Esa noche Jenna llevaría su coche por lo que no podría
encargarme de llevar a Noah, que es lo que me habría gustado,
sobre todo para vigilarla. Eso ya me había puesto de mal humor
pero tampoco dejé que aquel detalle me afectase demasiado. Las
fiestas en las fraternidades de la universidad podían ponerse
bastante chungas y más cuando las chicas iban solas. No quería ni
pensar en la de tíos que querrían ponerle las manos encima a Noah
y solo con eso en mente pisé el acelerador hasta llegar a la casa en
donde se celebraba el inicio del curso.
Yo no pertenecía a ninguna fraternidad pero varios amigos míos
si lo hacían. Por eso mismo siempre estaba invitado y aquella fiesta
sería una completa locura. La casa era una pasada, de tres plantas
y la gente ya se había apoltronado en el jardín de la entrada,
bebiendo cerveza de barriles y haciendo el gilipollas. Normalmente
disfrutaba de aquellas fiestas pero lo único que me importaba en
aquel instante era encontrar a Noah y saber que estaba bien.
Deje a Lion sin importarme si me seguía o no y mientas muchos
me saludaban al verme subí las escaleras del porche y entré
mirando hacia todos los lados. Ya era bastante tarde y muchas
personas ya estaban demasiado borrachas para saber lo que
hacían. Ignoré a las chicas que me llamaron al verme y me fui
directo a la cocina buscando una melena multicolor y un cuerpo de
infarto que estaba seguro terminaría por volverme majareta.
Mientras cogía un botellín de cerveza y la buscaba en el salón
abarrotado de gente, la vi. Estaba con Jenna, ambas con vasos
rojos de plástico y las mejillas coloreadas. Me apoye contra la pared
para observarla. Ella no podría verme desde donde yo estaba y
disfrute de aquella ventaja. Me fije en su aspecto, en cómo se movía
con gracia y en como aquella falda le quedaba tan espectacular. Sus piernas estaban cubiertas por unas finas medias negras que deseé
destrozar nada más verlas. Aquella noche llevaba el pelo recogido y
pude ver el tatuaje de su nuca en la distancia. Mientras bebía me fijé
en como cuando creía que nadie la veía su sonrisa desaparecía
para inmediatamente llevarse la vaso de alcohol a los labios. ¿Qué
le pasaba? Joder, deseaba acercarme y preguntarle directamente,
deseaba que confiase en mí y así poder consolarla de lo que fuera
la estaba preocupando pero sabía cuál sería su reacción. Me
apartaría de su lado, ya me había dejado bastante claro que no
quería tenerme cerca y ya no sabía que hacer.
—Lo tuyo ya es obsesión—me dijo la voz de Lion a mi lado.
—La quiero para mí—le confesé sin apartar la vista de ella, que
ahora se servía nuevamente más cerveza. Había música sonando
en los altavoces y pude volver a tener una vista de primera mano de
cómo se movía de aquella forma tan seductora. Jenna la seguía y
ambas se empezaron a reír a carcajadas, obviamente ya estando
borrachas. No pude evitar fruncir el ceño.
A mi lado Lion soltó un silbido y luego una carcajada.
—¿Quién iba a decir que Nicholas Leister se podía enamorar?—
dijo riéndose de mí.
—Capullo —le contesté llevándome el vaso a la boca y
terminándome todo lo que había. Por alguna razón aparente
necesitaba hablar con alguien sobre lo que sentía por ella,
necesitaba ayuda para poder conquistarla, para que dejase de
odiarme.
—Hay algo que esa chica nos está ocultando, tío, y tengo el
presentimiento de que hasta que no lo averigües no vas a poder
acercarte a ella—me dijo y supe que tenía razón.
Había algo en Noah que la hacía desconfiar de la gente.
Ocultaba algún secreto y yo deseaba descubrirlo para poder saber a
qué atenerme...
La noche siguió su curso y yo me mantuve a raya. Bebí pero sin
pasarme, no quería que se repitiera lo de la última vez y a la vez
que me divertía con mis amigos de universidad mantuve un ojo clavado en Noah por si me necesitaba para algo o si le ocurría
alguna cosa. No sabía porque pero cada vez que la veía llevarse
aquel vaso a la boca más nervioso me ponía. No fue hasta que la vi
subirse a una mesa de cristal diminuta hasta que decidí intervenir.
Estaba completamente borracha y aquella dichosa falda era
tremendamente corta. Cuando todos los tíos de la habitación
comenzaron a gritarle y comérsela con los ojos no pude más que
tirar lo que tenía en la mano contra la pared y acércame hacia
donde estaba montando aquel espectáculo. Me apresuré en
esquivar a la gente a golpes hasta llegar hasta donde estaba.
Aquella mesa era demasiado pequeña como para que alguien
bailase en ella, un mal movimiento y se partiría la crisma.
En cuanto me vio su rostro se descompuso.
—¿Qué coño estás haciendo Noah?—grité por encima de la
música, apartando a un gilipollas de un empujón que no dejaba de
intentar acercarse para poder tocarla.
