que habían dejado el piso… en eso el timbre sonó –
¡Buenos días joven Gianluca! – Saludó uno de los mayordomos abriendo la puerta –
¡Buenos días! – Contestó Gianluca entrando a la mansión –
¡En seguida le aviso a la señorita Azalea que llegó!...
¡No! Le daré la sorpresa, por favor no diga que estoy aquí – Le dijo Gianluca al mayordomo guiñándole un ojo –
¡Cómo usted mande joven! – Dijo el mayordomo retirándose, Gianluca caminó por el pasillo en dirección a la sala y notó que la puerta del salón de baile estaba abierta, así que se asomó y sonrió inmediatamente cuando vio que esa chica encantadora de la noche anterior estaba ahí peleándose con la escoba y el trapeador –
¡Hola! – La saludó Gianluca por detrás asustándola… ¡Otra vez! –