Culpa mia

Nick

Hoy nos íbamos a Bahamas. Las maletas ya estaban en la 
entrada y la madre de Noah nos llevaría al aeropuerto. Me 
encontraba extrañamente ansioso por aquel viaje, como si de 
alguna manera fuera a poder terminar de solucionar lo que ocurría 
entre Noah y yo. Ella apenas me dirigía la palabra, era como si 
desde lo que había ocurrido entre los árboles en casa de Luke se 
avergonzara de mirarme a la cara... Aquello me llevaba a pensar 
que para ella había sido la primera vez en intimar de aquella forma 
con alguien lo que me daba ganas de darme de bruces contra la 
pared por haber sido tan descuidado. Pero tampoco estaba del todo 
seguro si es que ese era el problema... Noah parecía 
inocente...cuando quería; Había tenido novio y cuando nos 
besábamos o cuando me acariciaba con sus suaves manos parecía 
como si tuviese experiencia de sobra... Pensar sobre ello me ponía 
de muy mal humor por lo que descartaba aquellas imágenes de mi 
cabeza en cuanto comenzaban a formarse en mi cerebro. 
Lion y yo estábamos cargando las maletas en la entrada 
mientras Jenna iba a buscar a Noah que aun no había bajado de su 
habitación. En cuanto aparecieron me fije en su aspecto. Iba con 
vaqueros y una camiseta de color blanco ajustada, y converse. No 
pude evitar sonreír ante su aspecto juvenil, pero mi sonrisa se 
congeló al ver su rostro. Estaba preocupada por algo, es más yo 
diría que asustada. 
Me acerqué hacia ella sin perder un segundo. 
—¿Qué te ocurre?—le pregunté, examinando su rostro. Las 
pecas resaltaban más bajo la luminosidad de aquel día soleado. Ella 
levantó la vista al mismo tiempo que se guardaba el teléfono en el 
bolso y me sonrió de manera forzada.

—Nada, estoy bien—dijo rodeándome y encaminándose hacia el 
maletero. 
Reprimí mis ganas de zarandearla para que dejase de 
comportarse de aquella manera tan distante y terminé de guardar 
las dos inmensas maletas en el maletero. No tenía ni idea de lo que 
llevaban ahí dentro pero seguro que no era lo indispensable para 
pasar un fin de semana. 
No me gustaba la idea de que Rafaela condujera mi coche de 
vuelta a casa pero si no quería dejarlo en el aparcamiento del 
aeropuerto no tenía más remedio. Ella se sentó en el asiento del 
copiloto y como siempre que la tenía cerca comenzó a hablar con 
todos y de cualquier tontería. Esa mujer podía parecerse a Noah 
físicamente pero en cuanto al cerebro... no tenían nada que ver. 
Una hora más tarde llegamos al aeropuerto. No tardamos en 
despedirnos de Rafaella y pronto estuvimos sentados frente a la 
puerta de embarque esperando a que nos llamaran. Mi padre nos 
había comprado billetes de primera clase por lo que no tardaríamos 
en entrar. 
Jenna y Lion estaban enfrascados en algún tipo de discusión lo 
que me llevó a pensar que a lo mejor aquel viaje no salía como 
estaba planeando. Si Noah apenas me hablaba y estos dos 
discutían como si fuesen un matrimonio... 
Me fijé en ella... estaba leyendo un libro, la verdad es que casi 
siempre que estábamos en casa y sin hacer nada ella estaba 
leyendo; me pregunté qué es lo que podía gustarle de Thomas 
Hardy, pero lo dejé correr, mis gustos literarios no tenáin anda que 
ver con los de ella, estaba claro; entonces me fijé en su rostro 
preguntándome que era lo que tenía aquella chica que hacía que 
quisiese comportarme de una manera totalmente diferente... ¿Eran 
sus ojos color miel, cargados de inocencia y a la vez de un carácter 
indomable que sacaba de quicio a cualquiera? 
¿Eran aquellas pecas que le daban un aire aniñado y sexy a la 
vez? ¿O era su pelo ondulado y de diferentes tonalidades? No tenía 
ni idea, pero en cuanto levantó los ojos de su libro y los clavó en los míos, el escalofrió que sentí por todo el cuerpo me hizo darme 
cuenta de que si no tenía cuidado iba a terminar tan increíblemente 
idiotizado como Lion con Jenna. 
Entonces nos llamaron para entrar. Jenna y Noah se sentaron 
juntas y a mí me tocó compartir asientos con Lion, lo que agradecí. 
Estar junto a Noah durante un tiempo tan largo y sin poder tocarla 
haría de lo más incomodo el trayecto desde California a las islas del 
Caribe. Me puse los cascos de mi ipod y procuré descansar durante 
todo el trayecto. 
El hotel Atlantis de Bahamas era uno de los mejores hoteles, yo 
ya había estado en dos ocasiones y era magnífico. Gran parte del 
hotel estaba hecho como si fuese un acuario por lo que podías ver 
tiburones, peces extrañísimos y animales de todo tipo mientras 
recorrías los pasillos en dirección del comedor, o al casino. Noah 
estaba alucinada, y me encanto saber que yo había tenido algo que 
ver. Habíamos reservado tres habitaciones. Las chicas dormirían 
juntas y Lion y yo en una habitación cada uno. Lo habíamos hecho 
así porque Jenna y Lion no se separarían ni medio metro en cuanto 
el sol desapareciese por el horizonte...lo que me dejaba tiempo a 
solas para poder estar con Noah. 
Habíamos llegado al hotel a eso de las cinco de la tarde pasadas 
y las chicas insistieron en ir a la playa directamente. Me moría de 
ganas de ver a Noah en bikini por lo que media hora después 
estábamos saliendo al cálido sol de media tarde. Para mí ir a la 
playa suponía tirarme horas haciendo surf; no me gustaba tirarme 
en una toalla y tostarme al sol pero aquel día no me importó, no si 
iba a poder disfrutar de unas vistas excelentes. 
Por eso me llevé un chasco en cuanto llegamos a las tumbonas 
de la playa y Noah se sacó el vestido que llevaba. Al contrario que 
Jenna que llevaba un bikini blanco muy provocativo ella iba con un 
bañador de color negro. Le quedaba de miedo, pero me apetecía 
ver un poco mas de piel, su barriga suave y delgada, la curva de su 
cintura...




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