Dahlia

15.

Querida Iris,

Sabía que era osada, pero no hasta tal punto.

Escribo estas palabras sentada en mi escritorio frente a la misma ventana por la que acaba de salir. Agradezco en silencio haber elegido el cuarto en planta baja.

Es imposible desvanecer mi sonrisa y estoy segura que mañana me dolerán las mejillas.

Espero que le haya gustado la pintura de la Dalia que se llevó de mi cuarto.

Suya,

Amelia




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