NOAH
Cuando Jenna me informó de cómo iban a ser estas carreras un miedo
terrible me consumió por dentro y cuando vi a Nick colocándose en fila
listo para salir, ni siquiera lo pensé. Eché a correr y sin pensar en las
consecuencias, me subí al asiento del copiloto.
Nick me miró primero sorprendido y luego la rabia cruzó sus facciones.
Me dio tanto miedo que desvié la vista a la palanca de cambios y con
rapidez metí tercera obligándolo a concentrarse en lo que tenía que
hacer.
-¡Vamos, pisa el acelerador, Nicholas!-.Menos mal que sus reflejos eran
increíbles porque ni siquiera sé como hizo para salir envarados hacia
adelante, casi sin quedarnos muy atrás, aun que los demás coches ya
nos llevaban una pequeña ventaja.
- ¡Voy a matarte! ¡¿Me oyes?!-me gritó cambiando a cuarta y
centrándose en la carretera. En nada entraríamos en la cuidad y sabía
que debía callarme y dejar que se concentrara.
Sus ojos se desviaron a mi cuerpo un segundo casi imperceptible.
- ¡Ponte el puto cinturón!
Pegué un salto en el asiento e hice lo que me pedía.
Dios, esto iba a costarme muy caro, lo sabía, pero necesitaba estar ahí
con él, esta carrera no era como la que había corrido el año pasado, y
daba igual cuantas veces le hubiese pedido que no lo hiciera, Nicholas
tomaba sus propias decisiones y a veces me dejaba a mí fuera de ellas.
Esta había sido mi decisión, si él corría, yo también, si él se ponía en
peligró, yo también lo haría y me importaba tres pimientos lo que
tuviese que decirme, ya afrontaría las consecuencias más adelante.
-¡Te dije que te fueras!-me gritó, pegándole un golpe al volante. Estaba
furioso pero yo también, no pensaba amilanarme, las cosas no se hacían
así, y quería demostrarle que sí seguía en este mundo, yo también, y si
eso ayudaba a que lo dejase atrás pues merecía la pena correr el riesgo.
-Y yo decidí no hacerlo-contesté clavando la mirada en la carretera. Mi
osadía hizo que su mandíbula se tensara marcando las venas de su
cuello de forma temible y me encogí en mi lugar de forma involuntaria.
Cuando llegamos a la primera curva, mis propios pies hicieron como si
pisasen los pedales del coche, me gustaba tanto correr, que mi cuerpo se
había llenado de adrenalina, deseando estar donde Nick estaba,
desando coger los mandos y demostrarle a todos lo buena que era,
aunque la ultima vez no podía haberme salido peor, por mucho que
hubiese ganado.
A pesar de que Nick era bueno, en ese momento solo veía a una persona
que no comprendía el daño que esto podía causarnos a los dos. Daba
igual cuantas cosas ocurriesen, Nicholas seguía tirando hacia el lado
incorrecto, y al hacerlo me arrastraba a mí con él. Había dejado atrás
las carreras, había dejado atrás todo lo que me recordase a mí padre, y
me había costado y ahora aquí estaba, odiándome por disfrutar tanto de
algo que había conseguido acabar con mi familia.
Mi cerebro empezó a desconectar de los problemas y pasó a
concentrarse únicamente en los coches que teníamos delante, delante,
no detrás: íbamos perdiendo.
-Tienes que acelerar, Nicholas.
La vena de su cuello se hizo aún más pronunciada y me mordí el labio
con nerviosismo.
- No me puedo creer que este yendo a 160 contigo en el coche.
Por Dios, esto era una competición no un paseo por el parque.
- Pues este coche va a doscientos, así que pisa a fondo porque vamos a
perder.
- ¡CÁLLATE!-gritó girando el rostro hacia a mí.
Cerré la boca y lo dejé a su aire. Estaba tan nerviosa que me temblaban
las manos. Le observé en silencio mientras veía como manipulaba los
cambios, como aceleraba hasta casi rozar los 200 por hora, alcanzando
así a los demás. Lion iba por delante y los otros dos estaban justo a
nuestro alcance.
En la siguiente curva era la única oportunidad que tenía de poder
pasarlos, y recé para que lo hiciese bien. Si perdíamos, no solo me
mataría sino que me echaría las culpas.
Entonces las cosas cambiaron y observé horrorizada como al pasar a
uno de ellos, otros coches se sumaron a la carretera.
El último tramo no parecía estar cortado y nos metimos de lleno en una
carretera transitada. Eso no me gustó ni un pelo, no quería que nadie
saliese herido por una carrera ilegal, esto se suponía que no debía de
pasar.
-Mierda-dijo Nick entre dientes mientras tomaba otra curva a la vez que
esquivaba a dos coches que iban a 70. Con una maniobra increíble pasó
al coche que iba segundo. No pude evitar emocionarme por dentro.
Lion era ya el único que estaba por delante nuestra y aunque el segundo
lugar también se llevaba algo de dinero, mi yo competitiva quería ganar.
Nicholas tomó una curva de forma increíble, todo hay que decirlo, y
tuve que sostenerme al salpicadero para no golpearme contra la puerta.
Entonces nos colocamos por detrás de Lion, estábamos cerca pero no lo
suficiente; un camión nos pitó de forma ensordecedora y pegué un
gritito cuando Nick se metió en la carretera contraria para poder
adelantarlo. Ni yo hubiese sido así de atrevida pero eso nos sirvió para
acortar distancias. Si lo adelantábamos en la próxima intersección
podíamos quedar los primeros.
- ¡Vamos, Nick! ¡Tenemos que ganar!-grité sin poder contenerme.
Sus ojos se desviaron furiosos hacia a mí y justo entonces, cuando
apenas quedaban unos metros para poder alcanzarlos y pasarlos en la
curva, la aguja del acelerador descendió en picado, de 200 a 120.
- ¡¿Qué haces?!-grité con incredulidad girando todo mi cuerpo hacia él y
observando horrorizada como Lion volvía a sacarnos los metros que
habíamos conseguido igualar.
-Darte una lección-dijo entonces pisando el acelerador otra vez, pero sin
servirnos de nada ya. Lion acababa de cruzar la meta.
Respiré profundamente totalmente indignada.
-No me lo puedo creer ¡podríamos haber ganado!
Al pasar la meta, su rostro se giró hacia a mí y me preparé para lo que
fuese que me iba a soltar, pero de repente unas luces captaron su
atención y giró el cuerpo para ver por detrás. El ruido de unas sirenas
resonó en el aire y el rostro de Nick se transformó.
-No me jodas-dijo dándole un golpe al volante y acelerando a la vez que
cogía una curva totalmente de forma ilegal y se metía de lleno en la
carretera que había a nuestro lado. El ruido de las bocinas de los coches
y los gritos de los transeúntes hicieron mella en mí y entonces fui
consciente de lo que pasaba.
El teléfono móvil de Nick empezó a sonar.
-Cógelo-dijo concentrado en la carretera-está en mi bolsillo izquierdo.
Me incliné sobre él y metí la mano en el bolsillo de sus vaqueros hasta
sacar el teléfono.