NICK
Ya solo quedaban dos días para que Noah regresase. Creo que nunca en
mi vida había estado tan ansioso por ver a alguien.
Mis sentimientos se repartían entre querer comérmela a besos y en
querer estrangularla por haberse marchado dejándome aquí solo y no
sabía que es lo que haría primero.
Sí que la había notado un poco rara las últimas veces que habíamos
hablado. Me había dicho que estaba cansada y que se moría de ganas de
verme y yo contaba las horas para que llegase ese momento. Había
arreglado el piso, que estaba hecho un asco, había comprado comida e
incluso había limpiado al gato con toallitas húmedas, lo que hizo que mi
brazo quedase lleno de arañazos, y yo tuviese que contar hasta cien
antes de tirar a esa bola de pelo por el balcón.
Quería que cuando llegase pasásemos la mejor noche de nuestras vidas,
quería que recordase lo que se perdía cuando se marchaba y me dejaba
atrás, quería que su vida dependiera de la mía tanto como la mía
dependía de la de ella.
Me había pasado casi todo ese mes metido en casa y en el trabajo,
adelantando materia, queriéndome graduar lo antes posible.
Si le metía caña a las asignaturas que me quedaban iba a poder
terminar antes de tiempo, y si todo salía bien, conseguiría que mi padre
por fin me tomase más en serio.
La noche siguiente, cuando salía de la ducha envuelto en una toalla e
intentando no mojar todo el piso llamaron a la puerta.
Maldije entre dientes y poniéndolo todo perdido fui a abrir.
Era Lion.
-Necesito tu ayuda-me dijo entrando sin más.
Me giré hacia él mientras cerraba la puerta de una patada.
Lion estaba que daba pena. Hacía ya una semana que no le veía, y la
persona que tenía delante no tenía nada que ver con mi amigo.
-¿Qué demonios te ha ocurrido?-le dije mientras me acercaba a donde
se había sentado en el sofá y se había llevado las manos a la cabeza.
Estaba despeinado, y desarreglado, como si llevara días sin ducharse.
La mirada que me lanzó me hizo comprender que estaba bebido también
aunque no borracho, o eso esperaba.
-Me he metido en problemas.
Mierda... eso no podía significar nada bueno. Los problemas de Lion
eran problemas de los gordos, no chorradas.
-Ya sabes que hace un año y medio que dejé de vender...-
empezó diciéndome y supe por donde iban los tiros nada más escuchar
la palabra vender.
Cogí unos pantalones que había sobre el sofá y me los puse, estaba
chorreando pero en ese momento me importaba una mierda.
-No me digas que has vuelto a esa mierda, Lion. -dije cortante.
Lion se pasó la mano por la nuca y me fulminó con la mirada.
- ¡Ni se te ocurra juzgarme!-me gritó entonces, poniéndose de pié. - ¡Tú
lo tienes todo!
Me levanté controlando las ganas de darle una patada, pero era mi
amigo y sabía que lo estaba pasando mal por el dinero, pero para eso
estaban las peleas, y las carreras, eran ilegales sí, pero no era lo mismo
que vender droga, por eso podían caerte más de diez años.
- ¿En qué clase de problema te has metido?-le dije manteniendo la
calma.
Lion miró hacia a todas partes, sus ojos verdes, que contrastaban de
forma alarmante con su bronceada piel se clavaron en mí un segundo
después.
-Tengo que entregar un paquete en Gardens esta noche, supuestamente
iba a ser en la playa, algo rápido, pero me han llamado y ahora tengo
que meterme en esa mierda de barrio.
Joder, Nickerson Gardens era de lo peor de Los Ángeles, a mí y a Lion
nos tenían hecha la cruz desde hacía años por habernos metido en una
pelea de las gordas. Casi nos empapelan a los dos de no haber sido por
mi padre y habíamos jurado no volver por allí nunca más.
-No pretenderás que te acompañe...
-Será rápido, entregamos esta mierda y volvemos aquí tío.
Joder. No quería problemas, ya no, no ahora que estaba encarrilando mi
vida. Desde lo ocurrido con Ronnie y con el padre de Noah, me había
jurado no volver a meterme en problemas y menos a arrastrar a mi
novia conmigo. Había sido mi culpa lo de Ronnie, todo lo ocurrido
después, nada de eso habría pasado de no haber dejado que Noah se
metiera en aquel mundo conmigo y no quería volver a meterme yo
porque donde yo estuviese ahí estaría ella.
-No voy a ir Lion-dije deteniéndome y mirándole para dejárselo claro.
Pareció sorprendido un segundo y cabreado al siguiente.
-Dijiste que éramos hermanos, para las buenas y para las malas, pues
ahora te necesito.
Jodeeeeer.
- ¿Solo es entregar un paquete?-repetí sabiendo que me arrepentiría de
esto.
Su cara se iluminó.
-Lo entrego y nos largamos, tío, te lo juro. -dijo levantándose del sofá.
Esto me recordaba a cuando me había mudado con él y había empezado
a acompañarle en sus mierdas. En esa época éramos mucho más
jóvenes e irresponsables, yo no quería volver a cagarla, ahora había
mucho en juego, no podía regresar a ese mundo, ya no.
-Yo conduzco-dije cogiendo las llaves y deseando mandarlo a paseo. Pero
Lion siempre había estado ahí para mí, me hubiese gustado que no
tuviese que seguir metido en ese mundo pero no había nada que yo
pudiese hacer. Mi padre le había ofrecido curro en su empresa pero se
había negado, el taller de su abuelo era toda su vida y no iba a dejarlo,
pero al no hacerlo, dejaba de lado también su única oportunidad de una
vida mejor, de una vida sin problemas.
Noah llegaba la noche siguiente, por lo que tenía tiempo de sobra para
hacer lo que Lion quería, regresar a casa, ducharme y estar listo para ir
a buscarla al aeropuerto. Cogí las llaves y salí del apartamento sin
mirar atrás. Mi coche estaba aparcado en mi plaza de aparcamiento,
desde que había perdido el Ferrari me había planteado comprarme un
coche nuevo pero aún no lo tenía claro.
Al subirnos y salir del aparcamiento, el silencio en el coche era
ensordecedor.
-Gracias por acompañarme, Nick-me dijo entonces Lion con la mirada
fija en la ventana.