Culpa tuya

Capítulo 26

NICK 
¡Hola a todos! escribo antes de que leáis el capítulo porque como hubo 
problemas con el anterior, de que había personas que no lo habían 
podido leer entero, aviso de que os aseguréis de que lo leísteis. El 
capítulo no solo cuenta el encuentro de Noah con Jenna. Si os queréis 
asegurar, ya dije que en mi instagram subo frases de cada capítulo y el 
del ultimo es casi del final así que si os suena la frase es que leísteis el 
capítulo entero ;) Espero que os haya servido de ayuda 
No podía dormir. Después de la pelea con Noah que había terminado 
conmigo entre sus piernas, conseguí que mi cabreo se disipase. Sabía 
que tenía razón, sabía que había sido bastante capullo desde que había 
llegado pero me cabreaba saber que Jenna había conseguido plantarle 
esas dudas en la cabeza. 
No quería que dudara de mí, joder mira que lo intentaba, pero allí 
estaba desafiándome como siempre. Me quedé observando cómo 
dormía, parecía una muñeca, literalmente. 
Tenía los labios rojos entreabiertos y después de haber estado dándole 
al tema más de lo que seguramente ella había planeado se la veía 
relajada y profundamente dormida, algunos de sus mechones de pelo se 
le pegaban a la sien y los aparté con cuidado sonriendo cuando sus ojos 
se fruncieron aún dormida. Hacía bastante calor, y seguía sin entender 
cómo es que Noah necesitaba tener una manta encima de su cuerpo, 
diera igual que hiciese más de treinta grados en la calle. 
Me levanté de la cama y puse el aire acondicionado. 
Necesitaba hacer algo, moverme, despejar mi mente. Mi hermana 
llegaría dentro de dos días y había muchas cosas que quedaban por 
hacer. 
Fui a la habitación que pronto sería suya y sentí calidez en mi interior 
sabiendo que iba a poder protegerla y quererla durante algunos días 
aunque fuesen pocos, no me importaba, eso mejor que nada. Mi madre 
me vino a la cabeza y otra vez me pregunté de qué demonios había 
querido hablar conmigo. Esa mujer estaba completamente loca, siempre 
lo sospeché, a veces cuando la escuchaba discutir con mi padre la casa 
entera parecía echarse a temblar y eso que era una casa grande. 
Había muchas cajas en esa habitación, y me puse en marcha a sacarlas 
todas. La mayoría eran de ropa o de trofeos de baloncesto y de surf que 
había ido cosechando desde que tenía once años. Al principio recuerdo que solo con ver la cara de felicidad de mi madre me sentía el mejor 
niño del mundo... después cuando se fue y ya nadie venía a verme 
empecé a hacerlo por motivos diferentes, la mayoría de ellos porque a 
las tías les ponía muchísimo un tío que ganaba trofeos con una facilidad 
asombrosa. 
Fui sacando las cajas, decidiendo que mejor sería tirarlas todas. Cuando 
solo quedaron la cinta de correr y mi máquina de pesas decidí ponerme 
a hacer ejercicio. Necesitaba descargar la energía acumulada que 
parecía brotar de todas mis venas, no podía usar a Noah cada vez que 
necesitase consuelo o liberación mental. Con el pantalón del pijama me 
recosté sobre la máquina y empecé a contar, uno, dos, tres...cien...ciento 
ochenta...ciento ochenta y uno... 
- ¡¿Qué haces?! 
El gritó de Noah me sacó de mi ensimismamiento. Con la respiración 
acelerada y totalmente empapado me incorporé para poder verla. 
Estaba preciosa, con mi camiseta puesta, y esas braguitas de encaje que 
tanto me gustaban. 
-Hola, pecas-le contesté de buen humor, sin comprender porque me 
observaba horrorizada. 
Se me acercó y me dio un puñetazo en el brazo, un puñetazo que fue 
como una caricia de una pluma, todo hay que decirlo. 
- ¡¿Tú te has visto?!-Dijo alarmada y soltándose de mi brazos cuando 
intenté colocarla entre mis piernas ¿Qué le pasaba?- 
Nicholas, en serio, eres idiota. 
Bajé la mirada cuando ella clavo sus ojos en mi torso. 
¿Qué coño? 
Tenía todo el estómago lleno de sangre. Se me había abierto la herida 
que ya había estado a punto de cicatrizar. 
Me incorporé y salí de la habitación. Noah me siguió pero me metí en el 
cuarto de baño y cerré con pestillo. 
-Déjame entrar-dijo indignada al otro lado de la puerta. 
-Ni en tus sueños, no pienso volver a cargar contigo después de que te 
desmayes-le grité mientras cogía una toalla, la humedecía y me la 
pasaba por la herida. No era para tanto solo se me había abierto un 
poco, pero como sangraba, joder. 
- ¡Nicholas!

Puse los ojos en blanco. Mejor sería meterme en la ducha, estaba 
asqueroso. Cuando me limpié la sangre y me aseguré que nada rojo 
pudiese afectarle la dejé entrar. 
Su mirada era de cabreo, de cabreo y de alivio al ver que en realidad no 
había sido para tanto. 
- ¿Puedes volver a la cama?-dijo unos segundos después de que ambos 
nos quedásemos en silencio. Yo comiéndomela con los ojos, ella 
decidiendo si darme un puñetazo por idiota o besarme en la boca, no lo 
tenía claro. 
Me acerqué y le pase una mano por los hombros, la atraje hacia mí y la 
bese en lo alto de la cabeza, aspirando su aroma. 
Fuimos juntos hasta la cama donde, un poco más tranquilo después de 
haber liberado la tensión acumulada, pude relajarme junto a ella. 
Sentía la respiración de Noah contra mi pecho, la apreté contra mí, y 
con mi mano derecha dibuje círculos por su espalda, la oscuridad nos 
envolvía solo interrumpida por las luces de la cuidad que entraban por 
la ventana. 
Dentro de poco tendría a mi hermana. 
A la mañana siguiente nos despertaron los pintores. Noah parecía estar 
en trance por lo que me tocó a mí levantarme para abrirles. Los había 
hecho venir antes de la siete porque yo trabajaba en el despacho a las 
ocho y media. Cuando les mostré la pequeña habitación me prometieron 
que terminarían en un par de horas. 
No me hacía gracia dejar a mi novia dormida estando aquellos tíos en 
mi piso por lo que fui a despertarla mientras los pintores se ponían a 
hacer su trabajo. 
-Noah, despierta-dije dándole pequeños toquecitos en el hombro. 
Ella emitió un gruñido y siguió durmiendo. Empecé a vestirme, mirando 
el reloj que había junto a mi mesita de noche. Era tarde, tenía que irme 
de inmediato si no quería llegar tarde. 
-Noah-dije levantando el tono de voz. Sus ojos se abrieron, cansinos y 
molestos después de haberla llamado casi a gritos viendo que no se 
despertaba. 
- ¿Sabes lo que significa la palabra vacaciones?-me soltó rodando por 
las sabanas y dejando la cabeza debajo de mi almohada. 
Joder.



#4810 en Novela romántica

En el texto hay: romance, amor, culpamia

Editado: 03.01.2024

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