NOAH
El silencio en el que mi madre parecía estar refugiándose no presagiaba
nada bueno. Esta calma antes de la tormenta me preocupaba y mientras
seguía haciendo las maletas, casi terminando de empaquetar todo,
mientras Jenna se dedicaba a enumerar todas las cosas malas que
podían pasar si me iba a vivir con Nick, supe que tenía que empezar a
ignorar a todo aquel que quisiese opinar sobre mi relación.
Jenna estaba anti romanticismo modo on; desde que lo había dejado con
Lion había pasado de ser un mar de lágrimas a convertirse en una
feminista en toda regla asegurando que las mujeres éramos muy
capaces de seguir adelante con nuestras vidas sin un hombre a nuestro
lado, que el mundo de hoy en día estaba hecho para disfrutar y no tener
ningún tipo de atadura, y por supuesto que le dieran a Lion era su frase
favorita desde hacía unos cuantos días.
-Yo estaba ilusionada con que ahora que íbamos a ir a la misma facultad
saldríamos por las noches e iríamos a las fraternidades y haríamos
cosas de universitarios novatos.
-dijo ayudándome a meter cosas en cajas.
-Sigo planeando ir a la facultad, Jenna, solo que en vez de dormir en una
residencia lo haré con mi novio.
Jenna puso los ojos en blanco.
-Como si Nicholas fuese a dejarte ir de fiesta hasta las tantas.
Levanté la vista y la miré.
-Nick no es mi padre, yo puedo ir donde quiera-contesté de forma clara.
-Eso lo dices ahora, en cuanto te acostumbres serás de esas amigas a
las que nunca se les ve el pelo y están todo el día con los novios.
Solté una risa amarga.
- ¿Cómo tu hace unos pocos días ?
Jenna se quedó observándome con uno de mis libros aún en la mano.
-Romper con Lion es lo mejor que me podría haber pasado-dijo y sabía
que estaba convenciéndose a sí misma más que a mí-
Ahora hago lo que quiero, no me peleo con nadie, excepto con los
idiotas de mis hermanos pequeños, no tengo porque sentirme culpable
por ser quien soy, lo que significa que me he alquilado una de las
habitaciones más guay de la residencia, de esas que valen una pasta y
que tiene incluso cocina propia...sí sí, como lo oyes, y ¿sabes lo que me
he comprado hoy?-dijo levantándose la falda larga ajustada que llevaba-
¿Ves estas sandalias?
Asentí dejando que se desahogara... a su manera.
- ¿Sabes cuánto me han costado?
-No, ni quiero saberlo-dije levantándome del suelo y doblando una
manta para colocarla en otra caja.
-Pues unos seiscientos dólares, sí señor, en estas sandalias que
seguramente dentro de unas cuantas semanas ya no podré usar porque
hará frío y se me mojarán los pies.
-Tiene lógica-respondí siguiéndole el juego.
-Claro que la tiene, porque a pesar de que he aprendido mirando lo
mucho que trabajaba mi EX novio, viendo como se deslomaba para
mantener su trabajo y su casa, que el dinero no cae de los arboles, y que
hay muchas personas que lo pasan mal, se que casi todas ellas si
estuviesen en mi lugar, esto es exactamente lo que harían, así que ¿por
que voy a ser yo tan idiota para no aprovecharme de que como casi
todos mis amigos he nacido en una cuna de oro?
Levanté la vista y la clavé en ella.
-Porque tengo todo lo que quiero ¿no es cierto? Puedo comprarme lo
que quiera, puedo elegir a que universidad ir, es más ¿sabes que mi
padre ha decidido comprar un avión privado? Sí, si, como lo oyes,
avísame cuando quieras que te lleve algún sitio... porque soy millonaria
y el dinero al parecer es lo único que me importa...
Su voz se quebró al final de la frase y di un paso hacia adelante.
Rápidamente y quitándose la lágrima que se había caído por su mejilla,
traicionándola, me apuntó con el libro que llevaba en la mano.
-Estoy perfectamente. -dijo de forma tajante. Al contrario que mucha
gente, Jenna y yo teníamos algo en común y era que no nos gustaba
demostrar nuestros sentimientos abiertamente, si llorábamos era
porque estábamos realmente mal y con eso quiero decir que mucho tenía que estar mintiéndose a sí misma como para que llorase delante de
mí.
-Se que no quieres hablar del tema, Jenn, pero creo de veras que esto
solo va a ser algo temporal, Lion te quiere con locura y tú sab-
-No sigas por ahí, Noah-volvió a cortarme de forma bruscaLo nuestro se
acabó, no pienso volver a ese círculo vicioso, los dos pertenecemos a
mundos diferentes, así que olvídate del tema. Ahora solo quiero oír a
hablar de lo borrachas que nos vamos a poner cada viernes y la de tíos
buenorros que vamos a conocer.
No quise recordarle que yo no estaba soltera, pero lo dejé correr. Si lo
que en ese momento necesitaba era a una amiga fiestera a su lado, eso
era lo que le daría. Siempre en dosis moderadas claro.
No tardó mucho en irse y aproveché para llamar a Nick. No habíamos
hablado desde ayer cuando se fue por la noche y necesitaba saber
cuándo vendría a recogerme mañana. Aún quedaban algunas cosas que
quería llevarme y prefería contar con su fuerza física antes que
ponerme a cargar yo con todas las cosas.
Me salió el contestador así que le dejé un mensaje avisándole de que le
necesitaba mañana y que cuando lo escuchase me llamase.
Justo cuando estaba por quitarme la ropa, darme una ducha y meterme
en la cama para pasar la última noche en esa casa, mi madre hizo acto
de presencia y lo que vi en su rostro al entrar hizo que me preparara
para una buena discusión.
-He estado esperando a que vinieras a hablar conmigo y que me
confesaras que lo que dijiste en la cena era una broma de mal gusto.
-No es ninguna broma, mamá-le contesté cruzándome de brazos.
Mi madre miró todas las maletas que había en el suelo y las cajas que
pensaba llevarme.
-He hecho lo posible por dejarte a tu aire con todo esto de que salgas
con Nicholas, es más estaba dispuesta a tolerarlo pero has cruzado un
límite sin tenerme en cuenta a mí ni a William y no pienso tolerarlo.
No me gustaba su forma de hablarme, lo hacía como si estuviese
hablando con una extraña en vez de conmigo y comprendí lo cabreada
que estaba; sus palabras no hicieron más que avivar mi enfado ante su
forma de inmiscuirse en mi vida.
Estaba harta.