NOAH
Mierda, ¿Por qué había dicho eso?
-No lo he dicho en serio-dije en cuanto vi su rostro, la decepción y la
tristeza se veían tan claros que sentí un nudo en el estómago.
-Y tanto que sí-dijo apartándose de mí.
Me baje de la encimera con cuidado pero con la intensión de detenerle.
-Nicholas para, ¡escúchame!-dije cogiéndole del brazo. Tenía intensión
de marcharse, mierda, como podía haber sido tan idiota, ahora veía lo
importante que era para él, lo mucho que quería que viviésemos juntos,
y yo también lo anhelaba, pero también sufría por la reacción de mi
madre, sentía que no iba a ser capaz de disfrutar de nuestra convivencia
mientras una parte muy importante de mí seguía tirando hacia la
persona que tanto quería. -Nicholas quiero vivir contigo más que nada,
¿vale? Si no, no te habría dicho que sí, pero mi madre me tira para
atrás, no sé como decírselo, y tú no paras de insistir en el tema... me
agobiáis es como si ambos tiraseis de mí en direcciones opuestas, y yo
no sé qué hacer.
Se giró hacia a mí con el cuerpo tenso.
-Yo debería ser más importante que tú madre.
Sentí como el corazón se me paralizaba... cómo podía explicarle lo que
sentía por los dos, como decirle que era un amor totalmente distinto,
cómo hacérselo entender cuando él no sentía esto por nadie, Nicholas
no amaba a ninguno de sus padres como yo a la mía, su relación era
desastrosa, su padre pasaba de él la mayoría de las veces y su madre lo
había abandonado...
-Nick, tu eres lo más importante en mi vida-dije cogiéndole el rostro y
obligándole a mirarme-pero mi madre también lo es, de distinta forma
pero lo es.
-Pues para mí no hay nadie más que tú-dijo colocando sus manos encima
de las mías que estaban en sus mejillas-No quiero compartirte, Noah, ni
siquiera con tú madre, es así como me siento, y por eso te lo digo, es
aquí cuando sacas lo peor de mí, porque no me importa lo que me estás
diciendo, no puedo comprenderlo, y por tanto no pienso aceptarlo.
Habla con tu madre y elige a quién anteponer esta vez.
Me soltó las manos y se fue. Le observé marcharse, cruzar el pasillo y
desparecer por la puerta sin mirar atrás.
Sentí un vacío en el centro de mi cuerpo.
No quise quedarme en la fiesta después de eso. Me despedí de Kat y mis
amigos y me fui directa a casa. Me sentía culpable, sabía que le había
hecho daño, lo había visto en sus ojos y lo único que quería hacer en ese
momento era llegar a casa, hacer las maletas y demostrarle que si de mi
sola dependiera pasaría cada minuto, cada segundo del día, con él y
nadie más.
¿Por qué todo tenía que ser tan complicado? ¿Por qué no podíamos
tener una relación normal y corriente, en donde mi madre le gustase
Nick, en donde no fuésemos hermanastros, en donde su madre no lo
hubiese abandonado y por tanto no necesitase que le demostrase mi
amor a cada segundo del día ni sus celos consiguiesen sacar lo peor de
él?
Aquella noche me costó dormirme y cuando lo hice las pesadillas
regresaron. Sabía que estaba buscando a Nick entre las sabanas de mi
cama, sabía que en cuanto le sintiese junto a mí, mis miedos huirían,
pero no estaba conmigo, no estaba para protegerme...
Al día siguiente el desayuno fue de lo más extraño e incómodo. William
no me hablaba ni a mí ni a mi madre al parecer, y mi madre solo me
miraba con mala cara, pasando las hojas del periódico sin apenas leer
nada.
Una parte malvada de mi cerebro se imaginó lo que sería soltar la
bomba de que me iba con Nicholas a vivir justo en aquel momento, y
creo que casi vomito de los nervios que me entraron.
Nada más terminarme el café agradecí que mi teléfono empezase a
sonar. Había estado esperando que Nicholas me llamase, hoy podríamos
pasar el día juntos, pero no lo había hecho y estaba triste y deprimida.
Salí de la cocina ignorando la mirada de reproche de mi madre a la vez
que contestaba a la llamada.
- ¿Diga?
- ¿Eres Noah Morgan?-dijo una voz de mujer al otro lado de la línea.
-Sí, ¿con quién hablo?-respondí subiendo las escaleras de dos en dos.
Se hizo un pequeño silencio que me hizo detenerme con la mano en la
puerta de mi habitación.
-Soy Anabell Grason, la madre de Nicholas.
Ahora fui yo la que se quedó callada.
Anabell, la misma mujer que en parte era culpable de mis problemas, de
los míos y de la persona que quería con locura, la misma que lo había
abandonado, la misma que mi novio no quería ver ni en pintura.
- ¿Qué quiere?-respondí encerrándome en mi cuarto.
Un silencio que se alargó unos segundos fue lo que recibí después de
hablar.
-Quería pedirte un favor-soltó después de escuchar como suspiraba al
otro lado de la línea-sé que Nicholas no quiere verme, pero esto ya es
ridículo, soy su madre, necesito hablar con él, y quiero que tú me
ayudes, al fin y al cabo eres su novia ¿no?
No me gustaba el tono en el que me hablaba, con superioridad, con
rencor incluso, estaba claro que a ella tampoco le hacía ni pizca de
gracia que su hijo saliese con la hija de su ex marido, madre mía, esto
parecía un culebrón de los malos.
-No pienso hacer nada que Nick no quiera, esto es algo que debéis
arreglar vosotros dos, lo siento señora Grason, pero como comprenderá
no soy ninguna fan suya, y la verdad creo que Nicholas está mejor sin
usted.
Ya está, lo había soltado, no pensaba echarme para atrás, esa mujer lo
había abandonado, a mí Nick, a mi Nicholas de doce años, lo había
dejado solo con un padre que estaba demasiado ocupado levantando un
imperio, dejó solo a un niño sin dar ningún tipo de explicación ¿y ahora
pretendía recuperar la relación? Esta mujer estaba mal de la cabeza.
-Entonces queda conmigo, tú y yo, quiero conocer con quien sale mi
hijo, quiero saber de él, Nicholas no tiene por que enterarse, podemos
quedar en donde tú quieras.
No podía hacer eso, Nicholas me mataría, se sentiría traicionado si le
hablase de él a la mujer que mas odiaba en el mundo, la mujer que más
daño le había hecho... ni muerta.
-No lo entiende, no quiero verla, no pienso hablar de Nicholas con usted.
Estaba siendo dura y clara, supongo que todo mi estrés de los últimos
días estaba saliendo a flote, y también sentía la necesidad de defender a
mi novio, de evitar que nadie le hiciese daño, incluida yo misma.
Escuché como Anabell respiraba profundamente antes de seguir
hablando.