Capítulo: 17
"Estaré contigo siempre"
Todo fue una experiencia nueva para Nataly, por medio de portales se pudieron llegar allí, el volar en los brazos de Liam, se sentía realmente bien, su protección, era extremadamente segura, sentía que nada podría lastimarla en sus brazos, la vista desde arriba era algo aterradora, pero, estaba con él. Y ese terror desaparecía con solo ver su rostro, tan concentrado en protegerla de la manera más segura. "Para que una relación sea estable es preciso que los dos componentes de la pareja estén dispuestos a mostrarse mutuo apoyo tanto al surgir acontecimientos traumáticos que provocan un vuelco en nuestras vidas como en las pequeñas situaciones de estrés de la vida diaria." JOHN GOTTMAN
Nunca una humana había entrado a este lugar angelical, durante los años que Liam había vagado por esta, nunca escuchó historias sobre humanos allí, ni siquiera era un tema de conversación relevante, por eso todos aman estar allí, atados a leyes que no los dejan ser, no se toman la molestia de saber cómo son ellos, perdiéndose de todo, lo que puede otorgar la humanidad, todo era tan despejado, y podías percibir millares de personas tanto como en tierra y cielo, con alas preciosas, que a la luz del día eran radiantes y resplandecientes, y sin duda alguna en la noche no llegaban a perder su naturalidad y brillo, niños que aún no aprendían a manejar estas, eran guiados por mayores expertos en vuelo, todo a simple vista se notaba tan perfecto, por un momento, todo era tan raro, y miradas no dejaba de centrarse en aquellos sujetos que pasaban de los grandes umbrales del palacio del rey, solo uno podía ser reconocido, pero aquella chica era nueva, y se notaba, en la acción de mirar a todos con dicha admiración y sus pequeños ojos embelesados en las alas que estos cargaban en su espaldar, esa vestimenta vulgar que podía ser para ellos, dejaba a la vista a aquella humana, que visitaba el lugar por motivos personales, aun siendo así no podía ser sacada de este, si venía escoltada y cogida de manos con el gran hijo del rey Arturo, el que todos decían que al paso que iba, heredaría el trono de su padre, aún ninguno sabiendo, que era lo que pasaba cuando ambos se juntaban, nadie sabía los choques que tenían entre sí, y sobre todo como sacaba de quicio, Liam a Arturo. Cuando llegaron al lugar ahí se encontraba sentado el padre de Liam. Con esas auras de realeza, su físico no estaba tan deteriorado a pesar de los años que su gran barba ya canosa le delataban, esos mismos preciosos ojos azules concentrados que Liam poseía, su mirada característica con el don de poseer lo que tienen al frente, su padre la usaba para dar ese sentir de un rey, Liam para intimidar a su presa, como eran tan diferente siendo casi iguales, su expresiva y fina cara llenaba de tranquilidad aquel lugar armonioso, su frente con muy pocas arrugas, cejas delgadas y un poco separadas, sus manos ágiles se encontraban haciendo leves movimientos que distraían la mirada del gran Arturo, cabellos sedosos con un color natural rubio que al parecer poco a poco perdía su color, llegando a tomar su nuevo color al pasar de los años, un cuero cabelludo blanco como la nieve, a los que todos decimos por decencia canas.
Caminaron por el enorme pasillo que los llevaba hasta donde se encontraba Arturo, aquellas hermosas y grandes paredes que conformaban el pasillo blanquecino, que irradiaba tranquilidad al lugar, como debía ser un lugar digno de un rey igual a su carácter calmado, heredar a las personas un aura de calma es o mejor que se puede recibir, para tomar todos tus problemas con tranquilidad. "Calma, todo se consigue con calma..." dijo STEPHEN KING una vez en su libro llamado MISERY, la calma no es la solución, pero si te ayuda a esperar en tranquilidad a que todo esté resuelto. O simplemente te ayuda a tomar buenas decisiones.
Liam
Cuando entramos cogidos de la mano fuertemente, fijé mi vista en Arturo, cuando sintió nuestros pasos no se inmuto, seguía con su juego de manos, los cuales distraían su mirada, pero, igual sabía que de mí se trataba, debía ser sumiso, aunque fuera la última vez que lo hiciera, discutir con él, frente a Nataly no tiene caso alguno, no traerá nada bueno. "Jamás hay que discutir con un superior, pues se corre el riesgo de tener razón." MARCO AURELIO ALMAZÁN
-- ¡padre! – dije cuando ya estaba frente a él, con cierta distancia, que era puesta para personas como el, como hijo podría acercarme cuanto quisiera, pero, el día de hoy venía con una visita - te debo una disculpa de mi parte, una vez más desobedecí, como tú me reprochas siempre, porque en realidad si hay motivos para hacerlo. -después de haber ignorado mis primeras palabras, decidió levantar su mirada hacia mí. -he cometido errores, los llamo por el nombre que sé que aquí los llamarían, no he realizado la última misión que me dejaste. -Nataly hizo presión, a mi muñeca dándome la impresión de nerviosismo, al ver que Arturo, centró su mirada en ella, y su semblante serio, cuando yo hablaba con él, llegó a afectarla a ella, es amigable con todos, pero, me da la impresión de que en realidad está enojado. – pero, ya ves, ni para eso fui bueno. - reí con ironía. – sabes, no me arrepiento de nada, porque ahora soy realmente feliz, ella me hace feliz, así que, sobre tu ley, estoy dispuesto a pasar si es necesario hacerlo. – endurecí mi rostro, como él lo portaba, si, no venía con intención de polemizar, pero tampoco quiero perder la libertad de estar siempre con Nataly. -
-- al parecer ahora eres un poco más rebelde que antes. – volvió a mirarme con desaprobación, dándole el vaivén a su cabeza como forma de esta. - es un vivo retrato de que la tierra te hace daño.
-- solo dices que me hace daño porque he aprendido a amar, como lo deben hacer todos aquí, no seas egoísta padre ¿también me negarás el derecho a ser feliz? – pregunté para él, esperando esa negación característica de él, pero, fue, al contrario, ocasionado escalofríos en mi piel, daba miedo ese Arturo, parecía planear algo, pero es hora de ser feliz. -