I
La explosión provocó que todos los transeúntes se sobresaltaran. Sin duda estaban acostumbrados a los Daemonium violentos, sabían que los exorcistas, o mejor conocidos como los Bellator, los enfrentarían para tenerlos bajo control.
Después de que el portal del mundo de los Daemonium se abriera, toda clase de espíritus salió para intentar adueñarse del mundo de los humanos. Es por eso que todas las religiones unieron fuerzas para enfrentarse a los Daemonium, convirtiéndose en una sola religión, llamada Sefiroth. Los Bellator lograron controlar a la mayor parte de los Daemonium y de esa forma lograron coexistir con los humanos. Sin embargo, el portal nunca fue cerrado, y ha permanecido abierto durante generaciones, haciendo que tanto Daemonium como humanos puedan ir de un mundo a otro. Este portal recibió el nombre del Ojo del Diablo, ya que es enorme y se encuentra en la superficie de la tierra.
A pesar de la convivencia entre los espíritus y humanos, siempre existieron Daemonium que no toleraban a los humanos. Estos demonios eran parte de la Orden de Molok, enemigo eterno de Satán. Esta organización quería adueñarse del mundo terrenal. Es por ello que la nueva iglesia Sefiroth y los Bellator se enfrentaban a los Daemonium.
La vida cotidiana era ver como mínimo un enfrentamiento entre un Daemonium de la Orden de Molok y un Bellator. Es debido a ello que en el pequeño pueblo donde se escuchó la explosión nadie se alarmó. Pensaron que un Bellator pondría bajo control al Daemonium.
Empero, las explosiones continuaron. Pronto se dieron cuenta que el demonio no tenía a nadie quién lo detuviera.
—¡Ayuda! —vociferó el dueño de la tienda que fue dañada por la explosión del Daemonium—¡Llamen a los Bellator!
El Daemonium dejó salir grandes carcajadas, erizando la piel de muchas personas que se quedaban a observar el alboroto. Muchos gritos de terror y gritos ahogados al ver la apariencia del Daemonium. Tenía apariencia femenina, cabello lacio hasta los hombros, incluso podría pasar como un ser humano normal, pero lo único demoníaco que tenía eran los seis ojos en su rostro. Una sonrisa ensangrentada estremecía a cualquiera que la viera.
La mujer demonio emitió un grito ensordecedor que se transformó en un proyectil luminoso, dirigido a otra vivienda, provocando otra explosión. Las personas huían desesperadas del lugar, pidiendo auxilio a los Bellator.
A lo lejos, en un pequeño bar se encontraba un joven, cubierto por una capa verde oscuro. El ruido llegaba hasta la taberna. Algunos curiosos salían para poder observar la escena
—Sírvame más—pidió el joven encapuchado.
—Ya no hay servicio. ¿No te das cuenta que nos ataca una Daemonium? —dijo del hombre detrás de la barra, salió del bar y se concentró en toda la destrucción que sucedía a varios metros.
El joven se despojó de su capa, frunció el ceño y decidió servirse por su cuenta. Nadie lo notó, así que se llevó toda una botella de vino. Sus cabellos castaños estaban rizados haciendo que su apariencia de viera mucho más juvenil, pero el ceño fruncido profundamente solo daba la impresión de irritación. Su cuerpo, aunque cubierto por la capa, era fornido y esbelto, era alto y fuerte. Pocos podían darse cuenta de la espada enfundada que llevaba en su cintura. Se guardó el vino en una bolsa de tela desgastada.
Salió del bar y notó la muchedumbre que se reunía alrededor de la mujer demonio. Las explosiones se detuvieron, pero la Daemonium comenzó a lanzar grandes rocas o cualquier objeto que encontrase, solo causaba daño en el pequeño pueblo.
Las casas de madera que resultaban víctimas de la violencia del demonio quedaban casi por completo destrozadas. Solo era cuestión de tiempo para que todo el pueblo quedara destruido.
El joven castaño se acercó lentamente hasta donde se encontraba la mujer demonio, llamando la atención de ésta y de los demás habitantes.
—Oye, chico. Será mejor que te apartes. No intentes algo estúpido—dijo un hombre entre la multitud. El castaño apenas lo escuchó, solo podía centrarse en la Daemonium frente a él.
Ambos se miraron retadores, casi como si supieran que eran enemigos de toda la vida.
En cuanto el joven desenfundó la espada, la Daemonium emitió un aullido ensordecedor, como si la simple presencia de la espada le hiciera daño.
El castaño empuñó la espada con soltura, mientras la demonio silbaba amenazadoramente.
—Será mejor que te vayas, sucio humano. Sé lo que planeas, y te garantizo que te mataré—dijo la Daemonium.
El joven sonrió con ironía, y en un solo movimiento corrió hasta la mujer, moviendo la espada con agilidad. La demonio esquivaba los ataques y usaba algunos objetos e incluso las casas del pueblo. Provocando más destrucción.
El castaño notó inmediatamente como la Daemonium evitaba el filo de la espada. El joven ladeo la cabeza, casi con socarronería, provocando a la demonio.
La mujer, aunque sabía qué era la espada, no quiso huir, eso la humillaron terriblemente. Además, quería matar al chico, y tal vez llevarse con ella su alma y devorarlo con lentitud, torturándolo.
Fue en ese momento cuando la mujer demonio se abalanzó contra el joven. Todos pensaron que el chico moriría ahí, sin embargo, el castaño avanzó hacia la mujer, con la misma mirada retadora y empuñando la espada. En una fracción de segundo, el chico le cortó los brazos a la Daemonium, y esta emitió un sonoro chillido, dañando los oídos de muchos. El chico aprovechó el aturdimiento de la demonio y la cortó a la mitad, haciendo que el cuerpo de la cintura hacia arriba saliera volando por los aires. Mientras que las piernas caían lentamente para después quedar en el suelo.