NICK
Ni de coña.
Creo que la mirada que le lancé a aquella mujer fue tal que hasta mi
padre se quedó momentáneamente sin nada que decir. A mi lado Noah
se había quedado callada tras mirarme unos segundos.
- ¿Mamá te has vuelto loca?-exclamó con fingida alegría.
¿Por qué coño fingía? ¿Por qué demonios no estaba diciéndole que ni de
puta coña iba a irse todo el verano a la otra punta del mundo sin mí?
-Te estás haciendo mayor, y ya te vas a ir a la universidad...-
empezó a decir Rafaella sin siquiera mirarme, por eso seguía hablando,
estaba seguro de que si sus ojos se posaban en mi rostro sus labios
habrían dejado de moverse inmediatamente, petrificada de terror. -Creo
que es la última oportunidad que tenemos de hacer algo juntas, y sé que
seguramente no te haga tanta ilusión como a mí, p-p-ero-Y
entonces se puso a llorar.
Me llevé la copa a la boca, intentando controlar mis impulsos asesinos.
Tenía la mano de Noah tan sujeta por debajo de la mesa que creo que se
le había dormido, pero o eso, o perdía los papeles y empezaba a soltar
las mil y una maldiciones que me estaba tragando con todo mi esfuerzo.
Mi padre me miró un momento de reojo y se llevó la copa a los labios.
¿Había sido idea suya? ¿Había sido él quien le había metido aquella
locura de idea a su mujer?
Pero qué coño me preguntaba, por supuesto que había sido su idea, era
él el que pagaba el puto viaje.
Entonces mi última esperanza flaqueó.
-Claro que quiero ir mamá-dijo Noah a mi lado, y sus palabras fueron
como una bofetada en toda la cara.
¿Es que acaso yo no pintaba nada en aquella decisión? ¿Qué coño
estaba haciendo allí sentado?
Le solté la mano debajo de la mesa; me estaba cabreando cada vez más;
o me iba de allí o terminaría por soltar todo lo que estaba pensando, pero entonces comprendí que con irme no solucionaría nada, en otra
ocasión habría montado una escena, pero ahora eso no me serviría, si
quería que me tomasen en serio, si quería que nos tomasen en serio
debía quedarme y presentar mi puta opinión: Que no iban a
arrebatarme a mi novia durante un mes entero.
Noah, al ver que le soltaba la mano giró su rostro hacia a mí. La miré
un segundo y vi que aquello la martirizaba tanto como a mí, bueno algo
era algo.
Antes de que Rafaella pudiese decir nada más la interrumpí.
- ¿No crees que deberías habernos consultado antes de pagar el viaje?
Creo que había utilizado toda mi fuerza de voluntad para formular
aquella pregunta en ese tono de voz calmado que acaba de emplear. Si
de verdad hubiese dicho lo que quería le habría gritado lo siguiente:
¿Pero qué coño te pasa? Sobre mi puto cadáver te vas a llevar a Noah
lejos de mí un mes, haber si te enteras de una puñetera vez que estamos
juntos, que no tenemos quince años y que queremos permanecer
encerrados en mi apartamento al menos una semana entera para
simplemente follar y follar hasta que nos quedemos sin fuerzas y
tengamos que salir a la luz del ¡puto sol!
Rafaella se giró hacía a mí. Fue en esa mirada cuando comprendí que
cualquier esperanza de que la madre de Noah me aceptara como su
novio había desaparecido. No me quería para Noah, y su rostro lo
dejaba totalmente claro.
-Nicholas, es mi hija, que apenas acaba de cumplir dieciocho años, es
aún una niña y quiero pasar con ella un mes de vacaciones ¿tan difícil es
de entender?
Antes de que pudiese decir nada, Noah saltó en mi defensa.
-Mamá, no soy una niña ¿vale?-dijo echándose el pelo hacia atrás. Vale,
perfecto estaba cabreada, así me gusta, adelante Noah. -No le hables
así a Nick, es mi novio, tiene todo el derecho a no estar contento con
este viaje.
No estar contento se quedaba corto, pero dejé que siguiera hablando.
Rafaella ahora miraba a su hija, tenía los ojos aún llorosos de haber
llorado antes, y la cara de martirio que puso me dio ganas de vomitar.
-Iré al viaje.
¡¿Qué?!
-Pero este será el último, la próxima vez o vamos todos o no voy-agregó
ignorando como sus palabras eran procesadas por mi cerebro
consiguiendo que de pronto lo viera todo rojo.
Su madre sonrió y sentí tal calor en el cuerpo que me puse de pié.
Mi padre me miró, advirtiéndome con la mirada.
-Me largo-dije intentando controlar la voz. Tenía tantas ganas de pegarle
a alguien que mis manos se habían convertido en puños. Noah se
levantó a mi lado. No sé si quería que viniese conmigo, estaba tan
cabreado con ella como con su madre.
-Nicholas, siéntate-me dijo mi padre mirando alrededor.
Siempre las putas apariencias, y siempre esa mirada de decepción es su
rostro. Empecé a caminar hacia la salida, ni siquiera me detuve a
esperar a Noah, necesitaba salir a que me diera el aire.
Cuando salí fuera, me fui directamente al coche, dándome cuenta de que
no tenía ni siquiera las llaves, ese no era mi puto coche. Me giré y apoyé
mi espalda en la puerta del conductor. Noah estaba caminando hacia
donde yo estaba.
Esos tacones que llevaba no la habían dejado seguir mi ritmo. Saqué un
cigarro del bolsillo y lo encendí, importándome una mierda que le
molestase que fumase.
Cuando llegó a mi lado se detuvo, sus mejillas sonrojadas, y sus ojos
buscando los míos. Fijé mi mirada en la gente que entraba en el
restaurante. Le di una calada al cigarro y solté el humo, sabiendo que le
llegaría, y que le molestaría, bien, se lo tenía merecido por querer
abandonarme durante un puto mes.
-Nicholas, yo no...
-Cállate, Noah-la corté.
Escuché como respiraba hondo y desvíe mi mirada a su rostro. Había
sido brusco, lo sabía pero no sabía cómo controlar lo que sentía en
aquel momento. Odiaba no tener ningún tipo de derecho sobre ella, daba
igual que llevásemos saliendo ocho meses, daba igual que fuese mi
novia, yo seguía sin decidir absolutamente nada en lo que a ella
concernía, y era en estos momentos cuando notaba que los cinco años
que le sacaba parecían ser un abismo entre los dos, porque si se tratara
de una chica de 23 como yo, no tendríamos que estar discutiendo algo
como esto, no habría madres de por medio, las decisiones las
tomaríamos juntos, como pareja, y no tendría que estar ahora con
ganas de matar a alguien.