—Bailar—me gritó ella llevándose la bebida a la boca y
tambaleándose peligrosamente. Aquello no era normal en ella, no se
comportaría nunca de aquella manera.
No lo aguanté más. Me acerque, la cogí de las piernas y me la
subí a la espalda. Todos los allí presentes me abuchearon y juró que
me habría liado a golpes allí mismo si no cargara con aquella mujer
exasperante en uno de mis hombros.
—¡Suéltame, idiota!—comenzó a gritarme mientras me golpeaba
con sus puños diminutos.
No lo hice hasta que la saque fuera donde había menos gente.
Los pocos que habían allí fumando me miraron riéndose y se
callaron al ver la mirada fulminante que les lancé.
—¡Déjame!—me gritó y entonces la solté dejándola frente a mí.
Estaba acalorada y el pelo se le pegaba a la frente por el sudor.
—Podrías haberte hecho daño—le dije intentado controlar las
ganas de meterla en el coche y llevármela a casa.
Me observó encolerizada sin saber muy bien que hacer, pero un
segundo después comenzó a golpearme el pecho con sus puños y a insultarme de todas las maneras posibles. Le aparté los puños de mi
pecho y los sostuve frente a ella esperando que se calmara.
— Te odio Nicholas...y me odio a mi misma por haber dejado que
me hicieses daño...—me dijo clavando sus ojos en los míos. Sabía
que era el alcohol el que hablaba pero cada una de sus palabras se
clavaron en mi pecho de una manera dolorosa. No quería hacerle
daño, solo quería protegerla, y joder si me estaba costando hacerlo.
—Lo siento—le dije soltándole las manos y apartándole el pelo
de su cara al mismo tiempo que le cogía el rostro con firmeza.—No
quiero hacerte daño, Noah—le dije observando cómo sus ojos me
observaban entre tristes, enfadados y distraídos por el acceso de
alcohol.
Me observó unos instantes y cuando acerque mis labios a los
suyos sin poder aguantarme más, dio un paso hacia atrás
soltándose de mi agarre y fulminándome con sus ojos color miel.
—Te dije que te apartases de mí— dijo respirando
entrecortadamente— No quiero que me toques, no me hagas tener
que repetírtelo.
Y entonces me rodeó y volvió a entrar en la casa, dejándome allí
completamente solo y más perdido que en toda mi vida.
Me quedé fuera fumando un cigarro detrás de otro. No quería ni
pensar en lo que estaría haciendo Noah allí dentro pero no podía
vigilarla porque entonces tendría que arrastrarla de vuelta a mi casa
y eso sería lo último que ella me perdonaría. Estaba completamente
enloquecido, de los nervios, no sabía qué hacer para que me
perdonase, le había hecho daño y eso significaba que sentía algo
por mí al igual que yo por ella pero más que alegrarme me hizo
darme cuenta de lo idiota que era al haberla dejado marchar. Había
cometido un error garrafal, Noah veía aquella noche en la que me
acosté con esa tía como un recuerdo de los cuernos que su ex novio
le había metido con su mejor amiga. Ella había estado reacia a
empezar nada nuevo conmigo y eso era justamente por miedo a que
le volviesen a hacer daño y yo había hecho justamente eso, había dañado a la persona más frágil y más fuerte que había conocido en
toda mi vida.
Llevaba como una hora allí fuera, solo, pensando y
maldiciéndome a mí mismo cuando Lion salió a buscarme.
—Tío, deberías entrar, Noah no está bien—me dijo y sentí como
todo mi cuerpo se tensaba. Me puse de pié y le miré fijamente—
Lleva vomitando más de media hora, está completamente borracha
—me dijo y entonces lo vi todo blanco. Le aparté de un empujón y
entré buscándola por todos lados.
La gente seguía bailando y bebiendo pero a mí solo me
importaba encontrar a Noah.
—Está con Jenna en la primera planta, segunda puerta a la
derecha—me dijo Lion que se había apresurado en acercarse a mí.
Corrí hacia las escaleras y abrí de un tirón la puerta de aquella
habitación. Jenna estaba junto con otra chica al lado de una Noah
completamente inconsciente y recostada sobre la cama.
Jenna me miró asustada.
—Sabía que se estaba pasando, pero no quiso escucharme,
Nick—me dijo ella pero la ignoré hasta llegar a su lado y me arrodille
junto a ella. Tenía el rostro pálido y sudoroso seguramente por el
esfuerzo de haber estado vomitando durante tanto tiempo.
—¿Cuánto tiempo lleva así?—pregunté y al ver que nadie me
contestaba me giré hacia Jenna furioso.— ¿Cuánto?
—Ha estado vomitando más de media hora y hace cinco minutos
que perdió el conocimiento... o a lo mejor está dormida no lo sé
Nicholas, lo siento, le advertí de que parara, pero...
—Déjalo, Jenna—le dije y entonces vi por el rabillo del ojo como
entraba Lion en la habitación.
La otra chica que estaba junto a Jenna me miró con decisión.
