Ella no podría describir la situación, simplemente era incomprensible, llevaba unos tres meses actuando en automático, sabía que había comprado un vestido de novia que estaba por usar ese día y que se casaría.
Hace un mes había hablado, o bien, Samuel había hablado con sus padres para informarle que si se iba a realizar la boda.
Los padres de Samuel y Laana no terminaban de creer, menos de confiar pero Laana jamás mostró oposición.
Por otra parte Dante y Amadeo notaban como su pequeña hermana actuaba, apagada, rara y callada, a veces hasta parecía muerta.
En el ensaño de ceremonia prácticamente no dijo nada, sonrío con el brindis y beso a Samuel, fue la mayor acción en toda una noche.
Ahora, ella estaba viéndose en un espejo totalmente inexpresiva, arregla su velo cada tres segundos y su vestido es acariado por sus manos si ve alguna arruga.
El maquillaje que hizo una estilista parecía estar perfecto y no había más detalle que revisar.
- Laana... ¡Laana! -ella se gira despacio y se encuentra con sus dos hermanos en le entrada de la habitación-. ¿Te sientes bien? -pregunta Amadeo.
Ella afirma con la cabeza mientras ellos entran.
- ¿Segura te quieres casar con ese idiota? -pregunta Dante.
- No es un idiota -responde, acariciando, de nuevo, su vestido.
- Lo es, es muy extraño, nisiquiera...
- Ya basta, Amadeo -dice Laana con el seño fruncido-. Salgan, necesito terminar de arreglarme.
Los hermanos se miran entre sí y deciden obedecer saliendo del lugar.
Llevaba tiempo sin saber de Egún, menos de Arael y de esa ángel que vio en la cafetería, sin verlos y sin acordarse de ellos, su mente estaba nublada y solo tenía la vista para una cosa, Samuel.
Pero bueno, es el amor de su vida, por fin a vuelto y se van a casar, ¿qué importa lo demás?
Cuando sale del lugar y abren las puertas enormes ve a su padre esperándola, ella toma su brazo, él la mira con una sonrisa, la familia de Laana esta presente, sorprendentemente aunque sus hermano y madre estan muy separados de ellos.
Cuando la chica levanta su vista para ver a Samuel detiene su caminar y aprieta el agarre del brazo de su progenitor, sin fuerzas para dar un paso más.
- ¿Qué ocurre? -pregunta su padre.
- Yo... -mira a su progenitor y luego a su prometido-. Nada.
Un tortuoso y pesado paso da reinició a la música, mientras la mujer se dirige hacia el hombre que podría estará al lado de ella hasta la muerte.
- Por fin has llegado -dice el novio con una sonrisa tensa y ella solo afirma con la cabeza, unen sus manos dispuestos a empezar la unión.
Ella sonríe levemente cuando el padre de la ceremonia empieza a hablar, la familia de Samuel pidió que la boda fuera de esta forma, por la iglesia.
Es un día anhelado por ambos, lo fue, ella esperaba este día con ansias hasta que lo perdió, hasta que su amado murió y ahora él esta frente a ella, si... ¿entonces porqué no sé sentía totalmente feliz?
¿Porqué?
Podría decirse que son las dudas diarias, uno siempre se hace preguntas de lo que pueda o lo que pasa.
Lo importante es valorar el momento y recordarlo, apreciarlo para siempre.
De todas formas no hay nada más por lo cual asustarse, sus padres han vuelto a hablarle como antes y no debe esconderse.
Ella por fin tendrá su bello final feliz. ¿No?