Linda
De un empujon sentí como me habían bajado de la camioneta. Solo unos segundos antes de bajarme me quitaron la bolsa de genero de la cabeza, por lo que cuando mis manos aterrizaron en el suelo pude alzar la vista y verificar que me habían dejado en el mismo lugar en que me habían raptado. Lo único que pude ver fue una camioneta negra alejándose a toda velocidad. Me quede tirada en medio de la vereda y deje caer mi peso en el suelo solo para respirar con alivio. Al cabo de unos minutos me incorpore recordando que debía irme. El cielo se estaba poniendo oscuro y de seguro mi madre debe estar como loca. Con mis ojos reocorri mi perímetro en busca de mi celular, pero claramente ya no estaba tirado donde recuerdo haberlo visto la ultima vez, seguro alguien se lo llevo. Me puse de pie sintiendo como el estrés acumulado por haber estado no se cuantas horas encerrada, empezaba hacer efecto en mi cuerpo. Estaba temblando, sudando y mi cabeza me estaba matanado. Sentía mi rostro tieso por la cantidad de lagrimas que había derramdo sin darme cuenta. Mi corazón latia con tanta fuerza que llegaba a dolerme la caja toracica por ello. ¿En que me había metido? Comencé a caminar sin rumbo, ni siquiera sabia donde iba. Ahora que lo pensaba, el miedo y preocupación invadió mi sistema. Me sentía terrible, solo con pensar en como estreche la mano de ese sujeto y los ojos de Henry indicándome que había cometido un error era suficiente para estar paranoica. Siento como si hubiera cometido un delito de lo mas peor.
¿Cómo saldré de esto? los ojos de Pinzas brilllaron con maldad en cuanto acepte ser su aliada, y se que nada bueno saldrá de esto. ¿Enserio voy a estar del lado de un tipo como el? Y ¿Para que? ¿Qué quiere? ¿Qué espera que haga? Solo con pensar en su retorcida mente y su sed de venganza comienza a darme nauseas. Yo no quiero particpar en eso, no porque me hayan mentido significa que quiero hacerle algun daño a mi madre o al padre de Edward. El no tiene nada que ver con mi vida. ¡MALDITA SEA! ¿Qué he hecho? Me siento desesperada.
—¿Estas bien niña?—la voz de una señora de edad hace que me estremezca y me sobresalte. Me aleje unos cuantos pasos suyos en cuanto vi sus ojos de curiosidad y preocupación a la vez—¿Necesitas que llame a alguien cielo?—pregunta con dulzura. Solo soy capaz de negar y salir corriendo de ahí.
Corro todo lo que mis pies me permiten. Corro solo para no pensar en el escozor que se desprendre de mi pecho ni en como mi cuerpo tiembla. Corro porque el dolor que crece en mis costillas me ayuda a aliviar mis pensamientos. Las lagrimas nublan mi vista y me obligan a frenar mi huida solo para enjugar mis ojos y continuar, aunque esta vez apenas logro avanzar dos cuadras. Miro a mi alrededor y no reconozco donde estoy. Llevo mis manos a mi rostro y comienzo a correr nuevamente cuando una camioneta negra pasa por mi lado, pero me tranquilizo un poco cuando veo como sigue de largo y solo una mujer iba al volante. Miro a todas partes por miedo a que alguien este siguiéndome, esto me volverá loca. Lo se.
Continuo caminando y corriendo de vez en cuando. Solo sigo recto. Algun lado llegare, eso espero. Pero en cuanto reconozco el camino que una vez use como atajo para ir al instituto comienzo a relajarme, e incluso logro sonreir un poco. Por aquí es donde me encontré a Sandy una vez. Sandy. Ella dijo que si necesitaba algo podia recurrir a ella. ¿Podre confiarle esto? lo cierto, es que estoy desesperada y necesito a alguien en este momento, y la única que sabe sobre ese anónimo es Sandy, por ello decido adentrarme en ese condominio de casas iguales y tratar de recordar en cual de todas esas casas la vi salir aquel dia. Sin embargo, después de debatirme internamente unos minutos decido tocar el timbre en una casa ubicada en una esquina. Estoy casi segura que la vi salir de ahí.
Una mujer con un vaso de vidrio en su mano derecha con un liquido marron y un cigarro en los dedos salió a recibirme. Su cabello era largo y listo, aunque estaba enmarañado y solo vestia jeans gastados y una sudadera con pintas blancas como si le hubieran salpicado cloro. Miro en otra dirección esperando haberme equivocado, sin embargo, siento que sus ojos me perforan.
—Tu—me acusa con su voz ronca y arrastrada—¿Qué haces aquí?—espeta con bursquedad mientras se lleva el cigarro a los ojos labios. Es una mujer linda, pero es muy notorio que los años no le han fovorecido y me atrevo a echarle la culpa al trago y a los cigarros.
—Yo..busco a Sandy Mack…¿Puede decirme si vive aquí o..por aca cerca?—digo con mis palabras atravesadas y rogando que me responda luego. Por alguna razón siento que ella me conoce y que no le agrado ni un poco, tal y como Sandy.
—¿Para que buscas a mi hija? ¿Quieres restregarle en la cara toda la mierda que tu y tu madre..—no logra acabar porque Sandy aparece de inmediato fulminandola con la mirada. Jamás crei sentir tanto alivio al verla. ¿Qué le pasa a su madre conmigo?
—Mama, vete—dice Sandy con los dientes apretados mientras con una mano rodea su brazo y la saca de la puerta. La mujer me da una ultima mirada y se marcha empujando a su hija en el camino. Sandy sale y cierra la puerta detrás suyo.
Me remuevo incomoda. ¿Por qué vine aquí? Quiero irme. Bajo el par de escalones que me llevaban a la puerta y Sandy me sigue. Me mira algo avergonzada y trato de sonreir, pero fallo. Ella frunce el ceño.