—Estudio medicina, tranquilízate, su pulso es estable,
simplemente se ha pasado, necesita dormir; mañana tendrá una
resaca del quince pero está bien.
—¿Cómo puedes decir que está bien?—casi le grité al mismo
tiempo que cogía el rostro inconsciente de Noah entre mis manos y la observaba completamente preocupado.
—Lo está, llévatela a casa y vigílala durante la noche—me dijo
aquella chica y eso fue lo que me propuse hacer. Me levanté
sintiendo que aquella noche iba a terminar pudiendo conmigo,
saqué las llaves de mi coche y se las lancé a Lion.
—Trae el coche a la entrada, te veo abajo.
Lion asintió y salió por la puerta. Jenna se quedó allí observando
a Noah y entonces me di cuenta de que estaba llorando en silencio.
—Lo siento Nick... no pensé que esto terminaría así—me dijo
llena de culpabilidad.
—Ahora no me interesa lo que tengas que decir—le contesté con
frialdad a la vez que me inclinaba sobre Noah y la cogía en brazos
sin dificultad. Me asustó ver que apenas emitía sonido aunque
respiraba con normalidad. Su cabeza se recostó sobre mi hombro y
me culpé a mi mismo por no haberla sabido proteger otra vez.
Estaba así por mi culpa pero había algo que no cuadraba y mientras
bajaba las escaleras con ella en brazos no pude dejar de
preguntarme qué demonios había ocurrido como para que ella
decidiese emborracharse de aquella manera...
Lion y Jenna se quedaron en la fiesta ya que Lion no quería que
Jenna regresase conduciendo sola hasta su casa. En cuanto
aparqué en la entrada y me giré para observar a Noah no pude
evitar tener una especie de deja-vú muy desagradable. La misma
noche que había conocido a Noah ella había acabado justamente
así, solo que drogada por algo que le habían metido en la bebida.
Eso también había sido culpa mía y al recordar como la había
dejado tirada en la carretera me ayudo a comprobar lo cabrón que
había sido con ella desde el mismísimo minuto que la había visto
por primera vez. No me la merecía pero ya no había nada que
pudiese hacer, me había cautivado.
Me bajé del coche y la saqué con cuidado. Seguía
completamente inconsciente y tuve que darme prisa al entrar en la
casa y subir las escaleras. Era bastante tarde y lo menos que quería
era que Rafaella viera a Noah en ese estado tan lamentable. Me fui directamente hasta mi habitación, sin pensármelo ni un segundo.
Aquella noche no apartaría los ojos de ella hasta que no la viera
recobrar el sentido y cuando la deposité con cuidado sobre mi cama
no pude evitar pensar que había deseado recostarla sobre esas
almohadas desde le a primera vez que la había visto con un vestido
puesto y ahora tenía que traerla en aquellas condiciones. Le quité
los zapatos con cuidado al mismo tiempo que encendía una
pequeña luz que había en mi mesita de noche. Estaba tan
inconsciente que ni siquiera se había percatado de la completa
oscuridad que nos había rodeado por un momento y eso hizo que
sintiese una opresión en el pecho que no me dejaba ni respirar. ¿Y
si estaba peor de lo que parecía? ¿Y si debía llevarla a un hospital
para que la vieran? Descarté aquel último pensamiento ya que Noah
era menor de edad y se metería en un buen problema si se
enteraban que había estado bebiendo alcohol en exceso.
No quería que pasase frío ni que estuviese incómoda con
aquella ropa. Con la mente fría comencé a quitarle la falda y
después las medias.
Fui a coger una de mis camisetas y antes de comenzar a
pasársela por la cabeza, algo captó mi atención. Noah tenía una
larga cicatriz que le cubría un costado del estómago... Me quede
observándola con la mente completamente perdida. ¿Cómo se
había hecho eso? No era una cicatriz normal, era grande y
seguramente había llevado muchísimos puntos. Uno de mis dedos
se deslizó por la superficie suave de aquella marca que destrozaba
el cuerpo más espectacular que había visto en mi vida. En sueños
Noah se inquietó y aparté la mano de golpe. ¿Era por eso que
nunca había querido estar en biquini? ¿Por la cicatriz? Entonces
muchos momentos y detalles se me cruzaron por la mente teniendo
sentido por fin.
Cómo es que siempre iba con un bañador, o como se ponía
nerviosa si se le mencionaba que se quitase la ropa; cuando
habíamos jugado a verdad o reto su rostro se había descompuesto cuando le propusieron quitarse el vestido y a ahora entendía el por
qué de aquella reacción.
Entonces fue cuando comprendí que Noah estaba a miles de
kilómetros de mí, había muchas cosas que no sabía de ella y sentí
la necesidad de protegerla de cualquier cosa que la preocupase o
de la que tuviese miedo.
Le pasé la camiseta por la cabeza y la cubrí con mis mantas.
¿Qué le había ocurrido? ¿Quién era Noah Morgan en realidad?
Con esos pensamientos en mente me recosté a su lado
abrazándola contra mi pecho y deseando protegerla de todo y de
todos, porque algo le había pasado y yo terminaría descubriendo el
qué.