NICK
Cuando la vi marcharse sentí la rabia que estaba conteniendo explotar
como lava de dentro de un volcán.
Estaba tan cansado de toda esta mierda, pero las palabras de Rafaella
no cesaban de resonar en mi cabeza.
"Está fuera de control, no lo quiero cerca de Noah"
Me fui directamente a la cocina intentando tranquilizarme, intentando
borrar de mi mente la mano de esa mujer cruzándole la cara a mi novia,
mi novia cuyo padre casi la mata a golpes cuando era una niña, mi
novia a la que habían secuestrado y golpeado...
Mis ojos se clavaron en los cristales del mueble que había roto ayer, mi
puño golpeándolo y la mirada aterrorizada de Noah se proyectaron ante
mis ojos como si el día anterior no hubiese estado lo suficientemente
atento.
¡Eres violento, te metes en peleas!
Maldecía el momento en el que había decidido ayudar a Lion.
¡No voy a tolerar que metas a mi hija en toda esa mierda!
Me fui directamente a la cocina y cogí el escobillón para recoger los
cristales del suelo. Iba a tener que cambiar si quería que lo mío con
Noah funcionase de verdad.
Estábamos a punto de dar un gran paso, un paso decisivo en nuestra
relación, de esta forma le demostraríamos a todos que esto era de
verdad; por eso tenía tantas ganas de que se viniese a vivir, porque
nadie parecía tomarse en serio nuestra relación, a veces sentía como si
nuestros conocidos, amigos y familiares estuviesen haciendo apuestas
tras nuestra espalda para ver cuánto tardábamos en romper, para
comprobar cuanta presión éramos capaces de soportar.
Tiré los cristales a la papelera y cogí el teléfono de encima de la
encimera.
Tenía un mensaje de Jenna.
" Lion está bien, tenemos que hablar, sabes perfectamente que no me
creo absolutamente nada de lo que me habéis dicho. Sé que estarás con
Noah pero necesito que nos veamos, háblame cuando tengas un hueco."
Sabía que esto iba a pasar, y también sabía que era relativamente fácil
mentirle a Jenna, podía inventarme cualquier chorrada y colaría, pero
no en este caso, Lion estaba metiéndose en arenas movedizas, en un
terreno demasiado peligroso para dejarlo estar. Jenna tenía que saber
que Lion no estaba bien.
Le mandé un mensaje diciéndole que nos veíamos en una hora y me metí
en la ducha. Tenía el cuerpo hecho una mierda, y las heridas parecían
ponerse en peor estado a medida que pasaban las horas. Sentí calidez al
recordar como Noah se había preocupado por mí, ver cómo me curaba,
como sufría al verme lastimado... nunca nadie me había hecho sentir así
antes, mi padre se cabreaba cuando llegaba a casa de esta guisa, lo
normal es que no me volviese a dirigir la palabra hasta que las marcas
hubiesen desaparecido; a veces en aquella época una de las razones
principales por las que me metía en peleas era exactamente por eso,
para fastidiar a mi padre y para así mantenerlo alejado de mí.
Salí de la ducha, me vestí con unos vaqueros y me tomé una pastilla
antes de salir por la puerta. Aparcado en mi entrada estaba el coche de
Noah.
Joder, su madre la había obligado a ir con ellos, no quería ni imaginar lo
que le estaban diciendo de mí... sentí un malestar en mi estómago, no
quería que le comieran la cabeza. Mi mayor miedo era que Noah
terminase por hacer lo que su madre quería, que finalmente viera en mí
una persona con la que no debía estar.
Saqué mi teléfono mientras ponía el coche en marcha.
"¿Estás bien? Si no lo estas voy ahora mismo a recogerte, me importa
una mierda lo que tu madre me diga Noah, tu sabes que te quiero, y
sabes que no haría nada para hacerte daño."
Al segundo se puso en línea. Esperé a que me contestara...
¿Por qué tardaba tanto? Justo en el instante en el que decidí pasar de
Jenna e ir a recogerla me contestó.
"Estoy bien, te quiero."
Siempre que me decía te quiero, sentía que me inflaba de felicidad...
pero aquella vez fue diferente, no sé cómo explicarlo, necesitaba tenerla
delante para volver a estar tranquilo.
Me llegó otro mensaje, pero esta vez era de Jenna.
"Estoy llegando, nos vemos en el Starbucks."
"Ok."
Diez minutos después estaba aparcando en el Starbucks que había en el
centro comercial, a quince minutos de mi casa.
Cuando vi a Jenna a través de la ventana, sentada en uno de los sofás de
dentro, supe que iba a tener que tener mucho cuidado con cómo le
planteaba las cosas a mi amiga.
Cuando entré su mirada me fulminó desprendiendo llamaradas. Me
senté frente a ella, intentando no hacer ninguna mueca de dolor, pero
sus ojos estaban totalmente atentos a todos los gestos de mi cara.
-Sois unos idiotas redomados ¿lo sabes no?-me dijo dejando su batido, o
lo que fuera ese líquido verde, encima de la mesa.
-Ya sabes cómo somos Jenna, no sé porque te sorprendes ahora. -dije
simplemente. Me hervía la sangre, porque no quería que siguiese
pensando que era el mismo Nick de hace un año, yo había cambiado, o
al menos eso quería creer, su novio en cambio, seguía siendo un
gilipollas.
- ¿A quién se le ocurre jugar al póker con esos idiotas?-soltó entonces, lo
que me dejó callado unos segundos. ¿Póker?
¿De qué demonios estaba hablando?-Y más sabiendo lo malos que sois
jugando, ¡tenéis que dejar de juntaros con las bandas, Nicholas!
Lion le había metido una trola, estupendo.
-Mira Jenna, te aseguro que hoy no tengo un buen día-dije intentando no
cabrearme y menos pagarlo con ella.
Sus ojos al escucharme decir aquello miraron alrededor, como si se
diese cuenta de que faltaba algo o alguien.
- ¿Dónde está Noah?
-No está conmigo, como puedes ver. -dije con fastidio.
Jenna se puso más seria de lo que ya estaba.
- ¿Qué le has hecho?
Solté una risa amarga.
- ¿Tan rápido das por sentado que he sido yo el que le ha hecho algo?