—Mira, este es muy gracioso.
Sarah se había dedicado toda la mañana a enseñarme memes y vídeos hechos por los fans después de la desastrosa entrevista en Clevver News donde la lie parda. En el vídeo de esta vez, la entrevistadora estaba haciendo la última pregunta antes de que me largase, comenzó a sonar el inicio de la famosa canción de To down for what y cuando hablé, la música estalló y al finalizar, me pusieron el collar, las gafas y el porro en mi rostro.
—Wao—respondí sin saber que decir al respecto.
—¡Oh y mira este! “Cuando te dice que le mide 25 centímetros”—Sarah me mostró un meme donde la presentadora estaba con la boca abierta por el asombro.
Aguanté una carcajada ante ese meme. Era muy bueno. Tenía que reconocer que todos los memes y vídeos estaban muy currados, y que su originalidad traspasaban todos los límites.
Estábamos las cuatro reunidas en el apartamento de Diana. Era casi mediodía y esta noche será la gala benéfica donde teníamos que asistir sí o sí. Después de lo sucedido ayer con Jerry, no había vuelto. Me fui a mi casa con la excusa de que no me encontraba muy bien y una vez que había llegado a la intimidad de mi piso, lloré como nunca. Por la mañana me puse de nuevo la careta seria y me reuní con las chicas como si no hubiera pasado nada.
Para esta noche me pondré un vestido largo y de color negro atado al cuello y con una pierna abierta. Era muy elegante. Mi pelo lo llevaré suelto, ondulado y sobre mi hombro derecho. El maquillaje será muy explosivo en los ojos para resaltar su color verde y en los labios pondrán un labial rosa claro. Todo estaba muy bien preparado para esta noche.
Y ahora, mientras que Diana dormía plácidamente, Sky pedía pizzas para comer y con Sara viendo memes por internet, estaba haciendo zapping en la tele. Paré en un canal al verlo a él. Me quedé con la boca abierta al mirarlo. Estaba guapísimo, más que a ella noche sí eso era acaso posible. Estaba vestido con un traje azul marino muy elegante acompañado por una camisa blanca con los tres primeros botones abiertos dándole un toque informal. Su pelo seguía estando perfecto como la otra noche que escapé de su mirada. Soy una cobarde, lo reconozco, escapé de la intensidad de sus ojos que provocaron escalofríos por todo mi cuerpo. Ahora ya no me lo podía sacar de la cabeza.
—¡Ala, es Hunter Smith!
Sarah dejó el móvil para mirar emocionada el televisor.
—¿Y quién es ese? —quise sonar indiferente pero fallé absolutamente en ello. Quise darme cabezazos en la pared por mi interés en él, no debo interesarme por nadie porque siempre acabo de la misma manera: sola y con el corazón hecho añicos.
—Es un famoso escritor, periodista y entrevistador—numeró con sus dedos. —Tiene su propio programa y es visto por millones de personas. La mayoría son mujeres cuarentonas y viejecitas adorables que viven enamoradas de él. Es el amor platónico de mi madre.
—¿Y tu padre que piensa sobre eso?
Sarah se encogió de hombros no dándole importancia.
—Solo vive con ello y ya.
Miré de nuevo la pantalla. Estaba entrevistando a un político y lo había puesto entre las cuerdas con sus duras preguntas.
—El otro día me empezó a seguir por Twiter—no sabía porque lo había dicho, solo lo solté sin más.
—¡Te sigue Hunter Smith por Twiter!
Por la forma en que lo dijo pareció como si fuera algo extraordinario y eso me puso nerviosa.
—Ni que fuera la gran cosa… —me removí incómoda en el sillón.
Sarah me miró como si estuviera loca.
—Nunca digas eso delante de mi madre. Es capaz de arrancarte la cabeza.
—Lo tendré en cuenta—fruncí los labios.
(…)
—¡Hannah levanta la cabeza!
Era la décima vez en que la maquilladora me decía eso. No era mi culpa no poder evitarlo, la cabeza se me caía sola.
—No es mi culpa—me excuse.
—Sí quedas como un payaso tampoco va a ser mi culpa—me miró fulminante.
Vaya con el genio de la maquilladora.
—¿Cómo me queda este vestido? —Sarah entró en el salón vestida con un vestido negro con la falda trasparente. Su pelo estaba recogido en una cola de caballo con el flequillo sacado que caía a los lados de su cara.
—Bien—dijo Diana con el pulgar arriba.
Todas estábamos vestidas de negro, una más provocativa que la otra pero que daba lo mismo sí era el mismo color. El motivo de esto era que teníamos que tener un símbolo de unidad porque somos un grupo.
A las dos horas terminamos de arreglarnos y acabábamos de llegar a la gala. Posamos para los fotógrafos durante unos minutos y pasamos a las mesas. En nuestra mesa había un cartel que ponía “Lyns4”. Actuaríamos después de que lo hiciera Taylor Switf, así que teníamos que estar preparadas a tiempo.