Darksouth: Detrás de la verdad

Capitulo 29

Edward

Ella entra dejándome hecho mierda en la entrada de la casa bajo la miradas de los vecinos entrometidos. Me quedo un momento mas ahí procesadno todo, quizás una parte de mi rogando que ella diera la vuelta o aunque sea se asomara por la ventana, pero nada de eso sucede. Sorbo mi nariz y seco las lagrimas de mi rostro con mi brazos antes de echarme a correr y entrar a mi auto. Una vez dentro dejo caer la cabeza en el volante y me permito descargarme. Un terrible dolor se desprende en mi pecho llegandome a doler hasta el alma. Pude ver en esos ojos color cielo el dolor, la tristeza que cargaban. No estaban brillosos como siempre, estaban apagados, cansados de tanto llorar. Esa no era la chica de la que me enamoré, es lo que creé, es lo que armé con mis mentiras y mis malas desiciones. Es el resultado de mis cagadas y es justo lo que quise impedir desde que esa rubia entrometida, me sacó la primera sonrisa sincera. Ojalá que el tiempo me de la posibilidad de arreglarla, porque de lo contrrario no podre vivir en paz, no, sabiendo que le cagué la vida a alguien mas.

No se cuanto tiempo pasa, pero no puedo dejar de mirar la camioneta oxidada de Miller y saber que él esta conteniéndola cuando debería ser yo. Que él esta con ella cuando yo debería estar ahí, que ella se recueste en su pecho cuando debería hacerlo en el mio. Cuando veo que el cielo se ha puesto totalmente oscuro, cubierto por unas horriendas nubes y nadie mas ha salido ni entrado de esa casa, decido que ya es hora de irme. 

 Pesadas y enormes gotas de lluvia caen justo cuando aparco en mi pension. Se larga a llover torrencialmente mucho antes de que me anime a bajarme. Maldigo en voz baja antes de apagar el motor, bajarme, sin embargo, me quedo mirando la motocicleta que se me hace muy familiar. Mierda. Me debato internamente si debería bajarme o seguir y perderme en algun ligar, pero decido bajarme y enfrentar lo que sea que me espera arriba, además de querer quitarme esta maldita venda de mi mano. Pongo la alarma al auto y me bajo. Camino bajo la lluvia que no tarda en empaparme por completo los poco metros que me quedan para entrar. Subo las escaleras con paso lento y una vez frente a mi habitación suspiro antes de entrar.

Mi padre esta sentado en la cama mientras revisa mis cajones sin incomodarle ni un poco que lo este mirando. Observa algo dentro, lo toma, lo revisa y luego lo deja caer cerrando el cajón nuevamente. Chasquee la lengua y sus ojos azules se enfocan en mi. Está cabreado, pero noto que disminuye un poco cuando sus ojos se fijan en mis manos. Tiro mi cabello mojado hacia atrás con mi mano que no esta tan hecha mierda y camino para sentarme a su lado bajo su mirada penetrante. Si tan solo supiera que eso ya no me afecta en lo mas minimo.

—¿Que demonios le paso a tus manos?—pregunta con algo de interés. Niego mientras me veo las palmas de las manos completamente dañadas—¿Con quien te peleaste?—pregunta con un tono hostil, sin un gramo de preocupación ni nada por el estilo.

—Con nadie. ¿Qué haces aca Scott?—hace varios años que deje de decirle papa, y a el no parece molestarle en los mas minimo. El suspira y se pone de pie mientras recorre la habitación. Ahora que estoy mas tranquilo, siento el ardor y dolor en mis manos.

—Mejor ve a lavarte eso—dice prestando su atención en mis manos nuevamente—...y ahí hablamos.—dice con ese tono severo sin emocion alguna. 

Asiento estando de acuerdo y salgo de la habitación yendo al baño. Una vez que me veo frente al gran espejo apoyo mis manso en el lavado de mármol y dejo caer la cabeza hacia delante. Nunca crei verme tan…deprimente. Luzco abatido y destruido. Supongo, que es lo minimo que puede pasar. Por ultimo, decido enfocarme en mis nudillos. Quito la venda roja debido a la sangre y la tiro en el cesto de la basura. Abro el grifo y dejo la mano ahí mientras veo como el color rojo se pierde entre el agua limpia y deja mis heridad mas a la vista. Noto un pequeño cristal incrustado en mis nudillos y maldigo antes de prepararme para quitarlos. Ahoga un grito en mi antebrazo cuando el escozor y el dolor se extiende cuando trato de sacar los pequeños cristales. Finalmente cuando veo que no hay mas rastro de vidrio, decido enjuagar nuevamente. Un tajo sobre el dorso de mi mano es lo que mas sangra y estoy seguro que necesitare algunos puntos, pero ahora es lo de menos. Tomo el rollo de pepel higiendonico y practicamente me lo pongo todo en la mano antes de volver a mi habitación.

Mi padre sigue de pie y observa cada uno de mis movimientos. Saco un poco de gasa de uno de los cajones y me envuelvo la mano. Una vez que vende todo y apreté bien para que la sangre no siga saliendo, decido quitarme la ropa para ponerme algo mas seco. Una vez mas, el solo se limita a observar. Me siento en la cama cuando acabo de ponerme una sudadera y un pantalón deportivo. Y lo  miro.

—¿De que quieres hablar?—le espeto y él sonreí sin gracia.

—¿Que le hiciste?—pregunta. Pero mas que pregunta fue como si diera por hecho que hice algo mal. Aun asi, finjo no saber de que esta hablando.

—¿A que te refieres?—el rie nervioso y pasa con pesadez una mano por su rostro. Cuando vuelve a mirarme lo veo agobiado. Y la cicatriz en su rostro que se vea aun mas escalofriante que de costumbre.

—A Linda—y ahí caigo en la cuenta de que Alice, le fue con el cuento. Suspiro con pesadez y me dedico a mirar el piso—¿Qué demonios le hiciste?—habla ahora con su voz autoritaria.



#45553 en Novela romántica

En el texto hay: amor, mentiras e intriga, pandillas

Editado: 25.05.2019

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