Dangerous Love

CAPÍTULO VIII(PARTE 2)

Les juro que siento aún su toque repitiéndose en cámara lenta una y otra vez en mi piel. 
Los movimientos y la manera en que nuestros cuerpos chocaba era bastante irreal. La canción de fondo simplemente se acoplaba al momento o nosotros a la canción, quién sabe, solo sé que me ha dejado descolocada. 
De ratos no dejaba de mirarlo y lo sorprendía haciéndolo también. Estaba con un grupo de señores, charlando de quien sabe qué, pero aun así me regalaba miradas que no sabía interpretar. 
Tengo en claro que ese ser está más bueno que un bombón pero sin duda esconde algo. Yo sé que no está interesado en mi ni un poco, tal vez no de esa manera. 
Pero es que sin duda alguna tiene un don para seducir y atrapar. Con una mirada te acerca, con un sonrisa te atrapa y con una caricia te conquista. 
Mi imaginación podía llegar a ser mi mayor enemiga, es que sin duda tiene un poder para hasta hacerme sentir lo que pienso. Es casi como estar en otra realidad cuando imagino. 
En este instante imagino cosas que jamás llegué a creer que podía imaginar. Sinceramente nada de esto jamás me llamó la atención. Sin duda no después de... 
El punto es que sin duda fue como si estuviese dentro de una película de Disney, en esas donde el tiempo para y solo enfoca a las dos personas en la pista. 
Donde todo al rededor es borroso y todo pasa en cámara lenta. 
Pero esto no es una boba película de Disney donde la chica rara baila con su príncipe azul y vivirán felices por siempre. 
Nop, aquí la chica mete sus narices donde no debe y después tiene que salir aunque sea imposiblemente peligroso. Después de tratar de superar el momento en la pista y eliminar esas estúpidas sensaciones miré a la pista tratando de ubicar a Charlotte. 
Louis se excusó con Charlotte y caminó hacíia una puerta donde Aarón, casualmente también se dirigía. Le hice un gesto a Charlotte de que me esperara aquí y lo entendió. 
Me levanté normal y caminé al mismo lugar con lentitud para no parecer obvia y no encontrármelos en el camino. Había una puerta en una orilla donde casi nadie estaba poniendo atención. 
Cuando crucé por la puerta había unas largas escaleras, no había nadie más aquí, ni una puerta, así que arriba será. 
Subí las escaleras con cuidado a caerme, estos tacones están matándome. Al estar arriba había un largo pasillo donde había varios cuartos. 
Me quedé mirando fijamente los cuartos intentando averiguar a dónde habían ido pero no se me ocurrió nada más que pasar como si estuviese perdida. Cuidadosamente y tratando de no hacer ruido, crucé por el pasillo pasando por cada puerta con detenimiento.
Todas estaban cerradas y no había rastro de que hubiese vida ahí. Había un silencio inmenso, sólo resonaban mis pasos por el pasillo y mejor me quité los tacones para evitar llamar la atención. 
Cuando pasé por una de las últimas habitaciones vi una luz saliendo de la última y me escondí en la de un lado para que nadie me viera. 
De pronto escuché murmullos que se convirtieron en reclamos. Apenas podía escuchar por la música. 
—Deja a mi familia en paz Wilson. 
—¿Tienes lo que me debes? —dijo firmemente. 
—Lo tendré, tan pronto como acabé la fiesta los fondos serán tuyos.
—No quiero el maldito dinero, Russo—sin perder ese tono demandante exclamó—Necesito que me des lo que me debes.
—No tengo contacto con él hace años. No somos socios—se escuchaba asustado. 
—Pues resuélvelo—demandó.
—Por favor, solo deja a mi...
—Que te sirva de advertencia Russo. Si no consigues lo que prometiste, ellas lo pagan.
Se escuchó el quejido de una mujer y el lloriqueo de otra. De pronto hubo un silencio intenso y la puerta se abrió de golpe. Por un espacio entreabierto de la puerta vi que de ahí dentro salieron Amanda, Asher, Louis, Aarón y otros dos que no conozco.
Salieron algo irritados los tres, en cuanto a Amanda ella parecía disfrutar de la rabia de los chicos. Se acercó a Wilson y pasó su mano por su cabello, recargando su barbilla en su hombro. 
