NOAH
El camino de vuelta a casa se produjo en un incómodo silencio.
Agradecía que mi madre no siguiese machacándome pero sabía que no
lo hacía porque William estaba delante. No me quedaba la menor duda
de que en cuanto pusiese un pie en casa, subiría a mi habitación a seguir
con la discusión.
En cuanto Will aparcó en la entrada me bajé y salí disparada hacia
arriba. No quería hablar con mi madre, en realidad no quería hablar
con nadie, desde que había llegado todo había ido mal, no ver a Nick en
el aeropuerto, encontrármelo todo lastimado y golpeado, la discusión
que habíamos tenido, luego la pelea con mi madre, y oír de primera
mano lo que pensaba sobre Nicholas... necesitaba apartarme de todos,
necesitaba espacio.
Cuando entré en mi habitación, lo primero que vi fue un gran sobre
encima de mi cama. Era de la universidad. Lo abrí y sentí un nudo en el
estómago al ver los papeles sobre mi residencia. Cuando había echado
la solicitud hacia meses había señalado con una cruz la opción de
compartir habitación, ese había sido el plan desde el principio, vivir con
una compañera de cuarto en alguna de las residencias del campus, pero
ahora todo había cambiado, iba a ir a vivir con Nicholas, debía llamar a
la universidad y aclararlo.
Temía el momento de contárselo a mi madre. Iba a matarme, y una
parte de mí, aquella que aún seguía siendo una niña, estaba asustada
por contarle que iba a irme a vivir con mi novio en mi primer año de
universidad No podía creer que dentro de dos semanas iba a irme... Me
hubiese gustado hacer las maletas en ese instante y largarme, pero
todavía me quedaba aguantar unos cuantos días más. Mi madre
necesitaba aprender a estar sin mí, además estaba segura de que
William deseaba poder vivir con ella a solas; desde que habíamos
llegado solo habíamos traído problemas, sobretodo yo.
Cogí todos los papeles y los metí en el cajón de mi escritorio.
Me puse el pijama aunque no tenía nada de sueño, puesto que había
estado durmiendo unas catorce horas y saqué mi teléfono móvil.
Tenía dos llamadas perdidas de Jenna y un mensaje de Kat.
¡Quiero verte! estás desaparecida, si te apetece estaremos esta noche en
la casa de Colín, espero que vengas, ¡tienes que contarme todo sobre
Europa!
El mensaje me lo había enviado hacía media hora. La casa de Colín era
donde el pasado verano habían celebrado el cumpleaños de Nick, que
por cierto era dentro de poco.
Decidí llamar a Kat antes de ver si iba o no a la casa de Colin.
-¿Aló?
Sonreí ante su forma de responder a las llamadas.
-Hola Kat, acabo de leer tu mensaje-dije intentando que no notara mi
estado de ánimo.
- ¡Noah!-gritó entusiasmada, detrás se escuchaba el ruido de la música y
también de los gritos de los chicos al oír mi nombre; escuché como me
llamaban en la distancia. Kat empezó a reírse-Todos quieren que vengas,
¡vamos vente, hace mil que no te vemos!
- ¿Qué estáis haciendo?-pregunté un poco indecisa. No sabía si irme a
una fiesta era lo más oportuno teniendo en cuenta que mi madre estaba
cabreada por haber desaparecido la pasada noche, pero es que no
podía pretender que me quedase aquí encerrada, llevaba un mes entero
con ella, quería ver a mis amigos.
-Colin y los chicos han comprado pistolas de paintball, no sabes la que
tienen liada, Noah, ¡esto es un campo de guerra, tienes que venir!
¡Vamos a ser chicas contra chicos!
Me reí, sonaba muy divertido. Fijé la mirada en el techo de mi cuarto y
me mordí el labio con indecisión. Me apetecía ver a mis amigas, sobre
todo a Jenna, además estaba segura que si no me marchaba, mi madre
iba a reanudar la discusión del apartamento de Nick, y siendo sincera,
no sé cómo iba a responder si la escuchaba habla así de él otra vez.
-Está bien estaré ahí en media hora, no empecéis sin mí.
- ¡Bieeeeeen!-gritó Kat al otro lado el teléfono, estaba segura de que
estaba un pelín borracha- ¡Tráete el bikini!
Asentí y corté el teléfono.
Me metí en mi vestidor y busqué un bañador para ponerme debajo de la
ropa. Ahí estaban mis tres únicos bikinis, solo me los ponía cuando
estaba en casa o en la playa privada que había junto al acantilado...
aunque mi cicatriz ya no era ningún secreto para nadie, puesto que
después de mi secuestro la historia de mi vida había rulado de boca en
boca, incluso había salido un artículo en el periódico, aún me daba
vergüenza que la gente la viera. Indecisa pero intentando superar aquel
complejo terminé eligiendo mi bikini color turquesa, aquel que Nick
había elogiado más de una vez.
Me lo puse, con mis ojos deteniéndose en mi cicatriz durante más de un
minuto, pero era de noche y seguramente las luces serían tenues, era la
mejor oportunidad para ponerme un bikini. Me puse unos shorts y una
camiseta mona encima y mis converse con margaritas.
Me pinté solo los ojos, puesto que estaba morena del verano y cogí las
llaves de mi Audi, que ya estaban en mi cajón, donde correspondía.
Supongo que Nick había terminado por llamar a Steve para que este
pusiese mi coche donde debía.
Hablando de Nick...
Cogí el teléfono y marqué su número. Sonó tres veces antes de que me lo
cogiera.
- ¿Quién es?-gritó al otro lado de la línea. Se escuchaba la música a todo
volumen, tanto que apenas pude oírle cuando siguió hablando.
- ¿Nicholas?-dije intentando comprender porque estaba en una
discoteca.
-Espera un momento-gritó sobre el volumen alto de la música.
Aguardé hasta que supongo que salió fuera.
-Ahora no puedo hablarme dijo en un tono de voz extraño.
La música se escuchaba a lo lejos, y también a gente gritando a su
alrededor.
- ¿Dónde estás?-le pregunté sintiendo un pinchazo de malestar. Había
pensado que estaría en el piso, descansando o viendo una película. No
estaba como para salir de fiesta-No me dijiste que ibas a salir, deberías
estar en la cama.
- ¿Ahora tengo que darte un parte cada vez que decida salir por ahí?-me
contestó en un tono borde.
Genial, estaba borracho.
Sentí como el enfado empezaba a resurgir.
-Haz lo que te dé la gana, te llamaba para decirte que voy a estar en
casa de Colin-dije conteniendo las ganas de cortarle y largarme sin más.
-Espera, ¿QUE?-gritó al otro lado de la línea. -Ni de coña, quédate en
casa.