-¿ Eleena?- Sentí a Darcel llamándome pero yo seguía con la vista clavada en el mar.- ¿Estás bien? . Eleena, háblame por favor.- Su voz se escuchaba desesperada, como si estuviera preocupado, solo eso fue lo que me sacó de mi burbuja y me permitió mirarlo.
Estaba parado enfrente mío, la oscuridad de la noche no me permitía detallar su rostro, pero por la la forma frenética en que pasaba una de sus manos por su pelo, sabía que estaba preocupado.
-¿ Me llevas a otro lugar?- Mi voz salió muy bajita y ronca producto de haber estado llorando.
- Vamos- Me tendió su mano y me ayudó a levantarme.
No preguntó más nada, y realmente lo preferí así, no me creía capaz de estar hablando ahora. Solo necesitaba un poco de tranquilida. No era consciente de nada lo que pasaba a mi alrededor, ni de los pasos que daba, se habían vuelto una acción automática, solo me guiaba por la mano de Darcel que me sujetaba mientras caminábamos.
Darcel me guió hasta donde había dejado su moto. Me tendió un casco que me ayudó a ponerme y nos montamos en la moto, no tenía idea de adónde me llevaría.
De momento sentí que no me movía más y abrí mis ojos preocupada. Lo primero que vi fue una nuca, la nuca de Darcel para ser preciosos. Me costó unos segundos recordar porque estaba con Darcel en la moto tan tarde en la noche.
Cuando nos bajamos miré a mi alrededor tratando de reconocer el lugar, pero la oscuridad me lo dificulta.
-¿ Me puedes devolver el casco?- Darcel señala mi cabeza y yo la toco. Dios que vergüenza, se me había olvidado que llevaba el casco.
Llevo mis manos al cierre, pero como fui bendecida con la suerte el día de mi nacimiento, que se note el sarcasmo, este se bloquea y no logro abrirlo.
-¿Necesitas ayuda? .- Darcel se dio cuenta de mi problema y eso solo hace que todo sea más embarazoso.
- Lo tengo todo controlado.-Intentó con un poco más de fuerza, pero no lo logró.- Es solo un casco, ¿quién no podría abrirlo? .
Suelto una risa nerviosa cuando Darcel se acerca y aleja mis manos del cierre para él poder abrirlo, tengo que levantar la cabeza para que él pueda ver. Nunca me había fijado en nuestra diferencia de altura, pero la verdad es que Darcel es mucho más alto, cosa que es normal teniendo en cuenta mi metro con cincuenta y ocho centímetros.
-¿Cuándo mides? .-Me mira extrañado por mi pregunta salida de la nada.
- Uno ochenta y cinco.- Con razón parezco una hormiguita al lado de él.- ¿Por qué la pregunta? .
- Curiosidad- Respondo a la misma vez que me quita el casco y lo sostiene a un costado de su cuerpo, pero no se aleja de mí, como pensé que haría.
- ¿Curiosidad? . ¿ No será que necesitas mi altura exacta para algún truco de brujería para enamorarme? .- Su voz se escuchaba con esa seguridad que siempre lo caracteriza, será creído.
- Solo curiosidad.- No iba a decir más nada, pero su prepotencia me dieron unas inmensas ganas de dejarlo sin palabras, aunque sea por esta vez.- Además eres demasiado alto para mi gusto, en fin no eres mi tipo.
Una risa salió de sus labios, pero no dijo más nada. Celebré mi pequeña victoria mientras lo seguía.
Nos tuvimos que alumbrar para ver por donde caminábamos. Puse toda mi atención en donde pisaba, lo menos que necesitaba era torcerme el tobillo o caerme.
Cuando vi que Darcel se detuvo alcé la vista y me encontré con la inmensa cascada a la que ya habíamos ido una vez.
La oscuridad no me dejaba ver todo a la perfección como el primer día, aunque sí logré ver las miles de flores.
-No sabía a donde traerte, si quieres te llevo a tu casa.- Giré para ver a Darcel que estaba a mi lado, esperando una respuesta.
- Este lugar es perfecto.- Dibujé una sonrisa en mis labios en un intento de tranquilizarlo.
- Ven- Me tomó de la mano y nos guió hacia la orilla del agua.-¿Quieres hablar de lo que pasó? .- Su voz salió en un susurro, como si no quisiera presionarme a hablar, yo sabía que era así.
- No sé por dónde comenzar.- Fijé mis ojos en los suyos, tratando que me dieran la fuerza que necesitaba para rememorar todo lo que pasó.
- Por el inició sería mejor, pero si quieres empezar por el final no me quejaría tampoco.- Soltó una sonrisa y por un momento yo también sonreí.
Sin darse cuenta Darcel me había dado lo que necesitaba.
Me senté en la hierba y esperé a que el me imitara para clavar mi mirada en la cascada y empezar a hablar.
-Diego me confesó que llevaba años enamorado de mí. Vino a Aura con la esperanza de que me diera cuenta de que yo le correspondía y regresaremos juntos a la Universidad. Pero en el momento que llegó se dio cuenta de que yo estoy…- Me detuve cuando me di cuenta de lo que estuve a punto de decir.- de que tú… en fin, piensa que yo te gusto, lo sé, es una locura.- Solté una risa nerviosa y lo miré por el rabillo del ojo. Cuando vi que permanecía callado, esperando a que terminara con toda la historia tomé aire y mis ojos se aguaron.- Él… me dijo que no podemos ser más amigos, que le duele mucho estar a mi lado de esta forma.- Mi voz era apenas un susurro.
Giré para poder verlo y me concentré en esos ojos dorados como si ellos tuvieran la solución a el dolor que estaba sintiendo.
-Yo… no quiero perderlo.- Las palabras salieron con sonidos desgarradores de mi garganta. No pude aguantar más las lágrimas y estás corrieron por mi rostro.
No sé en que momento fue, pero de un minuto a otro tenía la cabeza recostada en el pecho de Darcel mientras él acariciaba mi cabello y mis lágrima seguían corriendo.
Él era diferente, y en ese momento me lo demostró. No iba a decirme las frases que todos suelen usar cuando no saben como hacer sentir mejor a alguien. Los "estarás bien", sobraban porque yo solo necesitaba que alguien me sostuviera mientras lloraba, sentir que no estaba sola.
Esa noche me di cuenta de algo que no había querido ver, pero estaba ahí y no podía seguir haciendo como que no lo sabía.