—Vamos a casa y te distraigo—le dijo sonriendo y el la ignoró. 
Woah. 
Después que se fueron de mi campo de vista me quedé en mi lugar un momento por si las dudas. 
Escuché como bajaron las escaleras como si nada hubiese pasado. Salí de la habitación con cuidado y la puerta de esa habitación estaba levemente abierta atisbé a una mujer en el suelo con su mano sobre su vientre, tenía una gran mancha roja en el estómago.
Detrás estaba Jasmine con una cara totalmente aterrada, totalmente en shock. Se veía completamente ida. 
Quise entrar a ayudar pero alguien me vio e intentó cerrar la puerta, sin antes decirme que me callara. 
En realidad debí solo haberme ido y haber cerrado la boca pero claramente soy estúpida y me gusta meterme en problemas. 
—Señor yo puedo ayudar, ¿Qué pasó? 
—Lárgate de aquí, no deberías haber visto esto así que te conviene estar callada. 
—Yo... 
—¡Seguridad! —gritó. 
Ahí fue cuando reaccioné. Bajé corriendo las escaleras y salí por la puerta intentando estar calmada y pasar desapercibida. 
Me di cuenta de que unos guardias pasaron a mi lado y entraron por la puerta. Solté todo el aire que no me di cuenta estaba conteniendo y seguí caminando. 
Busqué a Charlotte y cuando la encontré la tomé del brazo. No me importó con quien estaba, solo la jalé conmigo y comencé a dirigirme a la salida. 
—¿Qué te pasa? 
—Cállate y camina—ordené sin soltarla. 
Miré detrás de mí y vi como los guardias ahora estaban dispersos por la sala y cuando uno me vio avisó a los demás. 
Charlotte se dio cuenta, dejó de protestar. Al salir de aquella mansión recordé que no teníamos auto y un Uber tardaría demasiado en llegar. 
Miré a todos lados y vi que había un grupo de personas mezcladas pero ninguna llevaba puesta su máscara. Estaban todas en el suelo y sin duda se veían ya muy idos como para darse cuenta si desaparecían. 
Me acerqué disimuladamente y tomé dos. Nos cambiamos de máscara y aventamos las nuestras al montón. 
Los guardias salieron de la mansión y voltearon a todos lados. Nos pusimos bajo un árbol de espaldas al lugar fingiendo estar platicando. 
—¿Qué hiciste? —me susurró Charlotte angustiada. 
—Vi algo que no debía, solo no actúes sospechosa. 
—Madre mía, no juegues a ser policía, Blake. 
—No juego a nada. Es que no puedo explicarte ahora. 
Protestó pero la callé. Los guardias ahora estaban con aquel grupo interrogándolos. Uno de ellos tenía mi máscara en su mano así que había funcionado. 
Un taxi venía hacía acá y llamé su atención para que se detuviera. Una vez se paró frente a nosotras nos subimos de prisa.
—¡Allá van!
Escuché gritar a uno pero ya estaba sobre el auto en movimiento. Por el vidrio de atrás vi cómo nos veían irritados.
Me quité la estúpida máscara y suspiré. Charlotte no entendía nada pero para ser sincera ni yo lo hacía. Sin duda esto es nuevo terreno para mí.  Volví a mirar atrás por si las dudas y vi que una camioneta negra nos seguía. Pude haber entrado en pánico pero sé que eso solo lo empeorará. 
—Tienes que perderlos—le ordené al conductor. 
—Sí, necesitamos buena música para esto—encendió la radio y comenzó una canción a todo volumen—¡Me vas a tener que pagar extra, Blake! 
Cuando dijo mi nombre me quedé confundida y cuando vi en el espejo retrovisor el reflejo de la persona casi me caigo al suelo del alivio. 
—¿George? ¿Desde cuándo eres taxista? 
Se encogió de hombros mientras movía el volante y aceleraba un poco. 
—Desde que mi padre me quitó la herencia de la empresa por irme a vivir con Megan—diría que lo siento pero sé que eso en realidad no le importa. 
—Mierda... 
—Sí, mierda—asintió con la cabeza—Pero eso no es nada comparado al lío que están metidas. 
—Un pequeño accidente—sonreí nerviosa. 
Volví a mirar atrás y la camioneta estaba detrás de dos autos por lo que teníamos una ligera ventaja. George se dio cuenta y se perdió en el tráfico. Pero no se dieron por vencidos los idiotas, tuvieron que pitar a lo loco para avanzar y alcanzarnos de nuevo. 
