NICK
¡Hola a todos! escribo antes de que leáis el capítulo porque como hubo
problemas con el anterior, de que había personas que no lo habían
podido leer entero, aviso de que os aseguréis de que lo leísteis. El
capítulo no solo cuenta el encuentro de Noah con Jenna. Si os queréis
asegurar, ya dije que en mi instagram subo frases de cada capítulo y el
del ultimo es casi del final así que si os suena la frase es que leísteis el
capítulo entero ;) Espero que os haya servido de ayuda
No podía dormir. Después de la pelea con Noah que había terminado
conmigo entre sus piernas, conseguí que mi cabreo se disipase. Sabía
que tenía razón, sabía que había sido bastante capullo desde que había
llegado pero me cabreaba saber que Jenna había conseguido plantarle
esas dudas en la cabeza.
No quería que dudara de mí, joder mira que lo intentaba, pero allí
estaba desafiándome como siempre. Me quedé observando cómo
dormía, parecía una muñeca, literalmente.
Tenía los labios rojos entreabiertos y después de haber estado dándole
al tema más de lo que seguramente ella había planeado se la veía
relajada y profundamente dormida, algunos de sus mechones de pelo se
le pegaban a la sien y los aparté con cuidado sonriendo cuando sus ojos
se fruncieron aún dormida. Hacía bastante calor, y seguía sin entender
cómo es que Noah necesitaba tener una manta encima de su cuerpo,
diera igual que hiciese más de treinta grados en la calle.
Me levanté de la cama y puse el aire acondicionado.
Necesitaba hacer algo, moverme, despejar mi mente. Mi hermana
llegaría dentro de dos días y había muchas cosas que quedaban por
hacer.
Fui a la habitación que pronto sería suya y sentí calidez en mi interior
sabiendo que iba a poder protegerla y quererla durante algunos días
aunque fuesen pocos, no me importaba, eso mejor que nada. Mi madre
me vino a la cabeza y otra vez me pregunté de qué demonios había
querido hablar conmigo. Esa mujer estaba completamente loca, siempre
lo sospeché, a veces cuando la escuchaba discutir con mi padre la casa
entera parecía echarse a temblar y eso que era una casa grande.
Había muchas cajas en esa habitación, y me puse en marcha a sacarlas
todas. La mayoría eran de ropa o de trofeos de baloncesto y de surf que
había ido cosechando desde que tenía once años. Al principio recuerdo que solo con ver la cara de felicidad de mi madre me sentía el mejor
niño del mundo... después cuando se fue y ya nadie venía a verme
empecé a hacerlo por motivos diferentes, la mayoría de ellos porque a
las tías les ponía muchísimo un tío que ganaba trofeos con una facilidad
asombrosa.
Fui sacando las cajas, decidiendo que mejor sería tirarlas todas. Cuando
solo quedaron la cinta de correr y mi máquina de pesas decidí ponerme
a hacer ejercicio. Necesitaba descargar la energía acumulada que
parecía brotar de todas mis venas, no podía usar a Noah cada vez que
necesitase consuelo o liberación mental. Con el pantalón del pijama me
recosté sobre la máquina y empecé a contar, uno, dos, tres...cien...ciento
ochenta...ciento ochenta y uno...
- ¡¿Qué haces?!
El gritó de Noah me sacó de mi ensimismamiento. Con la respiración
acelerada y totalmente empapado me incorporé para poder verla.
Estaba preciosa, con mi camiseta puesta, y esas braguitas de encaje que
tanto me gustaban.
-Hola, pecas-le contesté de buen humor, sin comprender porque me
observaba horrorizada.
Se me acercó y me dio un puñetazo en el brazo, un puñetazo que fue
como una caricia de una pluma, todo hay que decirlo.
- ¡¿Tú te has visto?!-Dijo alarmada y soltándose de mi brazos cuando
intenté colocarla entre mis piernas ¿Qué le pasaba?-
Nicholas, en serio, eres idiota.
Bajé la mirada cuando ella clavo sus ojos en mi torso.
¿Qué coño?
Tenía todo el estómago lleno de sangre. Se me había abierto la herida
que ya había estado a punto de cicatrizar.
Me incorporé y salí de la habitación. Noah me siguió pero me metí en el
cuarto de baño y cerré con pestillo.
-Déjame entrar-dijo indignada al otro lado de la puerta.
-Ni en tus sueños, no pienso volver a cargar contigo después de que te
desmayes-le grité mientras cogía una toalla, la humedecía y me la
pasaba por la herida. No era para tanto solo se me había abierto un
poco, pero como sangraba, joder.
- ¡Nicholas!
Puse los ojos en blanco. Mejor sería meterme en la ducha, estaba
asqueroso. Cuando me limpié la sangre y me aseguré que nada rojo
pudiese afectarle la dejé entrar.
Su mirada era de cabreo, de cabreo y de alivio al ver que en realidad no
había sido para tanto.
- ¿Puedes volver a la cama?-dijo unos segundos después de que ambos
nos quedásemos en silencio. Yo comiéndomela con los ojos, ella
decidiendo si darme un puñetazo por idiota o besarme en la boca, no lo
tenía claro.
Me acerqué y le pase una mano por los hombros, la atraje hacia mí y la
bese en lo alto de la cabeza, aspirando su aroma.
Fuimos juntos hasta la cama donde, un poco más tranquilo después de
haber liberado la tensión acumulada, pude relajarme junto a ella.
Sentía la respiración de Noah contra mi pecho, la apreté contra mí, y
con mi mano derecha dibuje círculos por su espalda, la oscuridad nos
envolvía solo interrumpida por las luces de la cuidad que entraban por
la ventana.
Dentro de poco tendría a mi hermana.
A la mañana siguiente nos despertaron los pintores. Noah parecía estar
en trance por lo que me tocó a mí levantarme para abrirles. Los había
hecho venir antes de la siete porque yo trabajaba en el despacho a las
ocho y media. Cuando les mostré la pequeña habitación me prometieron
que terminarían en un par de horas.
No me hacía gracia dejar a mi novia dormida estando aquellos tíos en
mi piso por lo que fui a despertarla mientras los pintores se ponían a
hacer su trabajo.
-Noah, despierta-dije dándole pequeños toquecitos en el hombro.
Ella emitió un gruñido y siguió durmiendo. Empecé a vestirme, mirando
el reloj que había junto a mi mesita de noche. Era tarde, tenía que irme
de inmediato si no quería llegar tarde.
-Noah-dije levantando el tono de voz. Sus ojos se abrieron, cansinos y
molestos después de haberla llamado casi a gritos viendo que no se
despertaba.
- ¿Sabes lo que significa la palabra vacaciones?-me soltó rodando por
las sabanas y dejando la cabeza debajo de mi almohada.
Joder.