Damons

CAPÍTULO 28

Olía a pinos, a tierra mojada y fresca bajo la lluvia.

Una brisa refrescante erizaba mi piel y tuve el impulso de protegerme pero la tela no fue lo que mis dedos alcanzaron, sino una suave y tersa piel humana.

Cuando mis ojos conciliaron desperezarse una mano me obligó a mantenerme quieta bajo su opulencia y me asusté de inmediato.

La intensa noche desolada me escrutó con impaciencia sentado sobre mi cama.

―Adivinaré, ¿te perdiste?

―Yo puedo jugar también, ¿estabas siguiéndome? ―me incorporé lentamente quitando la mano de Seth de mi pecho y me senté con la pesadez mareándome instantáneamente―. ¿Cómo llegué aquí? Demonios... mi cabeza duele...

―Tú me llamaste, pensé que podías necesitar ayuda, lo habitual.

―Y como buen amigo que eres, corriste a mi rescate ―objeté con sorna.

― ¿Amigos? ―Seth alzó una ceja despectiva y se incorporó de la cama, dando unos pasos por la habitación―. Sí... está bien. Fue Lisa quien me dijo dónde estabas, no adiviné; ella me pidió que te recogiera en ese parque a mitad de la noche.

― ¿Lisa?

―Además me advirtió que habías estado huyendo de un par de cazadores nocturnos de esa zona. Realmente espero que no haya sido Léon porque están acabándose mis razones para no matarlo.

―No ―interrumpí―, no fue Léon yo... ―mi cabeza se sintió mareada y el dolor se instaló en mi estómago con las imágenes que llegaban repentinamente a mi mente.

― ¿Estás bien? ―Seth regresó a mi lado para verificar.

Me doblegué a mi estómago y descubrí esa zona para observar con atención. Una extraña marca oscura recorría mi estómago sensible.

― ¿Qué demonios es... esto? ―Mis dedos recorrieron la línea oscura y sentí que calor incendiaba mi piel. Los ojos de Seth eran de preocupación. Lo observé inquietarse al mismo tiempo que se echaba sobre mí para tomarme por los hombros.

― ¿Cómo te hiciste esto, Selene? ―Su voz imperativa―. ¿Alguien estuvo contigo anoche? ¿Cómo te lo hiciste?

―Seth... Seth cálmate ―intenté apartarlo pero él no cedía―. ¿Qué es lo que significa? ¿Qué es?

― ¿¡Dime quién fue el maldito que te marcó eso!?

― ¿Seth? ―Ariadna apareció por la puerta de mi habitación y se detuvo en el marco―. ¿Qué rayos son esos gritos? ¿Qué está pasando?

Seth se incorporó de inmediato y su actitud enfadada se entremezcló con la tensión de la situación. Nunca lo había visto comportarse de esa forma, perdiendo el control de sus emociones tan rápido.

No debía significar nada bueno y comenzaba a temer lo peor.

― ¿Vas a responder? ―Insistió él.

― ¿Qué sucede, Sel?

Los observé a ambos y sentí una opresión en el pecho instalarse.

―No lo recuerdo ―mentí.

Los ojos de Seth se dispararon en mi dirección en confusión, mientras Ari y yo manteníamos una conexión. En realidad sólo buscaba apartarlo a Seth de lo que sospechaba sólo podía tratarse de una trampa para él.

Podía recordar cada detalle de esa noche; el frío, la sonrisa burlona de Lisa impidiéndome huir y la filosa y caliente daga de llamas azules que el líder Hendrick penetró en mi vientre sin ningún tipo de duda.

Su calor aún ardía bajo mi piel.

― ¿Podrías dejarnos a solas un momento? ―Ariadna se sentó a mi lado acariciando mi cabello mientras la confusión de Seth enviaba dagas a mi cuerpo. Estaba dudando, realmente no creía en mi palabra, ¿y quién podía culparlo? No era buena para mentir de esa forma.

En el momento en que él abandonó la habitación, Ariadna se volvió hacia mí con una expresión preocupada, descubriendo mi estómago de nuevo.

―Leviatán ―murmuró, rozando sus dedos en la fina línea que recorría la quemadura―. La bestia marina del antiguo testamento. ¿Cómo es que te la hiciste?

Su contactó me estremeció, la herida quemaba.

Observé a la puerta y respiré hondamente implorando porque Seth no estuviese oyendo detrás.

―El líder Hendrick lo hizo.

―Le metiste, ¿por qué?

―Kenia me pidió que lo mantuviera vigilado porque creen que él está tramando algo en su contra ―expliqué―, creo que fue una trampa para enviarlo hasta ellos.

Ariadna reflexionó un momento.

―Es mejor así, Seth últimamente está comportándose muy extraño, mejor mantenerlo lejos de esto ―se incorporó cavilando―. ¿Eso te duele?

―Ari, ¿sabes quién es Hendrick y Kenia?

―Claro que lo sé ―admitió―, el Consejo de Infratierra es algo que he tenido en la mira desde hace mucho tiempo. Hendrick había esperado por ese puesto desde que el pacto se dio lugar para mantener a raya a los del cuerpo celeste.

Fruncí el ceño.

― ¿Entonces, el pacto es para apartarlos?

―Oh, sí. Ambas energías no pueden unirse, es por protección de los humanos.

―Nunca me habían explicado sobre ese pacto ―reconocí―, pensé que se trataba de ya no asesinar a sus descendientes.

―En parte, también es beneficioso eso ―se incorporó de mi lado y me observó con interés―. ¿Qué hacías sola ayer en la noche?

― ¿Cómo sabías que estaba sola?

Ariadna alzó una ceja incrédula, cruzándose de brazos.

― ¿Disculpa? Seth fue quien te trajo anoche y, ¿quién crees que le abrió la puerta?

Anoche, dijo ella. Eso significaba que él se había quedado a mi lado hasta que desperté esa mañana de sábado. ¿Se habría recostado conmigo, en las sábanas? ¿O habría mantenido una prudente distancia para no alterar nuestra energía?

»Se sentó en el sofá ―señaló ella―, y de ahí no se movió. Curioso, ¿no? Sales casi todas las noches con Landon y entrenan juntos, pero quien aparece cada vez que necesitas ayuda o estás en peligro es...




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