Ya no sé si lo que acaba de pasar fue la cereza del pastel o el karma por haber sentido algo en ese estúpido baile. Lo que sea, es un poco exagerado. 
Un tipo se asomó y apuntó un arma a nosotros. Abrí los ojos como platos y reaccioné en cuanto lo vi. 
—¡Cúbranse! 
Charlotte y yo nos agachamos en el sofá trasero mientras George se encogió en su lugar. 
—¡Blake! ¿Qué carajos hiciste? —me gritó mientras intentaba esquivar las balas. 
Continuaron disparando, tal vez solo querían asustarnos y llamar la atención pero no estaba funcionando. No me voy a bajar asustada y pedir perdón, no soy estúpida y mucho menos cobarde. 
Balas y más balas. George esquivaba algunos autos que estaban aquí, ya no estábamos dentro del tráfico y los pocos que había se orillaban para darnos espacio. 
Nos alcanzaron y se situaron a nuestro lado, el hombre apuntó el arma a nosotros, creí que ya era mi fin. 
Sin embargo George sacó sus tácticas del GTA y chocó el auto al de ellos, después los adelantó dejándolos de nuevo atrás. 
—¡Necesito saber por qué es que voy a morir! 
—¡No hay tiempo para charlar! ¡Conduce! 
—¡Es lo que hago! 
—¡Pues continúa! 
—¡No me voy a aventar por la ventana, Blake! 
—¡Pues ya sé! 
—¡Cállense! 
Nos callamos como niños regañados y me crucé de brazos. Genial, ahora sacamos de sus casillas a Charlotte. 
George hizo un giro y las llantas rechinaron contra el asfalto, me tomé con fuerza de la puerta y abroché mi cinturón como si mi vida dependiera de ello. 
Básicamente si depende de ello. 
Al momento en el que hizo el giro, la camioneta nos pasó por un lado y a pesar de que hizo un ademán de girarse también, la velocidad con la que venían no les hizo nada a su favor. 
Al intentar dar la vuelta la camioneta se derrapó y rodó hacia un lado quedando de cabeza. George aceleró y nos alejamos de la escena del crimen. 
Hubo un gran silencio hasta que nos detuvimos en una gasolinera, mi cabello estaba hecho un desastre y mi cara sin duda se veía del asco. 
Eso era lo de menos ahora, en este momento debo pensar bien lo siguiente. 
—¿Puedes explicarnos ya qué carajos hiciste? —irritado me preguntó. 
Les conté absolutamente todo lo que pasó y lo que no debí haber escuchado. Ahora me siento terriblemente culpable por haberme dejado atontar por una diabólica caricia. 
Se quedaron en silencio, procesando todo lo que acababa de contarles. George parecía que estaba a punto de entrar en corto circuito. 
De repente soltó una carcajada que nos dejó perplejas. Fueron casi cinco minutos de puras carcajadas pero yo no encontraba lo gracioso en esto. 
—¿De qué rayos te ríes? —le dije totalmente confundida. 
—Es que...esto está totalmente jodido y todo eso pero...—se detuvo en otra carcajada y recuperó el aire—Jamás me imaginé en una persecución con Taylor Swift de fondo. 
Reaccioné, la canción acababa de terminar y es que en verdad quedaba tan bien en el momento. Aunque tal vez me hubiese gustado que fuera la de getaway car pero esa funcionó perfecta. 
Me empecé a reír, recordé esa vez que estábamos en mi casa, cuando mis papás no estaban y nos pasamos de tragos. Comenzamos a decir nuestros sueños más estúpidos y George dijo que estaba escapando de un loco con cuchillos y empezaba a sonar Taylor Swift de la nada. 
Quién iba a decir que esa fantasía se volvería real. 
—Debemos dejar el taxi aquí... Si lo llevamos nos pueden buscar. 
Asintió y nos bajamos del auto. Charlotte parecía asustada y no me puedo perdonar haberla metido en esto. 
Llegamos a casa y le rogué a George que no le contara nada a Megan, sabía que vendría como loca a jalarme el cabello por estúpida. 
Me cambié y me tumbé en la cama intentando olvidar todo lo que pasó antes de lo que vi y enterrarlo en una cajita al final de mis pensamientos con candado y esconder la llave. 
Oh, Dios, en que me he metido... 



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En el texto hay: mafia, romance, acción

Editado: 01.03.2022

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