Culpa tuya

Capítulo 37

NOAH 
Sus dedos entorno a mi mano se aflojaron y un segundo después me 
soltó como si mi contacto le quemara. Noté el latir de mi corazón 
acelerarse hasta casi llegar a un ritmo enfebrecido. 
Nicholas no debería haber visto eso. 
Cuando finalmente decidió encararme vi en su mirada que estaba 
completamente perdido y enfadado, pero sobre todo asustado. No me 
gusto nada esa mirada. 
-No es lo que tú crees-dije dando un paso hacia atrás.-me miras como si 
estuviese loca. 
Esto era de lo que había estado huyendo desde el principio, esto era lo 
que no quería que supiera... 
-Explícame ahora mismo porque decidiste hacerte ese tatuaje, Noah... 
de verdad que estoy intentando comprenderte, creo que nunca he 
intentado algo con tanto esfuerzo pero me lo estas poniendo muy difícil. 
Me sentía avergonzada, avergonzada porque este tema era algo tan 
intimo, tan mío... no quería ser juzgada por nadie y menos por él. 
-¿Qué quieres que te diga, Nick?-dije intentando controlar las ganas de 
llorar que amenazaban con volver a llenar mi rostro de lágrimas-Era mi 
padre.... 
-¡Intentó matarte!-me gritó consiguiendo que me sobresaltara- 
Maltrataba a tu madre, Noah, ¿Qué demonios te pasa? ¿Lo echas de 
menos, echas de menos a ese hijo de puta? 
Sus palabras eran crudas, y me dolieron, no necesitaba eso ahora 
mismo. 
-No lo entenderías Nicholas, porque ni yo misma se controlar lo que 
siento, no le echo de menos, es distinto... 
simplemente me siento culpable porque las cosas terminases así... él... él 
me quería. 
Nick dio tres pasos seguidos hasta llegar a mí. Me cogió el rostro entre 
sus manos y me obligó a mirarle fijamente.

-No te quería, Noah-dijo con firmeza-No lo hacía, nunca te quiso, el 
problema es que eres demasiado buena, joder, no eres capaz de culparle 
porque era tu padre, y lo entiendo, ¿vale?, pero tú no tuviste la culpa 
por lo que pasó... Fue él el que firmo su sentencia en el momento en el 
que te apuntó con esa pistola... la firmo en el instante en el que te puso 
una mano encima aquella noche hace diez años. 
Negué con la cabeza. 
-Conmigo era diferente, sé que te cuesta creerme pero... él juró que no 
me haría daño y lo hizo y creo que eso le persiguió siempre hasta que 
me vio y... 
No tenía ni idea de cómo explicarme, no sabía cómo explicar lo que 
sentía en mi interior, porque todo era contradictorio... 
me había hecho daño... pero ¿y todas esas veces en las que me había 
abrazado, todas esas noches que me había llevado con él a la pista y 
habíamos corrido a toda velocidad... y cuando me enseñó a pescar... o 
cuando me enseño a hacer nuestro nudo...? 
Nicholas cerró los ojos con fuerza y juntó su frente con la mía. 
-¿Sigues temiéndole, verdad?-dijo entonces abriendo los ojos-Sigues 
teniéndole miedo, a pesar de que este muerto, sigues creyendo que le 
debes algo, te sientes culpable y por eso vienes aquí, por eso has escrito 
ese epitafio y por eso has traído esas flores que no se merece. 
Mi labio comenzó a temblar... sí que le temía... le temía más que a nadie 
porque eso era casi todo lo que había conocido de él. 
Le temía y agradecía que a mí nunca me hubiese puesto la mano 
encima... por eso no entendía porque habíamos terminado así, porque 
había decidido ir a por mí ¿Qué fue de su promesa? 
No fui consciente de que mi mano subía hasta mi tatuaje hasta que Nick 
colocó la suya sobre la mía y la apartó. 
-¿Por qué te lo hiciste? 
Suspiré intentando calmarme pero no sirvió de nada. Yo sabía muy bien 
porque me lo había hecho. 
Miré a los ojos de Nick y vi mi reflejo en ellos... un reflejo que no 
coincidía conmigo, no lo hacía en absoluto. 
-Cuando atas a una persona demasiado fuerte... se lastima al liberarse o 
se queda atrapada para siempre. Yo soy de las que se quedan atrapadas.

