"REENCUENTROS AMARGOS"
Me paré al lado de Mila para tomarnos la foto que seguramente podrian en el periódico, las manos me dudaban excesivamente y sentí que las piernas se me dormían. No era capaz de mirar hacía donde estaban ellos, algo me decía que seguramente ahí estaría Matt Harrison, junto a sus padres y su hermano, Hunter.
Los Harrison eran la familia más rara y temida de Beaverton, desde que tengo memoria conozco sus nombres, pero sólo hasta ahí. Ellos son extremadamente reservados y callados, poseen muchísimo dinero y varias propiedades en el pueblo, casi que son los dueños. Toda la vida han contado varias historias sobre ellos y ninguna es muy buena que digamos.
—Ahí está Matt.— Mascullo Drew poniéndome una mano en el hombro, quise estrangularlo.—Y Alice.
Lo empuje discretamente y fui hasta donde estaba Arthur con los reporteros, no había escuchado un comino de sus palabras.
—Tío.—Lo llamé y el se volteó a mirarme con una sonrisa fingida, en público siempre debíamos actuar como la familia perfecta.—¿Puedo ir un rato a caminar?
—Por supuesto, solo no te alejes demasiado.— Contestó amablemente, asenti con la cabeza y me bajé de la tarima velozmente.
Sabía que esto que había hecho, más tarde me traería problemas.
Observé de reojo a la familia Harrison, error fatal.
Matt me estaba viendo directamente a mí, en su cara había confusión y sorpresa. Miles de sentimientos me invadieron, me quedé estática viendo como Alice, quien era mi mejor amiga, besaba los labios de mi ex novio.
No era una mentira para nadie que todas las chicas alguna vez en sus vidas desearon estar con alguno de ellos dos, son malditamente atractivos y con un rostro angelical.
—Disculpe.—Escuché una voz conocida, me giré inmediatamente y cuando lo vi, sentí que el miedo y los nervios se me fueron por un instante.
Nethan.
—¿Jules?—El abrió los ojos desmesuradamente al verme, una sonrisa gigante se alzó en su rostro y me envolvió en un fuerte abrazo.—Dios, pensé que no volvería a verte.
Un nudo se me formó en la garganta.
—Lo siento, lo siento mucho.—Me disculpe, aún lo tenía abrazado.—Te extrañé demasiado.
Nethan me observó con ternura y me plantó un beso en la cabeza, las manos me temblaban y la sonrisa igual. Él había sido mi mejor amigo desde la infancia, no existía momento en el que él no estuviera presente en mi vida, era como un hermano mayor para mí, lo quería con todo mi ser.
Aquel día que me fui de Beaverton nadie se enteró. Era medianoche cuando salí a escondidas de la casa con lágrimas en los ojos y el corazón hecho trizas, no pude despedirme de nadie, ni siquiera de él.
—También yo, Jules.— Se acomodó sus lentes.— Ven, larguemonos de aquí.
No me había sentido tan feliz de escuchar eso.
Caminé a su lado en silencio, pero no de el incómodo sino del relajante. Nethan había cambiado mucho físicamente, estaba mucho más grande y su cabello había crecido notoriamente.
—¿En dónde estuviste todo este tiempo, Jules?— Fue lo primero que preguntó cuando por fin estuvimos muy lejos de la gente.—¿Por qué desapareciste?
Para esconder algo, Nethan.
No sabía que responderle, no podía decirle la verdad, pero si le dijera una mentira sería muy peligroso.
—Nethan, yo...—La voz me fallaba, él me miraba preocupado.—Fui a un centro de rehabilitación en yellow Valley.
Eso no era del todo una mentira, por que si estuve ahí algunos meses.
Inmediatamente me abrazó, me aferre a él con todas mis fuerzas, ahí me sentía segura y tranquila, siempre me había protegido de todo, nunca me dejaba sola y nunca incumplía ninguna promesa.
—Jules...¿Por qué nunca me lo dijiste?—Me limpió las lágrimas con sus dedos.—Pude ir a verte, estaba a punto de enloquecerme.
—Era un programa especial, Nethan.— Mentí.— No podía recibir visitas.—Expliqué intentando que sonara creíble.—Y lamento no habertelo dicho, solo no quería que nadie se preocupara ni se enterara.
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Editado: 28.11.2019