Damary la Pasión de Pineda

CAPITULO II

Capítulo II

Aquella noche la luz de los faroles de algunos automóviles se mostraban cansadas, opacas y, las de neón de los avisos luminosos, parpadeaban en un juego similar al de las luciérnagas en estampida, avivadas por el tránsito automotor que sin ronquidos y con smog daban paso al autobús que llevaba a Damary del Rosario del pueblo de Juntas a la ciudad de Trujillo donde estaba el núcleo universitario. El poco movimiento vehicular y lo abierto de la autopista en dos canales, movían su inquietud a la observación detallada, mientras los ojos vivaces de la joven contemplaban los semáforos de control de la circulación; no distinguía del verde al preventivo amarillo, ni al rojo, y por momentos se sentían frenazos leves, el recorte del automotor que movían la humanidad de la muchacha ante la aceleración que imponía el conductor que franqueaba la autopista y se mostraba libre para alcanzar su objetivo: el terminal de pasajeros de la ciudad.

.-Nos acercamos al terminal privado del Trollbus Castilla en la ciudad de Trujillo, se agradece a los señores pasajeros no olvidar su equipaje de mano, ni sus pertenencias de identificación. El retiro de equipaje será por la correa numero 2A. Gracias por preferirnos como su agencia de viajes.

Por extraña coincidencia el asiento de Damary colindaba con el ventanal de la unidad lo que llevó a que su mirada se alocara con los anuncios comerciales, el movimiento vehicular, las edificaciones que se elevaban en entorno asimétrico y las plazas públicas adornadas con esculturas para ella desconocidas. Todo resultaba nuevo e incomprensible para la joven pueblerina, pero el hecho de haber participado y aprobado el proceso de selección para estudios de medicina, le permitieron inscribirse en los de "Medicina Natural"; en la ciudad a la que llegaba, poco interés se tenía por esa carrera y poco había podido conocer de aquel espacio, el tiempo en su primera experiencia le resultó demasiado breve, y ahora, entre el asombro y la tristeza, apreciaba la realidad a la que se enfrentaría en tan corto tiempo.

.-Niña, esta es su habitación, tiene derecho a la cocina y al lavabo de ropa; el televisor se apaga a las nueve de la noche, el cuarto de baño es compartido. Una cosa más, la comida debe traerla del mercado y prepararla usted misma, no se permiten trastos sucios en el lavaplatos. ¿Trajo usted la comida para esta semana?

Entre el asombro y la duda, Damary no encontraba que decir, miraba el papelito donde estaba anotada la dirección que le proporcionó su tío Antonio y miraba a la mujer regordeta, con cabello teñido, que le daba indicaciones como a un ser extraño, muy propio de los cuentos infantiles donde aparecía la bruja mala y comenzaría a temblar, con ahogos en la garganta y unos deseos intensos de llorar.

.-Mamita, creo que no debí haber venido a esta ciudad, me siento sola y muy triste, no se cansaba de repetir entre el llano y la desazón, con la ropa de viaje aún puesta y los paquetitos de comida sin probar sobre la cama.

.-Abuela, ¿dónde estoy… qué hago yo aquí?

El sonido de puertas que se abren y cierran y las voces de personas por el pasillo llamando a la prisa, devolverían su atención entre el sueño y la vigilia para despertarla y se miraría en el cansancio del viaje y de la noche. Aletargada y temerosa, abriría la de su habitación y notaría que el pasillo estaba vacío.

.-¿Tú eres la nueva? sería la voz que la estremecería al intentar acercarse al baño.

.-No te preocupes, mi nombre es Rosaura Díaz, me calificaron para ser tu compañera de cuarto, pero como no habías llegado me fui a dormir en otro lugar. Damary no contestaría y permanecería de pie, temerosa.

.-Por favor, no temas, acá todos somos amigos, la cosa es que algunos se propasan, pero aquí es la primera estadía, si estudias un poquito podemos tener derecho a becas y trasladarnos a otro lugar. Cuál es tu nombre y le estiraría la mano para saludar.

.-Damary del Rosario, contestaría con la voz temblorosa y enredada con el cepillo dental y la toalla que causó risa confidente en Rosaura.

.-Lo que estas pasando me sucedió a mí. Somos nuevos para todo, y el miedo ante lo inesperado se hace presente, pero estamos entre amigos y compañeros de estudio. No temas. La muchacha esperaría a que Damary se calmara y le daría un abrazo, luego preguntaría.

.-¿Qué vas a estudiar?

.-Medicina Natural, diría con timidez mientras que ella le sonreía en el pasillo para luego hablarle al oído.

.-Yo también quería estudiar medicina, pero no fui calificada, así que no me quedó más remedio que tu misma opción, es buena, los profesores con quienes he hablado me han dicho que es la medicina del futuro, sin químicos y con tratamiento directo de las plantas, ¿qué te parece? Damary se negaba a responder, el lugar y el ruido que producían los estudiantes que pasaban por su lado y hablaban en voz alta, le parecía sumamente confuso.

.-Medicina Natural, reitero Damary, pensando que Rosaura no había escuchado y volvería a reír con alegría.

.-Así es todo esto, ya te acostumbraras, y no lo digas muy fuerte, porque aquí hay escépticos con relación a esa carrera, sobre todo uno muy odioso que estudia medicina convencional, es el peor, se llama Raúl Montenegro, no es de este lugar, él es pudiente, tiene dinero, carro, es muy inteligente y el primero de la clase, pero como algunos de sus compañeros viven por aquí, pues lo vemos molestando a las muchachas.



#48478 en Novela romántica

En el texto hay: damary pasión de pineda

Editado: 08.08.2018

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