Bianca
Viernes 16 de noviembre, 12:15 p.m.
Ha pasado una semana desde lo sucedido y he evitado a Eddy lo más que he podido, porque desde el lunes ha querido acercarse a mí.
Con Lay se ha formado una barrera que quisiera romper porque extraño a mi cupido y es que desde la fiesta no hemos vuelto a ser los mismos. Él me evita, yo lo evito y cuando estamos juntos casi no hablamos de nada.
Aprovecho la hora de almuerzo para ir a la biblioteca y enviar solicitudes a las universidades, envío todos mis documentos a al menos cinco universidades del área todas pidiendo una o media beca.
He visto cuánto cuesta mi carrera, mis padres podrían pagarla porque han ahorrado una buena cantidad para mi universidad como lo hicieron con Blanca, pero yo no quiero que gasten tanto en mí y ahora que pienso estudiar lo mismo, se cuánto gastaron en ella.
—Hola Bianca —me tenso de espalda a él.
Se sienta a mi lado y le sonrío incomoda.
—Eddy.
—¿Podemos hablar por favor? Esta vez en serio —suspiro girando en mi silla hacia él.
—Eddy no hay nada que hablar, no deberías insistir.
—Pero quiero, ambos sentimos lo mismo —ruedo los ojos sin poder evitarlo.
—Estoy cansada de esta conversación repetitiva Eddy.
—A ver, si tanto quieres que me aleje, ¿Por qué me pediste que te besara?
—Porque me gustas, a pesar de todo sigo sintiendo algo por ti —sus ojos se iluminan—no puedo cambiar lo que siento de un día para otro, pero no voy a dejar que juegues conmigo.
Me giro cerrando las páginas y apago la computadora con la rapidez que me permite.
Me toma por los hombros girándome de nuevo hacia él.
—No estoy jugando contigo, tú también me gustas, déjame demostrártelo.
—Si te dejo hacerlo, ¿dejarías de acercarte a Lisa? —se queda callado—¿ves? No puedes, su amistad me hace daño porque si los veo juntos pensaré siempre que se están besando o quien sabe qué, además de quién soy yo para alejarte de tus amistades —me levanto—tampoco quiero que escondas nuestra relación de ella porque le tienes miedo, te dejas dominar y yo no merezco nada de esto.
—No lo mereces, lo sé —se queda callado cuando ve entrar a unos estudiantes, me toma de la mano y me arrastra hacia unas estanterías—yo te quiero y voy a tratar de olvidar a Lisa, porque de verdad quiero construir algo contigo —mi corazón se agita—por eso te pido que me des un tiempo.
—Te puedo dar el tiempo que quieras, pero si en el camino yo cambio de opinión o me enamoro de otro, no podrás hacer nada al respecto —digo contundente dejándolo pasmado.
Está en él tomar una decisión.
Ahora mismo no sé ni lo que quiero. El hecho de que me haya lastimado de esa manera y mi ilusión de creer que estando con él, olvidaría a Lisa es lo que me frena.
Además de que Lay me haya confesado sus sentimientos me tiene en una confusión latente que cada vez que lo veo mi corazón se acelera de una forma extraña y cuando lo tengo cerca solo quiero sus manos sobre mi para sentir eso tan agradable que me llena el cuerpo.
Me toma del brazo cuando hago el amago de irme, me jala hacia él y estampa sus labios contra los míos con una furia que me sorprende y me excita de igual manera.
Iniciamos una guerra de besos y lengua que anuló toda mi fuerza de voluntad por mantenerlo alejado.
Y es que no pude, no pude empujarlo e irme de ahí porque deseaba que esto pasara, quería y ansiaba besarlo con las mismas ganas de ahora.
Me empuja contra el estante y no me da espacio para siquiera moverme porque su gran cuerpo me aprisiona contra los libros.
Nos separamos jadeantes y en esos segundos, me replanteo lo que estamos haciendo y las repercusiones que vendrán. Cuando está a punto de volver a besarme lo detengo poniendo mis manos en su agitado pecho.
—Tengo que irme.
Tomo mi bolsa que había caído al suelo y salgo a los pasillos donde casi me caigo de espaldas al chocarme con Lay que me sujetó del brazo.
—Lay —digo nerviosa enderezándome—¿Qué haces aquí?
—Tú me dijiste que viniera por ti loca —asiento recordando.
En ese lapso sale Eddy apareciendo a mis espaldas y la mirada tensa de Lay me hace sentirme culpable y nerviosa.
—Lay.
—Eddy —baja la mirada hacia mi—vámonos—asiento acomodándome la bolsa en el hombro.
—Voy a luchar por ella —nos detenemos ante sus palabras, se acerca al punto de que sus narices casi se rozan—sé que te gusta, siempre lo supe y por lo mismo lucharé por ella, porque la quiero y sé que ella me quiere a mí.
—Puedes estar seguro todo lo que quieras acerca de sus sentimientos hacia ti y los tuyos —le responde Lay—pero dilo en serio cuando no pienses en Lisa estando con Bianca y ella es la única que decide aquí a quién quiere, no tu ni yo —me toma de la mano y me saca de la biblioteca, no puedo decir que a la fuerza porque me dejé llevar.