NOAH
Era verdad que no quería hacerle daño, pero yo también quería tenerle
dentro de mí. Quería que me acariciara con sus manos, con sus dedos
expertos, que me besara por todas partes, en todos los lugares
prohibidos, que me hiciese suya y que se olvidara de todas las demás.
-Esta va a ser la única vez que vas a tener el control, así que disfrútalo-
me soltó el muy engreído. Pero estaba más que excitado, lo sentía
debajo de mí, duro como una piedra.
-Eso ya lo veremos-le dije inclinándome para besarle la mandíbula.
Intentaría evitar sus labios, no quería que le doliera, pero sería algo
difícil. Me daba coraje tener que andarme con cuidado, quería que
hiciésemos el amor con libertad, quería que me dominara con su
cuerpo, como a mí me gustaba, que me levantara, que el roce de nuestra
piel nos diera placer no dolor; aunque tener el control por una vez podía
ser también muy excitante.
Pasé mi lengua por su incipiente barba hasta llegar a su oreja derecha.
Olía exquisitamente bien, a Nick, a hombre...
Sus manos se apoderaron de mis pechos y solté un suspiro entrecortado
cuando apretó con fuerza causando un intenso placer que fue directo a
mi entrepierna.
Mis manos bajaron por su estómago, Dios, tenía un cuerpo tan bien
trabajado, sentía sus músculos bajo las yemas de mis dedos, quería
chupar y besar cada centímetro de su piel.
Mis dedos se detuvieron justo por encima de sus pantalones y sonreí
cuando su cuerpo se estremeció de arriba abajo mientras mis labios
mordisqueaban toda la parte de su cuello y su mandíbula.
-No seas mala, pecas, no voy a esperar mucho más-me dijo llevando sus
manos a mi cintura, pero lo paré antes de que hiciese lo que sabía que
iba a hacer.
-Te he dicho que quieto-le solté cogiéndole las manos y acorralándolo
contra el respaldo del sofá.
-Estas abusando de tu poder.
Sonreí y me puse de pié. Deslicé los dedos por mi pantalón y lo bajé
quedándome solo con la ropa interior. Sus ojos se volvieron negros de
deseo.
-Si no recuerdo mal había algo que querías que hiciese-dije deseando
ponerlo nervioso, deseando que perdiera el control sobre sí mismo.
Me arrodillé delante de él y vi como sus ojos se clavaban en los míos,
fijamente, reteniéndome momentáneamente con su mirada.
-Hoy no-soltó entonces y vi que le costaba decírmelo.
Le desabroché el primer botón del pantalón.
- ¿Por qué no?
Su respiración se descontroló por completo.
Saqué su erección del pantalón y empecé a acariciarlo con la mano.
Cerró los ojos con fuerza, sabía que no iba a durar mucho si seguía con
ese tonteo, llevábamos sin hacerlo un mes, y estaba segura que no
aguantaba más.
-Porque cuando me la chupes voy a querer follarte durante horas, y hoy
no estoy capacitado para hacer eso.
Joder... me quedé quieta, intentando volver a donde yo controlaba la
situación.
Se inclinó para adelante con una sonrisa apareciendo en su rostro, una
sonrisa diabólica.
-Mejor haz lo que yo te diga-soltó entonces y su mano tiró de mi ropa
interior con delicadeza, dejándome completamente desnuda ante él.
Sus ojos parecieron abrazar cada centímetro de mi cuerpo y agradecí el
haber superado la vergüenza que sentía en un principio. No hay nada
como confiar plenamente en otra persona, en mostrarle todas tus
inseguridades y ver que no solo las acepta sino que también las adora.
-Algún día tendré el control y seré yo quien te vuelva loca-dije
entrecortadamente mientras sus labios empezaban a besarme el
estómago y sus dedos el centro de mi cuerpo.
-Me vuelves loco solo con respirar, Noah-dijo acercándose aún más.
Estaba de pié entre sus piernas con su boca en mi cuerpo y mis manos
enredadas en su pelo oscuro. Tiré de él con fuerza cuando su lengua fue
bajando peligrosamente.
-Ya estás lista-dijo introduciendo un dedo en mi interior.
Lo empujé hacia atrás y coloqué ambas manos sobre sus hombros. Me
senté en su regazo, temblando por su contacto.
Su boca reclamó la mía y cuando nos juntamos para chupar nuestros
labios con desesperación me levantó por la cintura con cuidado y me
guió hasta que entró poco a poco en mi interior. Cerré los ojos con
fuerza disfrutando del contacto, de volver a tenerlo dentro de mí...
-Ahora te toca a ti-dijo entre dientes obligándome a abrir los ojos.
Sujetándome a él empecé a subir y abajar lento al principio, dejando
que mi cuerpo se acostumbrara a la invasión de tenerlo dentro después
de un mes.
-Me estás matando, Noah-gruño colocando sus manos en mi cintura y
obligándome a ir más rápido.
Intenté ir contra sus brazos, quería ir lento, disfrutar y alargar el placer
lo máximo posible, pero no me dejaba, sus brazos y su cuerpo aún
estando como estaban seguían siendo más fuertes que yo.
-Joder, Nicholas-me quejé cuando el orgasmo empezó a formarse de
prisa en mi interior- ¡Más despacio!
Se separó del sofá y juntó su cara con la mía. Sus ojos me doblegaron,
me callaron y su mano se metió entre medio para tocarme allí donde me
moría de placer.
-Así-me dijo y se inclinó para morderme el labio.
Dios... todo era demasiado, sus palabras, su mano acariciándome y él
entrando y saliendo de mí... mi cuerpo necesitaba liberarse, todas estas
semanas sin él, teniendo pesadillas, el desencanto de no haberlo visto en
el aeropuerto, el miedo por haberlo encontrado con la cara destrozada.
Yo misma terminé acelerando el ritmo, soltó un profundo gruñido de
placer casi a la vez que yo soltaba un grito desesperado, y tras varias
oleadas de placer infinito, me detuvo, me clavó donde estaba,
quedándose dentro de mí y alargando esa sensación tan exquisita.
-Aquí es donde tengo que estar todos los días.
Bajé la mirada y le atraje a mi boca. Me beso sin importarle el dolor, sin
importarle nada en absoluto. Estábamos juntos otra vez y eso es lo
único que importaba.
Después de eso estuvimos hablando durante un rato, yo contándole
cosas sobre Europa, él contándome sus propias anécdotas de la cuidad
hasta que nos dimos cuenta de que eran las cinco de la mañana y que
seguíamos semidesnudos en el sofá.