Darksouth: Detrás de la verdad

Capitulo 22

Desperte al querer darme la vuelta y algo duro choco con mi mano. Abri los ojos y me sente de golpe, pues me dolia  todo. El fuego estaba prendido y afuera ya había salido el sol. Estaba sola, no había señal de Edward. Me quede sentada llevando conmigo la frazada de piel que me cubria. Me hice hacia delante en busca de mi celular para ver la hora, y daban las ocho de la mañana, era temprano. Pase mis manos por mi rostro para despabilar un poco, cuando a mi vienen todas las imágenes de la noche anterior. ¿Cómo miraría a Edward a la cara? Moria de vergüenza.  Mire por debajo de las sabanas para verificar que estaba desnuda. Me sonroje solo con imaginarlo y me puse de pie llevando conmigo la frasada para taparme, y fue justo en ese momento que la puerta se abre y del susto ésta misma cae al piso. Pegué un grito agudo que obligo a Edward a mirar de inmedito.

—¡NO MIRES!—grite en cuanto sus ojos chocaron con los mios. Me agache rápido a recoger la frasada y me envolví  como pude bajo la mirada de Edward que no me había hecho ni un maldito caso al momento que le dije que no mirara.

—No hay nada ahí abajo que no haya visto—hablo mientras llevaba una rebanada de pan a la boca y dejaba unas bolsas de compra encima de la mesa. Lo vi aparecer nuevamente, tenia su cabello húmedo y se acerco con una media sonrisa. Con esa sonrisa que hizo temblar mis piernas.

—Eres un idiota—dije. Trate de arreglar mi cabello enmarañado que estaba mas ondeado de lo normal debido al chapuzon de anoche, sin mencionar el sabor salado de mi pelo.

—Te ves sexy—dijo y me rodeo la cintura con sus brazos pegándome a su cuerpo. Mi respiración quedo atascada y Edward aprovecho para atrapar mis besos en un beso fuerte. Rodee su nuca con mis brazos, y algo dentro mio se revolvió con electricidad, quería mas de el—Vamos princesa—dijo tomandome en brazos para subir las escaleras.

El segundo piso contaba con tres puertas que supuse que dos eran las habitación y una tercera para el baño. Edward entro en una de las dos piezas, a mi parecer era la mas grande por la cama matrimonial. Me recostó en esta, y se posiciono encima mio, sin embargo, y pese a que quería esto tanto como el, me sentía sucia.

—Edward..—musite tratando de deshacer el beso, pero era casi imposible.

—Mhh…—pregunto mientras sus labios besaban mi mandibula hasta acabar en mi cuello. Mis manos se dirigieron a su cabello humedo y sedoso. 

—Prefiero darme una ducha—dije armandome de valor en contra de mi voluntad. Cerre con fuerzas mis ojos para no ver su cara y el solo oir su risa me dio el valor de abrirlos.

—Esta bien—dijo resignado, y se puso de pie dejándome acostada en la cama aun cubierta con la frasada—La tercera puerta es el baño—dijo. Se acerco apoyando su manos a cada lado de mi rostro y me dio un beso en la frente—Ire a preparar el desayuno.

Una vez sola, me anime a ponerme de pie y caminar al baño. ¡Que vuerguenza! No me sentia bien con saber que lo había dejado con las ganas, después de todo supongo que se merece que le de algo. El baño era pequeño pero no dejaba de ser bonito, una gran espejo con un marco de piedras marinas adornaba la pared encima del lavavo. Mire mi reflejo  y pese  a todo lo sucedido, me gustaba lo que veía. Mis ojos brillaban mas que nunca e incluso me pareció verlos de un celeste mas claro que de costumbre, mis mejillas estaban sonrojadas y mis labios húmedos y rosados. Sonreí a mi reflejo y deje caer la frasada para poder ver mi cuerpo, ¿Es normal sentir mi cuerpo diferente? Había oído que a las mujeres luego de perder la virginidad su cuerpo cambiaba, pero ¿Tan pronto? ¿O solo soy yo la que se lo imagina?

Pase mis manos por mi cuello donde aun sentia tibia mi piel, debido a los besos de Edward. Con la yema de mis dedos acaricie el marco de mis senos, y cerre los ojos al recordar los dedos asperos de Edward hacer lo mismo la noche anterior. Me encogi de hombros al sentir esa electricidad palpable en mi zona mas intima y abri los ojos para ver mi reflejo nuevamente. Mis mejillas rosadas, mis labios rojos y mi piel palida impregnada en un exquisito aroma, que denomino como Hoyuelos. Me sonrei a mi misma algo timida, y negue con solo verme. Me sentia linda y sensual, por primera vez en mi vida.

El agua caliente me provoco la piel de gallina que me resulto placentero. Me duche con una sonrisa en mi rostro reviviendo una y otra vez la mejor noche que pude haber tenido. Cerraba los ojos mientras la espuma del shampoo se deslizaba por mi rostro, y me imagina a Edward, sus ojos llenos de deseos mirándome la noche anterior, su voz aterciopelada susurrándome lo hermosa que me veía, sus caricias marcando mi cuerpo por completo, el contraste de su piel tatuada con la mia palida y sin ningún gramo de tinta, era la combinación mas perfecta que podría imaginar en mi cabeza. Solo con pensarlo, mi corazón daba un salto y comenzaba aumentar su ritmo cardiaco, sentía ese no se qué en mi estomago, sentía mis piernas debilitarse y mis manos comenzaban a picar y a sudar, estaba segura de mis sentimientos hacia el, ahora mas que nunca.

Cerre la ducha y me envolví en una toalla blanca que estaba en una estanderia bien doblada. Agarre una mas pequeña para mi pelo y sali del baño con una sornisa tonta dibujada en mi rostro. Al entrar a la habitación Edward estaba dejando algo encima de la cama, me quite la toalla del pelo para secar mis puntas y me quede en la puerta observándolo, estaba dejando mi ropa limpia y seca. Al volverse se quedo en su lugar algo sorprendido y luego sonrio como si se hubiera avergonzado.



#45531 en Novela romántica

En el texto hay: amor, mentiras e intriga, pandillas

Editado: 25.05.2019

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