NICK
Fue tan fácil cogerla por sorpresa. Ya desde que había empezado el
juego había estado seguro de cual iba a ser su jugada.
Había dejado que se divirtiera, haciéndola creer que nadie sabía su
escondite y aunque la verdad es que se había escondido bien, yo había
sido el único en descubrirla de inmediato. Verla divertirse y sobretodo
tan desafiante me había encantado, amaba verla así, feliz, y peleona
como ella era. Pero cuando ya estábamos llegando al final iba a tener
que dejarle claro quién era el campeón de ese juego.
La vi en la distancia escondiéndose donde creía que no la veía. Yo
conocía ese terreno como mi propia casa, sabía que había una tirolina
por el otro lado del acantilado, la misma con la que Colin y yo habíamos
jugado a los soldados miles de veces siendo unos críos.
De espaldas con su pistola bien sujeta y apuntando al lugar equivocado,
había tenido que contenerme para no soltar una carcajada y
descubrirme. Acercarme a ella fue fácil y más fácil fue hacer que soltase
la pistola. Noah podía ser guerrera de boca para afuera pero era peso
pluma comparada conmigo. Un simple golpecito de su muñeca contra el
muro me bastó para que su pistola se cayese al suelo.
Estábamos en penumbra, pero sabía lo increíbles que le quedaban esos
pantalones, y saber que debajo de ese chaleco solo llevaba la parte
superior de un bikini me había trastocado durante toda la jugada. Me
había sorprendido verla sin bañador; solo conmigo tenía la suficiente
confianza para quedarse en sujetador, aunque supongo que mostrar su
cicatriz era un gran paso, un paso por el que me alegraba...
en parte.
Aquella noche sabía que la había cagado otra vez al fumarme tres
porros seguidos y no precisamente de maría, pero el efecto ya se me
había pasado, estaba bien, y no quería que siguiese enfadada conmigo;
desde que la había visto había querido besarla, así que eso fue lo que
hice. Con una mano le quité el casco, dejándolo caer al suelo y con la
otra pase a sujetarla con fuerza por la nuca a la vez que le metía la
lengua en la boca, saboreándola como solo yo sabía, derritiéndola como
ningún otro sabía derretirla...
poseyéndola con mi boca e intentando recordar que estábamos en un
sitio público, a oscuras y en medio del bosque pero rodeados de
personas a muy poca distancia.
Cuando me respondió el beso supongo que bajé la guardia porque no sé
como hizo para zafarse de mi agarre. De un empujón me apartó de su
cuerpo y la vi agacharse para coger la pistola que había dejado caer en
el suelo, junto a nosotros. Cuando comprendí lo que pretendía solo me
dio tiempo a pensar una cosa: eso iba a doler.
Y joder que si me dolió.
Pero lo que no esperaba, y mucho menos de un capullo como el imbécil
de Liam, era que la dañada fuese a ser Noah.
Ni siquiera nos dimos cuenta, no nos dio tiempo ni a recular, porque
cuando cogió la bandera, ganando así nosotros la partida, no había
hecho ninguna falta volver a disparar... y menos en el brazo de mi novia,
su brazo desnudo.
La expresión de Noah paso de ser de sorpresa a de dolor en una
fracción de segundo.
Y yo lo vi todo rojo.
- ¡Voy a matarte gilipollas!-grité imaginándome mi puño en su cara con
todos los detalles. Antes de que diera un solo paso una mano me agarró
del brazo y me detuve de inmediato.
-Joder, Nick, me duele un montón-dijo Noah conteniendo la respiración.
Apenas había luz pero vi como se le iba el color de la cara y también
como su brazo manchado con pintura se manchaba de un rojo profundo.
- ¡Lo siento, Noah!-escuché que decía Liam, y sin siquiera girarme le
empujé con mi brazo cuando sentí que osaba acercarse.
-Apártate, imbécil-le dije al mismo tiempo que me agachaba y pasaba un
brazo por las piernas de mi novia.
-Puedo andar-dijo pero se le quebró la voz en un sollozo.
-Y tú cállate-dije cabreándome a cada segundo que pasaba-Esto te pasa
por no ponerte el puto chaleco.
Noah hizo el amago de soltarse pero la apretujé contra mi cuerpo,
mientras el idiota de Liam venía detrás de nosotros con la bandera en
una mano y cara de arrepentimiento.
Cuando bajamos al claro, la luz nos iluminó, incluyendo a Noah y a su
brazo.
Abrí los ojos al ver la horrible herida que se le había hecho justo debajo
del hombro. La sangre caía manchando todo su brazo.
-Noah, no mires a...-Empecé a decir intentando evitar que viera la
sangre cayendo por su piel, pero ya era demasiado tarde, la muy
cabezota había clavado sus ojos en la herida.
Vi como se quedaba blanca como el papel...
-Noah, ni se te ocurra...-le advertí, apresurándome en llegar a la casa.
Su cuerpo se quedó flojo bajo mis brazos.
Joder, se había desmayado.
La llevé directamente a la cocina de Colin. Había un montón de gente
dentro, bebiendo y bailando, supongo que esperando a poder jugar una
partida ellos mismos. La senté en la encimera y me mojé las manos;
luego empecé a salpicarle la cara con gotas de agua. No era la primera
vez que le pasaba, ya se había desmayado más de la cuenta estando
conmigo, parecía ser su pasatiempo preferido cuando estaba cabreado
y había algo rojo de por medio. Una vez haciendo surf me había
lastimado con la tabla; ella había estado sentada en la arena,
observándome y cuando me vio salir con toda la pierna manchada de
sangre, se desplomó sobre la toalla. Parecía algo gracioso, pero cuando
tienes una herida de diez puntos en la pierna y tu novia sin
conocimiento, creerme que no hace ni puta gracia.
La senté con la espalda apoyada contra la pared y junto al lavamanos,
mojé un trapo que había allí y empecé a limpiarle la herida mientras ella
iba recuperándose poco a poco.
La herida no era para tanto, había creído que era algo peor pero más
bien había sido la mezcla de la sangre con la pintura haciéndonos creer
que era más de lo que en realidad era.
-Nick...-dijo con la voz pastosa.
Levanté la mirada y la clavé en sus bonitos ojos asustados.
-Dime, pecas-dije deteniendo mis movimientos.
Pareció dudar de lo que fuese que iba a decirme.
-Siento no haberme puesto el chaleco.
Apreté los labios con fuerza. Era muy testadura cuando se lo proponía y
ahora estaba lastimada por ser tan idiota. Si me hubiese hecho caso,
ahora estaríamos enrollándonos seguramente, o ella mosqueada porque
haber perdido y yo disfrutando por mi victoria.
-Bueno, eres rubia, no se puede esperar más-dije picándola.