NOAH
Cuando me levanté a la mañana siguiente lo primero que hice fue darme
una ducha. Estaba asquerosa después de lo de anoche y no me sentí
persona hasta que no estuve limpia y pude quitarme el maquillaje
corrido de la cara y lavarme los dientes.
Para lo tarde que habíamos llegado me levanté bastante temprano y por
eso aproveché para entrar a hurtadillas al cuarto de Nick. Después de
la pelea de ayer, la ruptura de Jenna y Lion y todo lo que nos habíamos
dicho sentía un vació en mi pecho que sabía solo una persona era capaz
de llenar.
Como siempre, el cuarto estaba totalmente a oscuras, pero no le di
mucha importancia y después de cerrar la puerta me metí en la cama de
Nick con cuidado de no despertarle.
Levanté la colcha con la que se cubría y le rodee el cuerpo con mis
brazos, apoyando mi cabeza en su pecho.
Automáticamente, o instintivamente, no lo sé, sus brazos me
envolvieron.
-Humf-dijo sobre mi oído mientras giraba sobre sí mismo arrastrándome
con él y dejándome sobre su cuerpo semidesnudo.
Le sentí caliente bajo mi cuerpo y también duro y exquisitamente
desnudo, aparte de los bóxers. Mi mano empezó a recorrer
distraídamente sus músculos... sus pectorales mientras que mi nariz
olisqueaba la piel de su cuello.
Teniéndolo conmigo, dormido y en calma, era como más me gustaba, no
había mayor paz para mi mente que cuando estábamos así. Era capaz
de olvidar todo lo malo, toda la angustia, todas las cosas que sabía
seguían ahí, sin resolver; era capaz de dejar todo de lado, es más, todos
los problemas desaparecían cuando sentía el latir de su corazón
aumentar bajo el roce de mi piel.
Tenía muchas ganas de hacer algo en particular y el miedo a ser
descubierta por mi madre solo le añadió emoción al asunto.
-Nick-dije junto a su oreja en voz bajita-despierta.
No abrió los ojos, simplemente gruño. Sonreí divertida.
Mi lengua empezó a recorrer su mandíbula de forma suave y seductora.
Qué bien sabía.
-Nick-susurré otra vez mientras mi mano bajaba por su pecho y se
detenía ligeramente sobre el bello oscuro que subía hasta su ombligo. -
Hazme el amor.
-Hoy no-refunfuño un poco más despierto.
Aproveché e hice el amago de meter mi mano bajos sus calzoncillos. Se
movió tan rápido que era imposible que hubiese estado medio dormido.
Sus dedos retuvieron los míos y los apretaron con fuerza.
-Quieta.
Suspire frustrada y aproveché que tenía libre acceso a su cuello para
poder darle calientes besitos desde la mandíbula hasta su oreja.
Sentí como se estremecía bajo mi cuerpo y moví mis caderas
ligeramente, incitándolo y esperando que me respondiera.
-Estoy molido, pecas, si quieres algo vas a tener que esforzarte más.
Se estaba divirtiendo con esto, normalmente era él el que venía detrás
de mí y esto solo conseguía subirle aún más sus aires de superioridad.
Elevé las cejas, deteniéndome al instante.
-Tendré que buscarme a otro.
Hice el amago de separarme pero su cuerpo se movió tan rápido que
apenas pude levantarme. Se colocó encima de mí y apretó su erección
matutina contra mis pantaloncitos blancos de pijama.
Respiré con cuidado, intentando controlar lo mucho que me gustaba la
sensación de sentirlo contra mí.
Su cabeza se hundió entre mis pechos con cuidado, mientras que su
mano se colaba por debajo de mi camiseta de tirantes.
-Apenas hemos dormido, pecas-dijo sobándome un pecho mientras que
su boca subía por mi cuello- ¿A qué viene este asalto por la mañana?
No tenía ni idea, pero solo sabía que le necesitaba conmigo, más
específicamente dentro de mí. Ayer había estado bien lo que había hecho
con sus dedos pero no había sido suficiente. Me notaba tensa, ansiosa, y
muy nerviosa por todo lo ocurrido.
-Eres mío y estoy haciendo uso de tu deber como novio, así que deja de
hablar-dije moviendo las caderas hacia arriba y suspirando
entrecortadamente igual que él.
-Puedes hacer uso de mi deber como novio cuando quieras; ahora estate
quieta-dijo inmovilizándome sobre la cama.
Dios, su cuerpo era tan grande y pesado, le sentía en todas partes. -Eres
consciente de que nos pueden pillar ¿no?
Mis piernas le rodearon la cintura y le empujaron contra mí.
- ¿Desde cuándo te ha importado?-le contesté molesta.
Sonrió en la penumbra y su mano bajó deprisa hasta alcanzar mis
pantalones. Con su otra mano me levantó por el trasero y con la otra
tiró de mis pantalones y mi ropa interior hacia abajo.
- ¿Crees que ya me merezco estar dentro de ti? ¿Significa que me has
perdonado por lo de ayer?
Con la ayuda de mis talones tiré de su bóxer hacia abajo y sentí su
erección contra mi estómago.
-Te perdonare dependiendo de cóm— Me penetró tan rápido que un gritó
salió de mi garganta.
-Ahora cierra la boquita esa que tienes porque no me apetece que tu
madre nos oiga-dijo mientras empezó a moverse, pero no lo hizo
despacio, no, sino rápido, rápido y fuerte. Mis manos se sujetaron a las
sábanas y mi boca se abrió sin poder evitar soltar otro grito.
La mano de Nick voló hasta mis labios, mitigando los ruidos que era
incapaz de no hacer. No me reconocía a mí misma pero esa mañana
necesitaba tanto de su contacto que me importaba absolutamente nada
que mi madre pudiese oírnos o que hacía apenas unas horas nos
estuviésemos gritando.
-Dios...-dije pero mi voz quedó amortiguada por la mano de Nick.
En una de sus embestidas una parte de mí fue consciente de un ruido al
otro lado de la puerta.
Nick se detuvo casi de inmediato y un segundo después la puerta se
abrió iluminando apenas la habitación. Nicholas se dejó caer sobre mí
casi con todo su peso mientras que su mano me cubría la boca apenas
dejándome lugar para respirar. Le sentía latiendo en mi interior, clavado
en mí y casi me muero de placer en ese instante.
- ¿Nicholas?-preguntó la voz de mi madre en la penumbra.
Dios...mierda.