NOAH
Miré fijamente a la taza que tenía entre mis dedos. El humo salía
haciendo remolinos hacia arriba y calentándome ligeramente la cara.
Cada vez hacía más frío en la cuidad, el verano ya había quedado atrás
y mientras observaba como las nubes se derretían en mi chocolate
caliente tuve que hacer un esfuerzo para comprender lo que Michael
insistía en hacerme ver.
-Muchas veces, personas como tú, que sufrieron abusos de pequeños,
cuando son mayores necesitan que sus parejas las controlen. Me has
hablado muchas veces de que odias que Nicholas te diga lo que puedes o
no puedes hacer, pero a pesar de que sabes que está mal, sigues
volviendo a él, sigues llorando porque no es él el que está a tu lado, me
dices que estás enamorada, que sientes que no puedes respirar, y eso no
es sano, Noah, quiero que lo entiendas, quiero que te pares y que lo
mires con perspectiva, todo lo que habéis vivido te ha llevado a este
punto.
Mis ojos se levantaron y se fijaron en él. Llevaba viniendo a su consulta
todos y cada uno de los días que habían pasado desde que Nick y yo nos
habíamos dado un descanso, a veces incluso venía dos veces al día.
Hablar con Michael me estaba ayudando, o eso creía, aunque con cada
palabra que salía de su boca, más confundida me encontraba con
respecto a Nicholas y yo.
-Siempre he tenido miedo a la oscuridad, siempre he sentido que me
encontraba debajo de un vaso de agua, hundiéndome cada día más, sin
ser capaz de salir a flote.
Solo cuando conocí a Nick pude volver a respirar, pude salir a la
superficie. ¿Cómo puede eso ser malo? ¿Cómo puede ser eso algo
perjudicial para mí?
Michael se levantó de su silla y se acercó al sofá donde yo estaba
sentada. Me observó detenidamente.
-Tienes que nadar sola, Noah, Nicholas no podrá ser siempre tu
salvavidas; o aprendes a nadar o a la mínima que él se distraiga
volverás a hundirte.
Habían pasado siete días, siete largos días en donde no nos habíamos
dirigido la palabra. Al principio Nick había intentado ponerse en
contacto conmigo, y me faltó poco para olvidarme toda esta tontería de la distancia y rogarle que viniese a verme al piso, que me estrechase
entre sus brazos...
-Estas haciéndolo genial, Noah, estás haciéndome caso, estás
aprendiendo a subsistir sin él, y solo así, cuando aprendas a caminar
sola podrás hacerlo con alguien. ¿Qué son siete días para alguien que
apenas puede comprender que el hecho de que la encierren en una
habitación por celos no está bien?
Fruncí el ceño, cuestionándome si había hecho bien en contarle tantas
cosas sobre Nick. Cuando había mencionado lo de aquella vez, aquella
vez que Nick me encerró en su habitación por los pintores, había
olvidado que eso no estaba bien visto fuera de mi burbuja con Nick. Sí,
había estado mal, pero Michael lo ponía peor de lo que era. Cuando se
lo conté se escandalizó de tal forma que por primera vez creí ver rabia
en sus ojos marrones, su calma desapareció para dejar lugar a la
incredulidad y desconcierto.
«¿Tan grave era esas cosas que Nick hacia conmigo?»
-Ya te dije que no fue como tú te lo imaginas, no le conoces, no entiendes
lo que ha pasado...
-Noah, nadie, nadie, debería decidir por ti. Ni encerrarte, ni obligarte a
que te vayas a vivir con él, ni cambiarte de apartamento y mucho menos
decirte cuantos días puedes permanecer alejado de él. ¿No lo ves?
Debes ser dueña de tu mente si quieres plantearte tener una relación.
Respiré hondo, no me gustaba por donde se estaba encaminada la
conversación. Al final siempre terminábamos hablando de Nick, y yo
quería que me ayudase con mis miedos, con mis pesadillas...
Me puse de pié dejando la tasa sobre la mesita y me acerqué hasta la
ventana. Fuera ya casi era de noche, y vi pasar a algunos alumnos que
seguramente salían del turno de tarde.
-Yo solo quiero ser... normal-dije sin querer girarme ni ver la reacción a
mis palabras.
Entonces sentí que me rodeaba el brazo con la mano, me obligó a
girarme y sus ojos buscaron los míos.
-Noah, eres normal, solo que has vivido situaciones que no son nada
normales ¿entiendes? Estas extrapolando tus miedos e inseguridades a
tu relación sentimental con Nicholas y es por eso que intento hacerte
ver que la relación que tienes con él no es lo que te conviene.
Me solté de su agarre y fui a sentarme en el sofá.
-No quiero hablar más de Nick.
Michael suspiró y volvió a sentarse frente a mí. Me fijé en que se detenía
un rato de más observando sus notas.
-Hablemos de cómo has pasado las últimas noches, ¿has estado
haciendo lo que te dije?
Asentí a pesar de que me había servido de poco, las pesadillas seguían
viniendo a mí y seguía siendo incapaz de apagar la luz para poder
dormir a oscuras.
-El miedo que tienes está directamente vinculado con lo que te pasó con
tu padre, tú misma me dijiste que antes de que te atacase, te encerrabas
en tu habitación a oscuras y te sentías protegida. De cierta forma tú
padre le dio vuelta a eso y lo convirtió en todo lo contrario, es por eso
que te afecta tanto; algo que para ti era un entorno conciliador y
protegido se convirtió en tu mayor pesadilla.
Odiaba recordar esa noche, odiaba volver a sentir sus manos en mi piel,
sus dedos tirando de mi tobillo, e inmovilizándome con fuerza contra el
colchón. Cerré los ojos con fuerza y apreté los puños contra mis
piernas.
-La persona que debió protegerte te traicionó, era un adulto, alguien
que sabía lo que hacía, tú en cambio, eras una niña, indefensa, estabas
sola, nadie te ayudó, Noah, e hiciste lo que pudiste por escapar, fuiste
valiente y no lo dudaste, luchaste por ti cuando nadie pudo hacerlo.
Abrí los ojos pensando en mi madre. En como ella se enfrentó a sus
golpes siempre sin resultados positivos, solo consiguió empeorarlo;
aprendí observándola que a veces era mejor quedarse callada, aceptar
lo que tuviesen que gritarnos... mi padre siempre me dijo que lo hacía
por ella, siempre me dijo que yo no era una niña mala, por eso nunca
me tocaba...
-A mi me quería, nunca debió hacerme daño...
«A mí me quería.»
A la mañana del séptimo día me desperté con una sensación extraña en
la boca del estómago.
Necesitaba verle.
Lo necesitaba como el aire para respirar, me daba igual que Michael
dijese que mi relación era tóxica y dependiente, me daba igual que me
escondiese detrás de él, que lo usase para superar mis miedos. Le
quería, le necesitaba, él era el único que no me dejaría, no iba a
marcharse, me lo había dicho, me amaba y siempre estaría ahí por mí.