La dejé allí de pié sintiendo un estremecimiento de la cabeza a
los pies.
Creo que ninguna chica me afectaba como lo hacía Noah y eso
me gustaba a la vez que me irritaba. Siempre me había gustado
tener el control sobre todo lo que me rodeaba y sobre todo con las
mujeres. Siempre supe cómo reaccionarían ante mí y siempre había
sabido lo que deseaban de alguien como yo; pero Noah era
diferente. Solo había que mirarla para darse cuenta de que era lo
opuesto a la gente con la que había crecido o me había rodeado.
Aún ni siquiera podía entender cómo es que teniendo la oportunidad
de gastar el dinero de mí padre podía seguir insistiendo en vestir
con ropa simple o conducir un coche horripilante a la vez que
peligroso o incluso quisiese buscar un trabajo. Eran preguntas que
no dejaba de hacerme cada vez que la tenía delante pero sobre
todo y lo que más me afectaba era la atracción física que sentía
hacia ella. Cada vez que la tenía delante deseaba besarla y
acariciarla y desde que lo había hecho estando borracho y sin saber
muy bien donde me estaba metiendo no dejaba de pensar en volver
a repetirlo. Aquella noche estaba allí justamente por ese motivo.
Antes de que Jenna y Lion apareciesen había estado a punto de
besarla y quedarme con ella toda la noche, me habría importado
una mierda pasar de la pelea si haciéndolo iba a poder estar
besando aquella piel suave y cuyo olor me atraía como nunca nadie
lo había hecho.
Incluso era divertido ver como ella reaccionaba al contacto con
mi piel. Aquella primera noche casi pierdo el control al escuchar los
débiles sonidos que salían de entre sus labios mientras la besaba. Y
allí estábamos otra vez, y ni siquiera sabía por qué demonios la
había invitado a que viniera a verme mientras me daba de leches con uno de los tíos más imbéciles que había conocido. Tampoco
podía dejar de pensar en su cara de horror cuando por fin
comprendió lo que estábamos a punto de hacer. La verdad es que
de cierta forma era divertido verla allí. No encajaba para nada y me
iba encantar ver cuál iba a ser su reacción ante algo como aquello.
Me alejé de ella y me metí en el edificio abandonado que
siempre utilizábamos para cosas como esas. Las peleas habían
formado parte de mi vida desde prácticamente el momento que
conocí a Lion. Él era increiblemente bueno y yo había aprendido de
él casi todo lo que sabía.
Puede que la rabia con la que yo luchaba fuera más intensa que
la de él y por ese motivo casi nadie podía conmigo. Incluso me
resultaba fácil acabar con mis contrincantes. Cuando estaba
peleando todos mis sentidos se centraban en ganar aquellas peleas,
no importaba nada más y me ayudaba a desahogarme de todas las
cosas que me guardaba en mi interior. Aquel día lo necesitaba
especialmente; La última visita con mi hermana me había dejado
hecho una mierda, y más aún después de enterarme que iba tener
que pasarse toda esta semana sola porque sus padres se largaban
a Barbados en unas pequeñas vacaciones. No podía entender como
unos padres podían dejar a sus hijos desentendidos de aquella
manera y ver como mi madre, la mujer que me había abandonado
sin ningún tipo de remordimiento real volvía hacerle lo mismo a una
niña pequeña y encima enferma... Todo aquello simplemente me
sacaba de mis casillas.
Cuando entré vi que varias personas se me quedaban mirando
mientras que otros gritaban mi nombre. Aquel ambiente podía
volverse muy intenso si no se tenía cuidado y por ese motivo yo
simplemente me dedicaba a entrar, ganar la pelea, llevarme el
dinero y desaparecer. La mayoría se quedaba en lo que se convertía
en una fiesta donde corría el alcohol y todo tipo de droga. A mí
aquello no me interesaba por lo que mantuve la mente fría mientras
me quitaba la camiseta y entraba en el cuadrado donde iba a tener
lugar la pelea.
Kyle era un tipo corpulento, se mataba en el gimnasio y nos
llevábamos mal desde el principio de los tiempos. Antes de que yo
llegara todos le tenían en un pedestal y por ese motivo cuando
peleaba conmigo ponía todo su esfuerzo y entrenamiento en el
ataque.
Fallaba en que más que técnica era fuerza bruta, por lo que el
apartarme cada vez que su puño intentaba darme no me costaba
mucho esfuerzo. A.J era otra cosa, y Lion y él compartían una
historia. Una vez estuvo a punto de violar a Jenna en una discoteca.
Gracias a Dios aquella noche yo estaba con ella y pude apartarle
antes de que la cosa se volviera verdaderamente fea. Lion no
conocía a Jenna por aquel entonces pero cuando ya estaban
saliendo y él se enteró casi lo mata a golpes.
La gente se había reunido en torno a la pequeña plataforma en
donde debíamos luchar. Las apuestas se mantenían abiertas
durante toda la pelea por lo que los gritos y abucheos y todo tipo de
exclamaciones estaban a la orden del día. Comencé a saltar sobre
mi sitio intentando calentar un poco mientras Kyle subía a la
plataforma por el otro extremo. Sus ojos se clavaron en los míos con
odio y sed de sangre y yo tuve que contener una sonrisa de
suficiencia sabiendo que en menos de diez minutos acabaría con él.
El tío que aquella noche se encargaba de recoger el dinero gritó
mi nombre y después el de Kyle y un minuto después comenzó la
diversión. Uno de los fallos grandes de Kyle era que asestaba
golpes a diestro y siniestro y se cansaba antes de tiempo. Había
que saber cuándo dar un paso adelante y atacar y por eso mi primer
puñetazo dio de lleno en el estómago de mi contrincante. La gente
gritó enfebrecida mientras yo levantaba la rodilla y le asestaba un
golpe seco en la nariz aprovechando que se había doblado por el
golpe en el estómago. La adrenalina corría por mis venas y me creía
capaz de cualquier cosa. Kyle se recuperó y volvió a intentar
asestarme un puñetazo, esta vez dirigido a mi cara. Sonreí al
esquivarle y al golpearle de lleno en su ojo derecho un segundo
después.