Nicholas frunció el ceño y me miró con impotencia. Creo que era la 
primera vez que le veía sin palabras. 
Me acerqué a él y le rodee con mis brazos. No quería que se sintiese así, 
no quería esto para él, yo lidiaba bien con mis problemas, él no tenía 
por qué preocuparse. 
-Creo que necesitas ayuda, Noah. 
Cuando dijo eso me aparté. 
-¿Qué quieres decir? 
Me observó con cautela antes de seguir hablando. 
-Creo que deberías hablar con alguien imparcial... alguien que pueda 
ayudarte y que intente comprender como te sientes, que te ayude con las 
pesadillas. 
-Tú me ayudas-lo corté de inmediato. 
Nicholas negó con la cabeza, parecía tan triste de repente... 
-No lo hago... no sé hacerlo, no sé cómo hacerte entender que estas 
equivocada, que no hay nada de lo que debes tener miedo. 
-Cuando estoy contigo me siento a salvo, tú me ayudas, Nick, no 
necesito a nadie más. 
Se llevó las manos a la cabeza, parecía estar sopesando qué decir a 
continuación. 
-Necesito que lo hagas por mí-soltó entonces-Necesito verte feliz para 
poder serlo yo, necesito que no temas a la oscuridad ni a tu padre 
muerto y mucho más que eso necesito que dejes de creer que debes 
quererlo o que debes defenderlo porque Noah, tu padre era un cabrón y 
un maltratador y eso nadie puede cambiarlo, ni tú ni nadie ¿lo 
entiendes? 
Negué con la cabeza lentamente, me sentía perdida... no sabía que 
contestarle porque esta era la primera vez que admitía en voz alta estos 
sentimientos y estaba pasando lo que más temía, que me estaban 
juzgando. 
-Quiero que vayas a un psicólogo. 
Lo dijo tan en serio, tan seco, tan frío, casi como una orden. 
-No estoy loca-dije apartándolo de un empujón con mis manos.

Nicholas lo negó rápidamente. 
-Claro que no lo estás, joder, el problema es que tienes un trauma 
infantil que nunca has llegado a superar, y después de lo que pasó hace 
un año, al revolver tu pasado, estas peor y creo que no sabes cómo 
sobrellevarlo... Noah, solo quiero que seas feliz ¿vale? Plenamente feliz, 
y me he jurado a mí mismo que voy a protegerte pero no puedo pelear 
contra tus demonios, eso tienes que hacerlo tú sola. 
-¿Yendo a un loquero?-contesté de malas maneras. 
-Psicólogo, no loquero-me corrigió con dulzura a la vez que volvía a 
acercarse a mí-yo fui a uno ¿sabes? Cuando era pequeño... después de 
que mi madre se fuera empecé a tener insomnio, apenas dormía, y 
tampoco comía, estaba tan triste que era incapaz de superarlo por mí 
mismo. A veces hablar con alguien que no te conoce, ayuda a ver las 
cosas con perspectiva... 
hazlo por mí, pecas, necesito que al menos lo intentes. 
Parecía tan preocupado por mí... y odiaba tanto sentirme un bicho raro, 
no poder estar a oscuras y esas pesadillas que me perseguían casi 
siempre... 
-Por favor. 
Le observé unos instantes y comprendí que esto lo haría por él. No 
quería que pensase que estaba loca ni traumatizada ni nada de eso 
porque no lo estaba. Iría al loquero, cumpliría y si él se sentía más 
tranquilo, pues entonces habría merecido la pena. 
-Este bien, iré. 
Sentí su suspiro de alivio en mis labios cuando se inclinó firmemente 
para besarme. 
No quería volver a mi casa, pero no se lo dije a Nick porque sabía lo 
que me diría. Mi madre iba a estar hecha una furia y lo último que 
quería hacer en ese instante era enfrentarme a ella. 
-¿La he cagado, verdad?-dije pasándome las manos por la cara después 
de que Nick me dijera lo que mi madre le había dicho antes de salir de 
casa. 
Sentí sus dedos acariciar mi nuca mientras seguía con la vista en la 
carretera. 
-En la forma de decírselo, tal vez, pero por lo menos lo has hecho.



#4957 en Novela romántica

En el texto hay: romance, amor, culpamia

Editado: 03.01.2024

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