Era como una nevera, se sentía como estar dentro de una nevera literalmente.
Mi cuerpo temblaba, pero sabia que ya no era tanto por el frío que hacía en este lugar, si no porque cuando los mire a cada uno de ellos sus rostros reflejaban cautela hacia mi, esperando cualquier acción o reacción de mi parte.
Observe todo con recelo y aún no podía creer lo que mis ojos estaban presenciando, era como una maldita película de terror en donde tenías a tus asesinos en la misma habitación, el cuarto era demasiado grande, su color era negro y no tenía ningún tipo de ventana, solo las rejillas las cuales hacían que el cuarto se mantenga en una temperatura baja, en la esquina de esta habían dos celdas vacías donde fácilmente podrían entrar unas cuatro personas, dos en cada una, en el centro dos camillas de hospital las cuales estaban limpias, a la izquierda habían dos sillas eléctricas, mi piel se erizo, como si pudiera sentir la corriente que esta podía trasmitir.
Seguí divagando y vi que al frente de mi habían unas repisas enormes de cristal que llenaba toda una pared de la habitación, estaba lleno de objetos, me acerqué a esta y pude ver que había cosas como; látigos, agujas, bisturí, cuerdas, cuchillos de cacería, taser, vendajes, capucha, inyecciones, machete, hacha, correas, esposas, guantes, grandes envases con un líquido extraño en su interior, pinzas extrañas que no lograba descifrar para que servían.
Todo estaba tan ordenado y limpio de una forma minuciosa, era como si nadie entrara a este lugar, habían muchas cosas más las cuales no sabría decir que eran.
Llegue hasta un objeto extraño que tenía en la parte de arriba un punta, y arriba algo colgaba.
_Se le llama cuna de judas _escuche susurrar a diego.
A unos metros de esta pude ver dos sillas, pero no eran eléctricas como las otras, estas tenían púas por todos lados y las correas para amarrar las muñecas eran de hierro y no de cuerda o cuero, toda la silla era de hierro en general.
_Esa es una silla de hierro romana _explico David con emoción _lo divertido de las púas es cuando se calientan hasta quedar al rojo vivo, allí sucede la magia.
No le hice caso a su comentario y seguí indagando, vi que también habían dos tanques color gris que me llegaban hasta la cintura, cuando me acerqué a ellos solo estaban llenos de agua.
También pude ver dos camas más, pero estas no eran de hospital si no de metal con correas para poder amarrar a alguien de pies y manos, pero estas tenían algo especial, estas parecían como si las hubieran fabricado personalmente, nunca en mi vida las había visto.
Vi como David caminaba hasta el otro extremo de la silla y la miro a esta con cariño.
_Esto es un invento personal que fabrico nuestra empresa, parecen unas camas simples de metal pero mira esto _me indicó hasta donde estaba la cama y vi que en ella aparecían unos círculos de un color más oscuro, solo parecía un adorno.
Lo mire sin entender nada.
Fue hasta los cajones que tenía a un lado de las camas y cogió un control, cuando apretó un botón salieron las púas por toda la cama.
_No mata a nadie, pero debe doler como mierda. ¡Oh, y mira esto! _Apretó otro botón y vi como las cadenas de las correas se iban enrollando _si estuvieras amarrada allí esta cosa estiraría cada parte de tu cuerpo hasta arrancar una. Divertido ¿no?
Lo mire con horror y dylan se situó a nuestro lado.
_¡Quedamos en que le íbamos a soltar todo con calma! _le regaño dylan a David y seguido de eso le golpeó de forma leve en su cabeza.
_¡Au! ¡Eso dolió¡... ¡Solo le muestro como funciona! _se quejo y volvió su atención a mi _y, si tocas este botón, toda la cama se empieza a calentar, también hay más opciones divertidas pero no es igual decirlas que mostrarlas con alguien.
No sé si eran ideas mías, podría jurar que no, pero david era otra persona cuando estaba en este cuarto de tortura, parecía estar extasiado y feliz, un sentimiento que no lo expresa estando fuera de este lugar, era como si algo en el cambiara y no sabia si era bueno o malo.
Todos me miraban esperando que dijera o hiciera algo que los llevará a actuar, o quizás solo esperaban que los llenara de preguntas. Y si quería, sentía escalofríos al estar en este lugar tan sombrío pero a la vez mi curiosidad me pedía a gritos calmarla.
El cuarto se sentía pesado, fuera de todo el frio y la sensación lúgubre era como si no fuéramos los únicos en esta habitación, a cualquier parte que ibas sentías esa sensación en el cuerpo, como si las almas que fueron torturadas en este lugar siguieran aquí suplicando piedad.
Vi que había dos puertas, una alejada de la otra, señalé ambas con mi dedo, pero no pude articular palabra alguna.
_Dentro de la puerta derecha hay un horno, y en la izquierda es un cuarto con celdas de aislamiento, esas celdas tienen unas lámparas de luz que son muy fuertes _escuche decir a Nicolás.
Torcí el gesto.
_¿Que tan fuertes?
Nicolás se rasco la nuca pensativo.
_Pues... podrías morir de hipertermia si permaneces mucho tiempo allí. El cuerpo... no lo soporta.
No dije más nada y seguí mi vista hacia un estante de madera, este estaba cerrado cuando intenté abrirlo.
Diego se acercó hasta donde estaba y abrió el estante colocando una clave.
_Allí hay todo tipo de armas de fuego, no las usamos mucho, están allí para el juego.
_¿El juego? _pregunte enseguida.
Diego asintió con entusiasmo.
_Si. Cada uno lleva un arma, la que quiera.
_¿Y que hacen con ellas exactamente?
Todos se miraron al mismo tiempo, como si estuvieran debatiendo mentalmente en quien hablara primero, o en quien soltaría una respuesta algo coherente a mi pregunta, cada vez que pasaban más y más los segundos me dejaban en claro que nadie quería hacerlo.
David bufo volteando los ojos y hablo.
_Abby, matamos.
Abrí los ojos con sorpresa.
_¿Q-que?
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venganza, sexo explicito y lenguaje fuerte, comedia y peligro
Editado: 08.10.2021